JungKook.
–¡JungKook! –me llamó una voz que sabía reconocer, era Hoseok. Lo escuché de manera lejana, pero decidí ignorarlo por completo, sólo quería descansar, sobre todo porque anoche no pude dormir bien –. Maldita sea JungKook, levántate ya –me volvió a decir, al mismo tiempo que me empujaba, gruñéndole un poco.
–¿Qué quieres y por qué estas molestándome, Hoseok? –murmuré, abriendo un poco los ojos.
–Ni siquiera se te ocurra hacerte el digno ahora, no estoy de humor para eso.
–El único con mal humor aquí soy yo, así que déjame en paz y vete –siseé, dándome la vuelta y volviéndome a acostar.
Pocas son las veces en que en serio me he enojado con Hoseok. Hoy fue una de ellas, luego de que me echará un vaso de agua fría en la cara, empapando mi rostro y cama al instante, saltando asustado fuera de esta, para observarlo con furia.
»¿Cuál es tu maldito problema? ¿Qué no puedo tener privacidad? –pregunté molesto.
–Me vale una mierda tu enojo ahora, lo que quiero es que te vistas rápido y vengas conmigo.
–¿Por qué? Que yo sepa no tenemos nada que hacer –suspiré, intentando volver a mi cama.
–Anya está en el hospital –lo escuchó decir. Cinco palabras que me hicieron quedar estático, sintiendo un escalofrío en mi espalda.
–¿Qué fue lo que dijiste?
–Tú me escuchaste bien –confirmó, cruzándose de brazos.
–¿Por qué esta ahí?
–Tuvo un encuentro con su padre, él no fue muy amable y la lastimó. Jon la estaba cuidando cuando se desmayó frente a él. Por lo que nos comentó, su herida se abrió a causa del golpe que le dio, haciendo que se desangrará. Nos llamó hace tres minutos para contarnos todo, los demás ya salieron para allá.
–¿Y por qué no me dijiste eso desde el principio? –pregunté histérico, tomando unos pantalones que tenía cerca y vistiéndome con rapidez.
–¿En serio vamos a discutir por esto? Mejor apresúrate y mueve el trasero para irnos –me apresuró. Ya no le respondí luego de eso, sólo tomé lo primero que vi y fui rápidamente hacia el auto.
¿Por qué no estuve con ella? ¿Por qué le paso esto? Maldición, quiero llorar de la angustia, porque sé la respuesta a esas preguntas: Yo la alejé. La alejé de mí y mi protección, la alejé porque creí que estaba haciendo un mal trabajo cuidándola, y ahora, vengo y me enteró que de igual modo está siendo lastimada. Resultó peor de lo que esperaba.
Estrujó con nerviosismo mis dedos durante el camino. Cuando apenas se están estacionando, salí corriendo hacia allá, para llegar a la recepción y preguntar dónde estaba Anya.
–¿Dónde está Anya Marquez? –pregunté en español.
–Al final del corredor, cuarta puerta a la derecha –me respondió la mujer, volviendo a correr luego de murmurar gracias.
Ignoré los gritos de Hoseok llamándome, me enfoqué en encontrar a mi chica. Cuando giré en el pasillo, vi a los demás junto a Jon y la señora Lidia, por lo que no dude en acercarme a ellos.
–¿Cómo esta Anya? –pregunté jadeante.
–Tranquilo JungKook, ya pasó el peligro –me dijo Jimin, tratando de calmarme.
–¿Qué fue lo que pasó? –pregunté.
–Luis la interceptó en la Universidad. Cuando llegué con ella, vi que la había empujado hacia una banca, cayendo cerca de una esquina. Intento inmovilizarla, pero ella actuó antes de que logrará hacer otra cosa. Rápidamente fui hacia ellos y la aparté, la llevé hasta su salón y me quedé fuera, pero ella salió al poco rato.
»Noté que estaba algo pálida, así que comencé a preocuparme, ella se mareó un poco y se sostuvo de la pared, tocando su vientre y llenándose la mano de sangre. Llamé de inmediato a una ambulancia cuando se desmayó, mientras trataba de hacer que reaccionará –fue la explicación de Jon.
–¡Maldita sea! –exclamé furioso, pateando una silla cercana – Juro que voy a matarlo cuando lo vea –siseé.
–Cálmate, si sigues así sólo harás que te saquen del hospital –intentó tranquilizarme Taehyung.
Aun en contra de mi voluntad, le hice caso. No quería estar lejos de Anya ahora, necesitaba saber que estaba bien, así que debo aguantarme mi rabia, al menos hasta asegurarme de su bienestar.
–El doctor dice que su herida se abrió ante el impacto y que se desangró sin darse cuenta. Al tener la presión muy baja se desmayó, pero ya le están dando transfusiones de sangre para que se recupere –mencionó la señora Lidia.
–¿Cuándo le darán el alta? –pregunté interesado.
–Apenas se recupere.
–Muy bien, esperaré entonces –sentencié, sentándome en una silla.
–Hace un momento despertó, ¿quieres entrar a verla? –me preguntó.
–Yo… no, ahora necesito calmarme un poco –ella asintió mientras se ponía de pie, palmeó mi hombro y entró a la habitación.
Saber que ella recuperó el conocimiento y que está en tratamiento me relaja un poco. Agradezco que Jon haya seguido mis instrucciones de cuidarla, aunque hubiera preferido estar yo a su lado, yo protegiéndola, pero creo que es una de las muchas promesas que no podré cumplir.