Libre

Capítulo 10

—Que oportuno—murmuró Emerick

—Que oportuno—murmuró Emerick.

—Escuché eso—pronunció Lukyan.

—Esa era la intención—contratacó Emerick—, ¿Qué quieres?

Lo golpeé en el brazo para que fuera más amable. Él rodó los ojos ante aquel gesto.

—Amigo ¿Qué necesitas de nosotros?

—Tenemos problemas, el laboratorio está siendo desmantelado transportan las cosas a otro lugar estamos haciendo seguimiento de eso para ver si nos da información sobre otro posible lugar de experimentación.

—¿Eso nos involucra a nosotros en que aspecto? —pregunté.

—Necesito que Lukyan venga conmigo como apoyo.

—No lo haré, me quedaré con Keira.

—¿No lo entiendes? —Lukyan gruñó—, encontramos que hay como veinte lobos allí siendo torturados, necesito refuerzos por si las cosas se ponen feas hay muchos guardias custodiando el lugar, pero con esto de la “mudanza” las defensas bajaron un montón.

—Ayúdalos y ven conmigo luego—le acaricié la barbilla llamándole la atención—, sé que cumplirás tu palabra. Solo procura que no te maten o te atrapen en el proceso.

—Eso jamás sucederá—me besó la frente antes de pararse extendiendo una mano para ayudarme a levantarme—, eres el amor de mi vida esa es suficiente motivación para poder volver a casa.

—Vámonos ya está todo listo para poder infiltrarnos—Lukyan se transformó en un lobo un poco más grande que Emerick y se fue hacia el bosque. Emerick estaba en el mismo proceso hasta que lo detuve, justo antes de que se sacara los pantalones.  

—Espera—corrí junto a él quien me esperó con los brazos extendidos para un último abrazo—, quiero que vuelvas conmigo—levanté mi mirada para encontrarme con sus ojos que expresaban lo mismo que los míos: amor.

 —No te preocupes volveré a ti y empezaremos la vida que merecemos—me besó suavemente apenas rozando sus labios junto a los míos—, esa es mi promesa. Cuando vuelva espero que me recibas con un grandioso beso de bienvenida.

—Cuenta con eso.

Se separó de mi ubicándose entre algunos árboles, el crujido de sus huesos acompañado de algunos gruñidos me indicó que él estaba en el proceso de cambio. Ya en su forma lobuna sus ojos hicieron contactos con los míos, se sacudió un poco y siguió el camino por sonde Lukyan había desparecido.

La noche había caído algunos minutos después y me refugié en mi casa cerrando todo por precaución, no sabía en donde estaba el laboratorio, pero debía estar no muy lejos de aquí y eso me provocaba escalofríos porque el peligro siempre estuvo cerca de mi casa.

El cambio en el viento me puso en alerta, en estos sectores era muy poco probable que hubiera viento y más en esa velocidad. Era demasiado raro.

Acercándome hacia la ventana miré como los árboles se ladeaban hacia un constado por la fuerza del viento, algunas ramas se desprendían cayendo hacia el suelo. Las probabilidades de que cayera una enorme rama o incluso un árbol encima de la casa, eran bastantes. Eso no sonaba muy alentador.

El cielo de repente se tornó de color rojo, y el viento cada vez era más fuerte. Un estruendo me hizo dirigirme hacia mi taller por las ventanas de allí podría ver mejor que sucedía en la parte de atrás de la casa, el cielo rojizo me permitía ver un poco con claridad el exterior. Al llegar hasta mi estudio me quedé quieta en el marco de la puerta sin hacer ningún movimiento, debía de haberlo notado.

Lobos

Había muchos lobos que me miraban, algunos tenían entre sus dientes a mis ovejas que estaban siendo devoradas, aparté la mirada sobre esa acción.

—Fue fácil distraerlos—un cuchillo se presionó en mi garganta—, despistarlos fue lo mejor de todo.

Conocía esa voz.

—¿Cómo estás? —la voz de aquel hombre que me había torturado por tantos años volvía de nuevo—, veo que te encuentras diferente—agarró un mechón de mi cabello—, ¿Cómo eso es posible?

Tomé impulso y le clavé mi codo con fuerza en su estómago, el agarre del cuchillo tembló un poco haciendo que pudiera escaparme, como pude corrí hacia mi habitación. Abrí la ventana cayendo hacia un costado de la casa, los lobos estaban cerca, pero con mi velocidad creía que podía vencerlos.

—¡Atrápenla! —gritó el anciano saliendo también por la ventana, empecé a correr cuando todos los ojos estuvieron puestos en mí.

Sentí cuando uno de los lobos cayó en mi espalda desestabilizándome de mi huida, sus dientes se clavaron en mi espalda arrancándome un grito de dolor, como pude invertí las posiciones dejándolo a él abajo y clavándole los dientes y arañándolo un poco para que el tiempo de su recuperación fuera mucho más lento. Me levanté de nuevo y seguí huyendo de allí, fijé un camino para poder ir hasta la casa de Samantha esperaba que pudiera despistarlos antes de llegar allí.

Cuando las flechas empezaron a incrustarse en los árboles fue cuando la desesperación de encontrar un refugio llegó, los árboles servían como un escudo de protección, pero algunas flechas llegaban a pasar muy cerca de mi cuerpo.

Las montañas estaban cerca, conocía el camino demasiado bien y podía usarlo para poder despistarlos y usar eso a mi favor para poder escapar y ponerme a salvo. El pequeño desvío que tomaría en las montañas me pondría en ventaja solo por un momento y podía usar eso para poder ir a salvo a la casa de Samantha sin ponerla en peligro.




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