El calor del fuego se intensificaba cada vez más haciendo que mi piel empezará a ponerse roja, debía salir de aquí lo más rápido posible para evitar quemarme viva. Los barrotes de la celada estaban hirviendo apenas los tocabas y no había otra forma de salir de aquí, me saqué la remera rompiéndola un poco en el proceso y luego poniéndola en una de mis manos envolviéndola bien para utilizarla como un guante protector, el calor podría ayudarme a poder abrir la cerradura de la celada y eso fue lo que hice. El movimiento para poder romper la cerradura debía ser rápido y preciso por la poca protección que tenía, el humo dificultó las cosas porque no me ayudaba a ubicarme geográficamente, pero cuando puede llegar a la cerradura en pocos movimientos ya estaba rota y la puerta estaba abierta. Mis grilletes serian mi próximo problema los coloqué en el calor de los barrotes de la celda haciendo que el calor diera directamente en la cerradura de los mismos, unas quemaduras y maldiciones después mis manos estaban libres.
Caminé un poco intentando salir viva y no quemada, las llamas se ponían todo el tiempo en mi camino dejándome sin escapatoria. Recorrí un poco el lugar tratando de no quemarme y fui hasta la celda de Celeste, ella estaba en una esquina llorando.
—Ya estoy aquí—murmuré mientras analizaba la situación. Ella no estaba con los grilletes puestos lo cual era una ventaja enorme—, vamos a salir y empezaremos nuestra vida— le prometí.
—Está bien debemos ser rápidas—el fuego estaba cerca de nosotras. Como pude abrí la puerta de ella que gracias a los dioses estaba dañada haciendo que fuera fácil de abrir, el olor de carne siendo chamuscada que venía de mi mano me alteró un poco, pero lo disimulé cuando Celeste me abrazó.
—La única puerta de salida está en llamas—me aseguró siguiendo abrazada a mí.
Vi como el fuego nos encerraba a ambas teniendo que entrar a la celda de Celeste para poder protegernos.
—Moriremos—tosió varias veces por el humo.
Ella tenía toda la razón, moriríamos.
—¿Qué es ese ruido? —preguntó todavía pegada a mi costado.
Un pequeño repiqueteo se escuchaba cada vez más fuerte proveniente del techo. Ambas dirigimos nuestras miradas allí las rajaduras del techo se intensificaban cada vez más hasta que el techo empezó a partirse y cuando una parte se cayó el agua salió disparada yendo por todo el lugar. El fuego fue apagando de a poco pero el incremento del agua era abrumador.
—Debemos salir—habló Celeste—, rápido.
Como pudimos caminamos un poco lentas por el agua, pero llegamos hasta la puerta. Cuando el caudal de agua nos empezó a llegar hasta la barbilla sabíamos que estábamos en serios problemas aún más cuando la puerta no se podía abrir por el agua.
El agua nos estaba presionando a que actuáramos rápido, contuve la respiración y me sumergí para poder abrir la puerta. Los movimientos eran constantes pero la puerta no cedía ni un poco, Celeste hizo el mismo procedimiento ayudándome, pero la puerta no cedía era como si algo la trabara. Celeste me tomó del brazo y ambas salimos hasta la superficie estábamos atrapadas en una de las esquinas de a habitación encima de la puerta. En el lado del techo en donde salía agua estaba cubierto por algunos cables y escombros haciendo que fuera imposible salir por allí además por la presión del agua.
—No sé qué opción para morir es peor—habló Celeste intentado recuperar y estabilizar su respiración.
—Lo intentaremos una vez más.
Ambas nos sumergimos en el agua tomado nuestra última respiración, nadamos hasta la puerta y presionamos para poder abrirla. No estaba funcionado nada de lo que hacíamos, cuando sentí la presencia de alguien más fue cuando me di cuenta de que Samantha nos estaba ayudando a abrir la puerta, juntas entre las tres hicimos nuestro mejor esfuerzo para hacer la mayor presión para abrir la puerta. No estaba funcionando y la falta de aire no me estaba ayudando para nada.
Al dar un empujón más fue cuando la puerta cedió y nos disparó junto al agua fuera de la habitación, junto a la corriente de agua nos transportamos por un pasillo, las puertas estaban todas cerradas haciendo que allí también se empezara a inundar, volveríamos a tener la misma situación.
—Debemos abrir la puerta—Celeste señaló una puerta que no estaba muy lejos de nosotras con un cartel que señalaba en una caligrafía poco legible “laboratorio” —, rápido antes de que el agua nos impida abrir la puerta—ambas nadamos un poco ya que el agua nos llegaba hasta la cintura.
Entre las tres pudimos abrir la puerta y con un poco de presión por el agua entramos en la habitación. Era un laboratorio bastante moderno, ignoraba la mayoría de los aparatos modernos que había, pero reconocí muy bien los cadáveres que se esparcían por todo el lugar había seis por los que pude distinguir.
—¿Qué sucedió? —Celeste preguntó mientras subía las escaleras guiándonos antes de que el agua pudiera ahogarnos de nuevo.
—No sé—subí las escaleras detrás de ella siguiéndola, esperaba que ella pudiera llevarnos a superficie a un lugar en el que pudiéramos estar a salvo. La presencia de Samantha la ignoré completamente, no era bueno en este momento ponerme a reclamarle y no tenía fuerzas para matarla en estos momentos mi vida vale un poco más que mi venganza.
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Editado: 29.12.2020