Nahuel supo llamar la atención de todos los ciudadanos quienes salieron a la calle donde sea que estaban y lo contemplaron asombrados. Dan ordenó a todos los ninjas atacarlo y matarlo. Nahuel rugió como una bestia herida mientras expulsaba el chakra rojo desintegrando todo ataque que iba dirigido a su persona.
A los ninjas solo los hería pero no los mataba. Lo primero que hizo fue buscar a Dan, esquivando facilmente fue acercandosele.
Así pudo descubrir a los aliados de esa basura. A esos ninjas si los exterminó sin piedad alguna.
Sabía que los ciudadanos estaban asustados y se ocultaban en cualquier sitio pero a él ya no le importaba.
Dan era su blanco y no pararía hasta matarlo. Los gritos y corridas de los civiles comenzaron a hacerse notar desatando el caos.
Nahuel despedazaba partes de los edificios y adornos de la ciudad mientras esquivaba los ataques y combatia con los ninjas aliados a la basura de Dan.
En otra época él jamás habría imaginado siquiera hacer tal cosa, en verdad las traiciones cambiaban a las personas. Se había vuelto indestructible y eso lo hizo sonreír con ironía.
Uno a uno fue destruyendo los obstáculos que Dan le iba colocando. Así llegó a él y sin piedad lo arrastró afuera, más concretamente a la plaza pública donde lo envolvió con su chakra de fuego que fue expandiendo por toda la ciudad envolviendo a cada ciudadano con su poderoso chakra.
Así se aseguraria que todos vean los pensamientos de Nahuel y escuchen lo que hablen él y Dan.
Por supuesto que Dan no cedió fácilmente pero Nahuel supo ser muy convincente y logró que confesara su propia mentira.
—¡Maldito monstruo! ¡¿Cómo iba a permitir vivas felíz y tranquilo aqui?! ¡Después de haberme arruinado el trato que hice con tus secuestradores tenia que usar a los idiotas de los ciudadanos para que te desprecien!
—¿Por qué?
— Menudo idiota ¡Porque quería ser gobernador de esta ciudad! ¡Pero tuviste que escapar! ¡Tuviste que matar a quienes iban a ayudarme!
—¡Ellos iban a venir por los ciudadanos para matarlos! ¡Pero a ti no te importaba!
—¿Por qué me habria de importar?
— Maldito, hiciste que todos me odien.
—Debía vengarme
—¡Maldito!
Nahuel rugió con intenso dolor despedazando varios vidrios más del lugar. Las personas no solo pudieron oir todo sino además podían ver sus propios pensamientos. Todos se sintieron culpables por haber sido tan injustos con Nahuel.
— ¡Convenciste a Sofía de matar a mi hijo!
— Fue muy fácil hacerlo después de todo ella siempre fue una inútil. De echo hasta a mi mismo me sorprendió que haya aceptado tan fácilmente después de todo se trataba del hombre que amaba profundamente y de su hijo que estaba en camino.
Sin decir palabra alguna Nahuel empleó su poder para despedazar a Dan sin piedad. Luego atacó al resto de los ninjas que eran aliados de Dan.
Inmediatamente el chakra rojo se desvaneció y Nahuel volvió a la normalidad pero los demás ninjas siguiendo las órdenes del gobernador quien a pesar de haber visto y oido toda la verdad no le importó nada ya que tildó a Nahuel de asesino.
Esto no sorprendió al rubio ya que estaba acostumbrado a las traiciones. No obstante los habitantes de la ciudad se mostraron a favor del rubio saliendo a defenderlo, de echo algunos ninjas también se mostraron a favor de Nahuel.
Esto hizo que la desicion del gobernador cambie. Pero nada, absolutamente nada, haria que el rubio cambie de idea sobre esa ciudad y sus habitantes. Después de todo él habia ido a vengarse de Dan y sus aliados por haber lastimado a su hijo y a su mejor amigo.
Cuando vió a Sofía solo odio pudo sentir en su interior por eso se limitó a ignorarla y por obvias razones no le dijo nada sobre Boris.
Cuando ella quiso hablarle Nahuel la cortó diciendo:
— Olvidalo Sofía, sé perfectamente que nunca me amaste.
Nahuel simplemente desapareció del lugar para reaparecer al traspasar el espejo y llegar a casa donde su hijo y su amigo lo esperaban. Boris se avalanzó a sus brazos. Estaba muy preocupado por su seguridad pero ahora estaba tranquilo.
—¡Papá! No vuelvas a irte asi sin mí. No quiero perderte ahora que te recuperé.
—Hijito nunca pero nunca me separaré de tí.
—Nahuel — Sasha había despertado en el momento justo para ser testigo de las acciones de su amigo en la ciudad a travez del espejo. — Tanto tiempo, creí que estabas muerto....amigo mío.
—Sasha — ambos se abrazaron con intensa alegría como los buenos amigos que eran — Tiempo sin verte amigo ¿te duele algo?
— No, estoy bien gracias a tí. Veo que recuperaste a tu hijo.
—Si, pero fue él quien vino a mi...es una larga historia Sasha.
— Me encantará oirla amigo.
—Por supuesto.
Sin embargo debian recuperar fuerzas ya que ambos estaban exaustos, aunque al caer la noche lo primero que harían seria ducharse y cenar. Nahuel condujo a Sasha a donde sería su nueva habitación con ropas nuevas.
Como tenían tanto de qué hablar quedaron en reunirse en el comedor en una hora. Nahuel iria por Sasha en ese tiempo para conducirlo al comedor.
—Junto con Boris te enseñaremos el castillo Sasha.
—Aquí estamos a salvo — continuó Nahuel — Y nunca más....
—Iremos a esa maldita ciudad — continuó Sasha — Excelente amigo.
— Lo mismo digo papá.
Así cada quien entró a su habitación para ducharse y relajarse antes de ir a preparar la cena poniendose al día sobre sus respectivas vidas al menos un poco.
Los tres se sentían más tranquilos pero cuando Nahuel entró a su habitación y quiso cerrar la puerta vió a Boris introducirse velozmente para luego cerrar con llave la puerta ante la asorada mirada del rubio mayor.
— Boris ¿Qué...?
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Editado: 05.03.2021