Leyendo crepúsculo

Juegos y malabares

JUEGOS Y MALABARES leyó Jasper

— ¡Billy! —le llamó Charlie tan pronto como se bajó del coche.

Me volví hacia la casa y, una vez me hube guarecido debajo del porche, hice señales a Jacob para que entrase. Oí a Charlie saludarlos efusivamente a mis espaldas.

—Jake, voy a hacer como que no te he visto al volante —dijo con desaprobación.

—En la reserva conseguimos muy pronto los permisos de conducir —replicó Jacob mientras yo abría la puerta y encendía la luz del porche.

—Seguro que sí —se rió Charlie.

—De alguna manera he de dar una vuelta.

A pesar de los años transcurridos, reconocí con facilidad la voz retumbante de Billy. Su sonido me hizo sentir repentinamente más joven, una niña.

"Porque ella lo recuerda como una niña", dijo Edward.
"O tal vez sólo tiene una voz que suena antigua... me refiero a una voz que muestra su herencia", reflexionó Carlisle.
 

Entré en la casa, dejando abierta la puerta detrás de mí, y fui encendiendo las luces antes de colgar mi cazadora. Luego, permanecí en la puerta, contemplando con ansiedad cómo Charlie y Jacob ayudaban a Billy a salir del coche y a sentarse en la silla de ruedas.

Me aparté del camino mientras entraban a toda prisa sacudiéndose la lluvia.

—Menuda sorpresa —estaba diciendo Charlie.

—Hace ya mucho tiempo que no nos vemos. Confío en que no sea un mal momento —respondió Billy, cuyos inescrutables ojos oscuros volvieron a fijarse en mí.

—No, es magnífico. Espero que os podáis quedar para el partido.

Jacob mostró una gran sonrisa.

—Creo que ése es el plan... Nuestra televisión se estropeó la semana pasada.

"Ah, la verdadera razón por la que están ahí", sonrió Emmett.
 

Billy le dirigió una mueca a su hijo y añadió:

—Y, por supuesto, Jacob deseaba volver a ver a Bella.

 

"Para él su hijo es demasiado honesto", se rió Alice todo el tiempo viendo crecer el ceño fruncido de Edward.

Jacob frunció el ceño y agachó la cabeza mientras yo reprimía una oleada de remordimiento. Tal vez había sido demasiado convincente en la playa.

"No, fue atrapado por su encanto antes de que ella 'coqueteara’ con él", dijo Alicepensativa, escondiendo su sonrisa.

— ¿Tenéis hambre? —pregunté mientras me dirigía hacia la cocina, deseosa de escaparme de la inquisitiva mirada de Billy.

—No, cenamos antes de venir —respondió Jacob.

— ¿Y tú, Charlie? —le pregunté de refilón al tiempo que doblaba la esquina a toda prisa para escabullirme.

—Claro —replicó. Su voz se desplazó hacia la habitación de en frente, hacia el televisor. Oí cómo le seguía la silla de Billy.

Los sandwiches de queso se estaban tostando en la sartén mientras cortaba en rodajas un tomate cuando sentí que había alguien a mis espaldas.

—Bueno, ¿cómo te va todo? —inquirió Jacob.

—Bastante bien —sonreí. Era difícil resistirse a su entusiasmo—.

Los ojos de Edward se entrecerraron mostrando su disgusto.

¿Y a ti? ¿Terminaste el coche?

—No —arrugó la frente—. Aún necesito piezas. Hemos pedido prestado ése —comentó mientras señalaba con el pulgar en dirección al patio delantero.

—Lo siento, pero no he visto ninguna pieza. ¿Qué es lo que estáis buscando?

—Un cilindro maestro —sonrió de oreja a oreja y de repente añadió—: ¿Hay algo que no funcione en el monovolumen?

—Ah. Me lo preguntaba al ver que no lo conducías.

"Lo que pasa es que fue secuestrada por un vampiro", se rió Emmett.
 

Mantuve la vista fija en la sartén mientras levantaba el extremo de un sándwich para comprobar la parte inferior.

—Di un paseo con un amigo.

—Un buen coche —comentó con admiración—, aunque no reconocí al conductor. Creía conocer a la mayoría de los chicos de por aquí.

Asentí sin comprometerme ni alzar los ojos mientras daba la vuelta a los sandwiches.

—Papá parecía conocerle de alguna parte.

—Jacob, ¿me puedes pasar algunos platos? Están en el armario de encima del fregadero.

"Trata de desviar el tema", se rió Edward. "Ella no debería molestarse, apuesto a que Billy le dirá algo cuando esten solos."

—Claro.

Tomó los platos en silencio. Esperaba que dejara el asunto.

— ¿Quién es? —preguntó mientras situaba dos platos sobre la encimera, cerca de mí. Suspiré derrotada.

—Edward Cullen.

Para mi sorpresa, rompió a reír. Alcé la vista hacia él, que parecía un poco avergonzado.

"Así que el cachorro realmente no sabe nada de nosotros", dijo Edward.
"Por supuesto que no, nunca le habría dicho la historia si él sabía que era verdad", dijo Carlisle. "Sólo los ancianos lo saben."
 

—Entonces, supongo que eso lo explica todo —comentó—. Me preguntaba por qué papá se comportaba de un modo tan extraño.

—Es cierto —simulé una expresión inocente—. No le gustan los Cullen.

—Viejo supersticioso —murmuró en un susurro.

—No crees que se lo vaya a decir a Charlie, ¿verdad? —no pude evitar el preguntárselo. Las palabras, pronunciadas en voz baja, salieron precipitadamente de mis labios.

"Eso lo hará sospechar", dijo Jasper. "Ella va a tener que aprender a mentir y actuar de manera encubierta."
 



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En el texto hay: amor, miserio

Editado: 28.08.2023

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