Leyendo crepúsculo

El prodigio

EL PRODIGIO.

Algo había cambiado cuando abrí los ojos por la mañana.
 

Era la luz, algo más clara aunque siguiera teniendo el matiz gris verdoso propio de un día nublado en el bosque. Comprendí que faltaba la niebla que solía envolver mi ventana.

Me levanté de la cama de un salto para mirar fuera

“Ella va a estar decepcionado de que no hay nieve", se rió Emmett.

y gemí de pavor.

Una fina capa de nieve cubría el césped y el techo de mi coche, y blanqueaba el camino, pero eso no era lo peor. Toda la lluvia del día anterior se había congelado, recubriendo las agujas de los pinos con diseños fantásticos y hermosísimos, pero convirtiendo la calzada en una superficie resbaladiza y mortífera. Ya me costaba mucho no caerme cuando el suelo estaba seco; tal vez fuera más seguro que volviera a la cama.

"Me pregunto cuántas veces se va a caer en este capítulo?" Emmett murmuró con la diversión

Charlie se había marchado al trabajo antes de que yo bajara las escaleras. En muchos sentidos, vivir con él era como tener mi propia casa y me encontraba disfrutando de la soledad en lugar de sentirme sola.

Engullí un cuenco de cereales y bebí un poco de zumo de naranja a morro. La perspectiva de ir al instituto me emocionaba, y me asustaba

Ese es un pensamiento aterrador," dijo Emmett.
"Sobre todo porque es probable que tenga algo que ver conmigo", frunció el ceño Edward

saber que la causa no era el estimulante entorno educativo que me aguardaba ni la perspectiva de ver a mis nuevos amigos. Si no quería engañarme, debía admitir que deseaba acudir al instituto para ver a Edward Cullen, lo cual era una soberana tontería.

Sí, lo es", suspiró Edward

Después de que el día anterior balbuceara como una idiota y me pusiera en ridículo, debería evitarlo a toda costa. Además, desconfiaba de él por haberme mentido sobre sus ojos. Aún me atemorizaba la hostilidad que emanaba de su persona, todavía se me trababa la lengua cada vez que imaginaba su rostro perfecto. Era plenamente consciente de que jugábamos en ligas diferentes, distantes.

"No creo que ella tenga razón sobre el eso", dijo Edward.
"Así que estás en su liga, eh Eddy?" Emmett movió las cejas.
"Casi, Sólo quería decir que ella, obviamente, piensa que yo soy mejor y de lo que hemos aprendido sin duda de que eso no es cierto", se encogió de Edward.
"Lo que quiere decir con eso, Edward es que eres una persona maravillosa", dijo Esme, pero Edward se encogió de hombros de nuevo.

Por todo eso, no debería estar tan ansiosa por verle.

Necesité de toda mi concentración para caminar sin matarme por la acera cubierta de hielo en dirección a la carretera; aun así, estuve a punto de perder el equilibro cuando al fin llegué al coche, pero conseguí agarrarme al espejo y me salvé. Estaba claro, el día iba a ser una pesadilla.
"Tal vez no debería ir a la escuela, cuando es así", dijo Edward, con cara de preocupación por  ella.
"Y estropear la diversión", se rió Emmett.
“Te refieres a tu diversión", dijo Alice.
Emmett no respondió, aunque su sonrisa sugirió que estaba de acuerdo con su declaración

Mientras conducía hacia la escuela, para distraerme de mi temor a sucumbir, a entregarme a especulaciones no deseadas sobre Edward Cullen, pensé en Mike y en Eric, y en la evidente diferencia entre cómo me trataban los adolescentes del pueblo y los de Phoenix. Tenía el mismo aspecto que en Phoenix, estaba segura. Tal vez sólo fuera que esos chicos me habían visto pasar lentamente por las etapas menos agraciadas de la adolescencia y aún pensaban en mí de esa forma. O tal vez se debía a que era nueva en un lugar donde escaseaban las novedades. Posiblemente, el hecho de que fuera terriblemente patosa aquí se consideraba como algo encantador en lugar de patético, y me encasillaban en el papel de damisela en apuros. Fuera cual fuera la razón, me desconcertaba que Mike se comportara como un perrito faldero y que Eric se hubiera convertido en su rival. Hubiera preferido pasar desapercibida.

Rosalie se burlaba de eso.
"Apuesto a que es cosa torpeza, a quien no le gusta una muchacha linda en peligro", se rió Emmett.
"Probablemente tiene algo que ver con lo novedoso", dijo Edward. "La mitad de los chicos aquí están ansiosamente esperando su llegada."
"No hay otra explicación necesaria, además de que sea por ella misma," Esme dijo, frunciendo el ceño a sus hijos. "Ella es una chica encantadora."

El monovolumen no parecía tener ningún problema en avanzar por la carretera cubierta de hielo ennegrecido, pero aun así conducía muy despacio para no causar una escena de caos en Main Street.

Cuando llegué al instituto y salí del coche, vi el motivo por el que no había tenido percances. Un objeto plateado me llamó la atención y me dirigí a la parte trasera del monovolumen, apoyándome en él todo el tiempo, para examinar las llantas, recubiertas por finas cadenas entrecruzadas.

"Charlie debe de haber puesto las cadenas en los neumáticos, eso habla bien de él", sonrió Esme.
Charlie había madrugado para poner cadenas a los neumáticos del coche. Se me hizo un nudo en la garganta, ya que no estaba acostumbrada a que alguien cuidara de mí, y la silenciosa preocupación de Charlie me pilló desprevenida.

Esme sonrió mas brillante ante eso

Estaba de pie junto a la parte trasera del vehículo, intentando controlar aquella repentina oleada de sentimientos que me embargó al ver las cadenas, cuando oí un sonido extraño.

Era un chirrido fuerte que se convertía rápidamente en un estruendo. Sobresaltada, alcé la vista.
"No me gusta ese sonido" murmuró Edward, de repente poniéndose tenso.
Vi varias cosas a la vez. Nada se movía a cámara lenta, como sucede en las películas, sino que el flujo de adrenalina hizo que mí mente obrara con mayor rapidez, y pudiera asimilar al mismo tiempo varias escenas con todo lujo de detalles.



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En el texto hay: amor, miserio

Editado: 28.08.2023

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