Pasaron una hermosa mañana, luego del desayuno Nahuel le mostró parte del castillo sabiendo que Boris estaría felíz por lo que estaba viendo.
Ésto se debe a que el castillo de Kursh tenía su atractivo y junto a Nahuel, el muchacho se sentía excelente. Había más cuartos temáticos y Boris en verdad disfrutó al entrar alli.
Llegada la hora del almuerzo y fueron a un inmenso comedor cuyos vitrales con la gama del naranja le daba un toque muy especial al lugar.
Ambos se sentaron mientras que Minos les servía.
-Él es Minos, mi padre - le dijo Nahuel
Boris vió cómo Minos lo miraba felíz como si lo hubiese esperado toda la vida. Cuando los dejó solos, él y Nahuel conversaron de todo un poco.
Boris le preguntó sobre su padre a lo que Nahuel le contó que habia decidido ir con él a donde sea que se dirija.
— Mi papá nunca me dejó, cuando me ví forzado a irme de la ciudad él vino conmigo. Nunca me dejó.
— Tuviste suerte con eso.
Al acabar el almuerzo Nahuel lo llevó al jardín donde le mostró las estravagancias que alli había. A ojos del rubio menor Nahuel se veía como un arcangel, alto,.poderoso, hermoso y muy deseable.
Era tan perfecto. Bajo la luz del dia Nahuel brillaba logrando quitarle el aliento. Dios ¿por qué era tan deseable? Quería devorarlo con sus besos y acariciarlo hasta perder el sentido del tacto.
Su mirada color del cielo lograba traspasarlo, mirarle el alma misma. No escuchaba nada de lo que le decia ya que tenia algo más interesante que ver y a qué dedicarse.
— No me estás escuchando ¿cierto Boris?
— Disculpa pero....estoy ocupado con algo más encantador....
Nahuel enrojeció, ese chico lograba ponerlo nervioso pero a su vez le fascinaba tenerlo a su lado. Se sentía relajado.
Boris lo abrazó tiernamente mientras sentía el viento calido envolverlos. Nahuel le devolvió ese abrazo con otro más cálido.
"¿Qué pasa mocoso? ¿Estás enamorado? Eso si que sería único"
Kursh empezaba a hablarle, luego de mucho tiempo de permanecer en silencio. El monstruo reía burlistamente ya que le recordaba que él no era del todo libre.
"Puede ser que al fin seas libre mocoso pero tendrás que dejarlo entrar a tu vida"
Nahuel lo sabía y era lo que intentaba hacer pero le costaba bastante. Además este muchacho tenía el alma rota como él. No quería aprovecharse así.
No obstante era un ángel que despertaba en su persona un intenso deseo. ¿Cómo podrían lastimar a alguien tan hermoso y gentil como él?
Boris lo besó mientras acariciaba sus mejillas, el rubio mayor lo envolvió con sus brazos presionandolo contra su cuerpo.
Al separarse para respirar el rubio menor lo rodeó con sus brazos apoyando parte de su rostro en el hombro de Nahuel.
— Te amo Nahuel
— Tambien te amo muchacho — lo sujetó de la mano — Ven conmigo te seguiré mostrando el castillo.
Lo llevó dentro mientras fuera empezaba a llover. Por supuesto que el castillo era muy grande para verlo en un solo día, sin embargo habian empezado. Lo llevó a la seccion oeste, sitio donde hasta el momento no habia ido.
Allí todo era mas lúgubre y sombrio. A Boris no le causó ninguna gracia ese lugar y no pudo evitar pegarse a Nahuel y temblar ya que le recordaba su estadia en las salas de castigo de la escuela.
— Tranquilo Boris, nadie te hará daño aquí. Estás conmigo.
—¿D-Dónde....me llevas?
—Quiero mostrarte algo
— N-No...no.... — Boris se detuvo empezando a llorar.
Tenía miedo ya que las veces en su pasado que confió en alguien y lo llevó a lugares lúgubres así, no la pasaba nada bien.
Nahuel se detuvo y lo miró sorprendido, al ver el estado en que se encontraba su ángel lo abrazó con ternura.
¿Qué le habrían hecho para que tenga esa reacción? Pero él no quiso lastimarlo asi, solo queria compartir parte de su historia mostrandole algunas fotos y escritos sobre su vida pasada. Nunca imaginó que lo asustaría así.
— Ángel mío no te asustes — le susurraba con amor — Aquí nadie te lastimará porque yo estoy contigo.
— ¿Por qué me traes aquí entonces?
— Quiero mostrarte algunas fotos y escritos compartiendo así parte se mi vida.
— ¿En serio? — Nahuel asintió con la cabeza y Boris respiró hondo serenandose — Bien, sigamos entonces.
— Gracias.
Así llegaron a una habitación donde había telarañas y cajas llenas de papeles, fotos y dibujos. El polvo cubría todo el lugar. Rayos de luz se filtraban por las ventanas y las gotas de lluvias se estrellaban alli también.
Boris empezó a ver algunas fotos de Nahuel siendo niño con otros niños que él no sabía quienes eran. Nahuel le contaba su ninez en esa ciudad donde había crecido.
— En esa época en verdad era felíz — le decía el rubio mayor,
Boris reía al ver a Nahuel siendo niñito sonriendo felíz, abrazando a su mamá, riendo con su papá, junto a sus maestros y algunos niños.
En un momento dado el rubio mayor se fue a un sector donde estaban guardados en cajas sus dibujos. Aquellos recuerdos le despertaron la alegría que creía perdida.
En tanto Boris se dejaba llevar por su curiosidad mirando cada detalle de las fotos que en ese cajón habia. Así vió una foto que lo dejó helado.
Estaba Nahuel abrazando a su madre Sofía. Ella lo miraba a él con amor mientras que Nahuel miraba la cámara sonriendo. Ambos parecían tener la misma que ahora tenía él.
Volteó para mirarlo. Estaba envuelto entre la luz y la sombra, prisionero y libre a su vez.
"¿Por qué conocias a mi madre? En ésta foto ustedes parecen....¿amarse?"
— Nahuel ¿quién es ella? — le preguntó mostrandole la foto, quería descubrir si la amaba o si aún la seguía amando.
Nahuel la miró y no pudo evitar que se refleje en su rostro un intenso dolor y las lágrimas humedezcan su rostro.
— Ella...fue....fue....la única mujer que amé en toda mi vida pero....pero.... - su voz se quebró.
—¿Qué pasó?
— Ella me traicionó.
— ¿Puedo preguntar cómo?
— Mató a mi hijo....a....nuestro hijo....
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Editado: 05.03.2021