Libre

Libre

En este momento me gustaría ser una mariposa, en realidad siempre quise serlo y más después de lo qué me hicieron.

Una vez mi mamá me preguntó por qué quería serlo, y la respuesta a eso era muy fácil:

Me gustaría ser libre.

Libre del dolor que me encadena y los recuerdos que me atormentan.

Libre como una mariposa, qué aunque viven un día sienten el viento en sus alas, sienten paz. Cómo me gustaría experimentarla.

Libre como la chica que me devuelve la mirada desde el cuadro que estoy pintando, libre como el pájaro que se encuentra en el hombro de ella.

Libre de las pesadillas.

Esta última me gusta más, me encantaría no volver a soñar con ese espantoso día que arruino mi adolescencia y por las noches me observa desde una parte de mi cerebro masoquista que solo me hace revivirlo una y otra... y otra vez.
Nunca terminan

Quisiera dormir largo y tendido como antes sin tener que depender de alguna pastilla, por no decir varias.

Abrazar a mis padres y mi hermano y decirles que mí tormento se acabó, pero sé que no será así, nunca se terminará.

Quisiera no sentir asco cuando se me acercan y no entrar en pánico, quisiera tantas cosas, pero lo único que deseo en realidad es ser libre.

Pero no libre viviendo en solitario, No.

Libre junto con mi familia, libre en compañía porque desgraciadamente siempre vamos a depender de algo, de alguien, de un recuerdo, pero el caso es que nunca somos libres en soledad por más que queramos.

Y me parece bien, excepto esos días en los que no quiero vivir.
En esos días me gustaría que mi madre no dependiera de mí bien o qué se preocupe cuando estoy con ojeras gigantes, que es todo el tiempo. En esos malditos días quisiera que su estabilidad no dependa de un hilo, de mí.

Desde ese día todo se arruinó para mi familia, mis padres están deprimidos y no le prestan la suficiente atención a mi hermanito. Parece que solo viven por y para mí y no quiero eso.

Revivo la pesadilla, o más bien recuerdo, que tuve en la noche.

Era un 26 de abril e iba caminando hacia mi casa después de salir del colegio algo tarde, odiaba a la profesora de fisicoquímica quién nos hacía quedar hasta pasada la hora de salida escribiendo tarea, si no lo hacías tenías un uno asegurado.

Ese día estúpidamente decidí cortar camino, cosa que nunca hacía. Pasé por algunas calles que estaban algo vacías cuando sentí que me agarraban de atrás y me tapaban la boca. Comencé a patalear e intentar morder su mano y liberarme, pero nada sirvió cuando me llevo detrás de una tienda cerrada y me golpeó muy fuerte en la mejilla aturdiéndome por un momento.

Cuando pude enfocar la vista quise realmente nunca hacerlo, delante de mí se encontraba un hombre muy alto y algo gordo, no recuerdo ni su cara ni nada ya que la tenía tapada.

Se acercó a mí y me aplastó con su cuerpo contra la pared, rompió mi pollera y mis bragas con brusquedad y me empezó a tocar dándome asco desde el momento en el que se acercó.
Escuché el ruido de una cremallera bajarse, ya sabía lo que iba a pasar, pero todavía tenía esa pequeña esperanza de que alguien pasará justo por ahí, cosa algo imposible, y me rescatará, pero cuando se hundió en mí supe que no había nada que hacer, ya estaba manchada.

Se movía logrando sacarme lágrimas y gritos que eran acallados por su mano mientras la otra apretaba con brusquedad mí pecho izquierdo.
Sentía su aliento en mi cuello y sus gemidos de placer en mi oído.

¿Cómo alguien podía disfrutar de algo así?, ¿Tan enfermo se puede ser en esta vida para hacerle eso a una adolescente de 15 años?

Cuando terminó mis piernas temblaban y me deje ir al suelo, después de ahí todo es borroso, no recuerdo cómo llegue a la comisaría ni como me encontraron.

Solo recuerdo los gritos de mi madre y mi padre abrazándome mientras yo lo empujaba y gritaba, solo me acordaba de él, de sus gemidos en mi oído y sus manos en mí cuerpo, sentía asco de mí misma.

Los millones de psicólogos a los que me mandaron no pudieron hacer nada, porque eso simplemente no se olvida, no se aprende a vivir con ello, eso es pura mentira qué dicen las personas que no pasaron por esto.

Mi único escape es la pintura donde plasmó mis deseos.

Lo único que me impide dejarme volar y que mi alma sea libre es mi madre, eso la destrozaría y prefiero privarme de mi libertad momentánea a hacerla sufrir de nuevo.



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En el texto hay: tristeza, cadenas, libre

Editado: 16.04.2018

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