Letras a muertos.

Promesas y sonrisas deslumbrantes

25/09/15

Hora: 20:20

Cementerio.

Cameron, no sé si esto sea lo correcto. Tal vez una parte de ti, aunque sea la más mínima, no quiere que nos metamos en tu vida, pero debes saber que nos importas…

Debiste de tener tus razones, debiste estar pasando por un tormento del cual estabas completamente solo. Yo necesito saberlo.

Ojala hubiera podido estar allí para ti, ser de ayuda.

Lo sé, yo ni te conocí. Pero no creo que eso sea lo que admire de ti, admiro tu forma de pensar, la forma en la que todos dicen que eran, admiro todos los actos que hiciste para que todos piensen tan bien de ti, admiro hasta tus pecas.

Es tan complicado de explicar, como me has llegado a importar. ¿Por qué me interesas tanto?

He llegado a ser ajena con Nate, y ahora me siento cómoda hablando con él.

Es muy gracioso la diferencia de cómo eres antes y después que te vuelves cercano a alguien.

Jamás creería que la persona con la que más estoy es Nate, en las mañanas, tardes, y noches, e incluso yo le acompaño a ir de visita a tu casa. Todo esto lo hace por una promesa ¿Sabes? Me contó acerca de un día en el que Caro estaba hospitalizada, y tú estabas devastado, le hiciste saber lo importante que era para ti. Le hiciste prometer muchas cosas sobre ella, pero la más importante era que si algún día le llegabas a faltar, o a fallar, nunca permitiera que su deslumbrante sonrisa se opacara. Porque al fin y al cabo, Nate se había hecho parte de la familia.

La está cumpliendo a la perfección, nos divertimos con juegos de mesa, viendo sus caricaturas favoritas y en ciertos momentos le ayudamos a hacer su tarea- no creo que sea oportuno que alguien más se llegue a enterar de esos- Nos vamos cuando tus padres llegan, que es en la noche. No he podido evitar pensar lo sola que se sentiría si no estuviéramos con ella. Apuesto a que es por eso que tenían una relación muy buena.

Ya tengo una respuesta resuelta, hace unos cuantos días vino tu abuela, y aunque sé que al principio no le caí muy bien, cuando empecé a buscarle tema nos ofreció a mí y a Nate sus famosas galletas. Le ayudé a hacerlas mientras que Nate jugaba con Caroline a las muñecas, con su gran y perfecta familia.

Estaban realmente hambrientos, si las galletas no hubieran salido del horno, también apuesto a que nos hubieran comido a nosotras.

Y Dios, ¡Son deliciosas! Tu abuela me es muy familiar, creo que le agradamos. Hasta llegué a sentir una pizca de dolor por nunca haber conocido a mis abuelas.

Luego, cuando Caroline se quedó dormida, Nate y yo hicimos lo que hace tiempo teníamos planeado.

Yo, por mi parte le relaté que le escribía a su esposo, y los sucesos que habían pasado con el misterioso chico de la capucha. Y que ese chico eras tú, luego le conté sobre la carta que encontré y también la ausencia de las otras. Porque prometiste seguir escribiendo.

Le mostré la carta y en todo el tiempo ella no cambió su seria expresión. Nate al final le explicó nuestra teoría del suicidio y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Te juro que nunca pensé que le iba a hacer tanto daño, ella arrugó la carta y la mantuvo en su pecho, luego sus suaves sollozos pasaron a gritos, y nos pidió que nos fuéramos inmediatamente.

Caroline se despertó con sus gritos y bajó corriendo, ella por su parte seguía gritándonos que nos fuéramos y que eso no nos incumbía.

No sé qué esperaba con eso. Si a mí me dijeran  unos chicos que mi nieto se ha suicidado, tan sólo unos días de haberse muerto, incluso los saco a patadas.

Nos sentamos agotados por el percance en la acera al frente de tu casa y todo lo que pudimos hacer fue mirarnos.

No aguanté más y empecé a llorar, llorando por todo. Por ti, por ellos, por mí, llorando de vergüenza incluso. Nate me abrazó y sin pensarlo u planearlo me acurruqué en su pecho. Ahora entiendo por qué era tu mejor amigo, es bueno escuchando y ayudando.

-Ya es tarde, deberíamos irnos.- Nate se despidió confiado en que iría directo a mi casa, pero en realidad fui al cementerio.

Hacía un frío espantoso, y por la oscuridad tardé varios minutos en localizar la tumba de tu abuelo, pero cuando por fin llegué me senté a su lado.

Luego no sé qué me pasó, a decir verdad, no sabría describirlo. Fue como cuando las palabras y notas de una canción se van esfumando, se van silenciando lentamente. Todos tenemos esos momentos en que quedamos en un trance, porque estamos pensando, o simplemente mirando a un punto fijo.

Empecé a rascar la tierra, mientras pensaba en todo,  y al mismo tiempo que creaba frases de lo que podría ser una muy buena carta.

Y entonces, encontré algo Cameron…

Era un cofre, con decoraciones a sus lados, un tanto sucia y decolorada por el tiempo. Entonces recordé que yo tuve una igual cuando era pequeña, yo le llamaba caja de juguetes, y estaba justo ahí.

Por el frente tenía dos iniciales: C.B.

Unos espantosos escalofríos me invadieron todo el cuerpo, ni siquiera fui capaz de seguir respirando con normalidad.

Los dedos me temblaban, ni siquiera ahora sé cómo pude tenerlo junto a mí, y unos segundos más tarde llevarlo en mis brazos hasta llegar a casa.



#13970 en Thriller
#7894 en Misterio

En el texto hay: cartas, amor y sufrimiento

Editado: 01.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.