Nace el amor

En los tiempos cuando los gigantes, sirenas y demás seres considerados hoy mitológicos vagaban por la tierra, un hada, alta, delgada, con pelo rubio largo, y ojos verde claros, cuya única diferencia con los humanos eran sus alas, de colores tornasolados, de nombre Rosa, llevaba una vida tranquila. La mayoría de las razas vivían en paz con los demás, a excepción de los humanos y los ogros, éstos últimos gustaban de atrapar a otros para hacerlos sus esclavos.

Un anochecer, la joven, con algunos amigos estaban tranquilos en el bosque, hasta que un grupo de esos monstruosos seres los atacaron.

— Suéltame — gritó aterrada Rosa, pero no podría moverse entre los brazos del Jefe de los ogros.

— Ya eres mía jajajaja — rió maligno el ser.

Otras hadas, elfos, espíritus del agua y del bosque trataron de ayudarla, pero sus captores eran muy fuertes.

— Vamos — el jefe de los atacantes le amarró los brazos a la hada — ya tengo una nueva esclava, espero que esta vez me dure más que la última.

Cuando se iban a ir con su cautiva, apareció un lobo muy grande, fuerte, de pelaje oscuro, que atrapó el brazo del que llevaba a la joven, siguió tirándose a morderlo en varios lugares más, hasta que la soltó.

— No te metas, sino serás nuestro almuerzo — le gritó al ser un ogro.

— Son unos cobardes, enfréntenme — jadeó el cuadrúpedo por la lucha.

Con su ayuda los pobladores del bosque volvieron a la carga, hasta que los tres ogros decidieron huir, no sin amenazar con volver.

Ya tranquilos, el animal se convirtió en un hombre, alto, de ojos oscuros, pelo negro hasta los hombros, musculoso, solo vestía pantalones de piel, llevó a la doncella en brazos al bosque donde la liberó.

— Gracias — Rosa lo miraba con admiración — ¿Cómo te llamas desconocido?

— Soy Ujk.

— Muchas gracias por todo — bajó la vista, sonrojada, trató de ser discreta y no demostrar lo que estaba empezando a nacer en ella por su salvador.

— ¿De verdad estás bien? — embelesado se quedó un momento callado — ¿No éstas herida? — admiró la belleza de la hada, tenía una piel tan clara como nunca había visto en nadie, y esos bellos ojos lo cautivaron inmediatamente — si me dices que sí, juro por mi honor de hombre-lobo que los mataré a todos — le sonrió mostrando sus colmillos lobunos.

— De verdad estoy bien, no es necesario que te arriesgues más por mí — ninguno de los dos dijo nada más, solo se miraban.

El silencio entre ellos fue roto por un espíritu del agua, Ruby, amiga de la rubia, se veía joven, esbelta, ojos café y pelo castaño, sus alas se parecen a las de una mariposa.

— Que bueno que estás bien amiga — la abrazó, luego se dirigió hacia el hombre — gracias por ayudarnos, no he visto a tu gente por acá.

— Es que estoy en un viaje, debo encontrar un bosque, allí está mi futuro — miró a la mujer que acaba de rescatar fijamente — creo que ya lo encontré.

— Entonces quédate, te ayudaremos a instalarte ¿Verdad? — vio a su amiga, la espíritu no entendía porque estaba Rosa tan callada, hasta que se fijó en los ojos de la otra joven alada.

— Muchas gracias — Ujk estaba esperanzado que con el tiempo la hada fuera más que amiga para él.

— Soy Ruby, espíritu del Agua — sonrió discretamente, al ver la actitud de ambos.

El hombre lobo se instaló en una cueva cerca del bosque, todos los días se juntaba con los demás, pero sobre todo con la joven que rescató, para conversar.

— ¿Solo por ese sueño saliste en este peregrinaje?

— El hombre santo de nuestra tribu interpretó mi visión, dijo que mi destino no estaba en esa tierra, que debía buscar el lugar que vi. Y sé que lo encontré — está frase hizo sonrojar a la mujer rubia.

— Me alegro mucho que pienses así — bajó la vista, nerviosa.

Pasó el tiempo y cada día la pareja se volvía más unida. Seis meses después, estaban mirando el atardecer sentados en una colina.

— Quería decirte que... — el hombre lobo la tomó de los hombros y la besó, suavemente, solo rozando sus labios, al principio ella no reaccionó por la sorpresa, pero luego lo sujetó del cuello para que la caricia fuera más intensa — te amo — le susurró.

— También te amo.

Cuando le contaron a todos que se amaban y querían casarse, sus amigos empezaron a preparar lo necesario para la boda, todos estaban emocionados. El día del matrimonio todo el bosque estaba alhajado, con flores.

— Te ves radiante — le dijo ilusionada Ruby a Rosa.

— Lo estoy, nunca pensé ser tan feliz.

En un claro en el prado, estaba Ujk esperando a su novia, ella se veía preciosa, sus compañeras y amigas le hicieron un bello vestido de novia con flores, y una corona de cristales multicolores.

Para unirlos estaba Fer, el ser más sabio del lugar, en el lago, ya que era una sirena. Pero apenas los novios tomaron sus puestos, muchos ogros atacaron, a los habitantes del lugar los impulsó la rabia por todas las atrocidades que les habían hecho, lograron matar a algunos de los seres malignos, pero el jefe, al huir, le rozó el hombro al hombre-lobo con la espina de una planta.

— Si no quieres morir — gritó el ogro a la entrada de una cueva — los dos deberán venir a buscarme, te di del veneno de la flor Helm, es muy poderoso, solo yo tengo el antídoto — les mostró un envase verde, que se veía minúsculo en su mano — te matará lentamente, te queda una semana de vida jajajajaja — hacia la joven novia — si vienes a mí les daré la botella, si no quieres ser responsable de su muerte vendrás, cariño. TE ESTARÉ VIGILANDO.

En medio de los arreglos destrozados por la pelea, quedaron el hada, y el hombre-lobo, ambos sin saber qué hacer, se suponía que iba a ser un día inolvidable, y así fue, pero no por lo que ellos pensaban.

— ¿Puedes ayudarnos? — preguntó ansiosa Rosa a la sirena.

— Sé que veneno uso, pero no tengo antídoto, ni siquiera sabía que existía uno. No puedo ayudarte — Fer la miró con tristeza, sabía que una vez que la hada entrará al territorio de los ogros no la volverían a ver, y no confía que dejará salir con vida al hombre cuando le diera el antídoto, si es que el jefe ogro cumplía su palabra.