Libro 1. La princesa perdida

Capítulo 20

Hola animalit@s del bosque:

Ultimamente no me he sentido bien y es a causa de la relación de la universidad y yo por lo que les pido paciencia ya que apenas estoy terminando la uni y tuve que asistir a platicas con un psicologo.

Espero y puedan continuar con la lectura de mi historia bb y pronto, pronto, pronto subiré la segunda parte aunque apenas estoy haciendo las conexiones enlazadas para esa increible historia...

Por favor no abandonen la historia de Nef y Nolshen porque ya falta poco para que acabe.

Los quiere, mich.

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El sueño no estaba tan lejano como creí porque cuando desperté me hallaba en una celda.

No otra vez.

Estaba en una celda con más personas.

Chicos de mi edad y personas adultas.

Me observé de pies a cabeza y me percate que todavía llevaba el vestido identificándome como dama real.

Y estaba hecha una piltrafa.

Daba pena.

-¿Qué hacemos?-preguntó Rahema.

-Pues esperar el venedicto de la realeza.

Pasee mi vista en estas personas y, solo el miedo y terror asomaba en sus miradas.

Conté a diecisiete personas.

Dieciocho conmigo.

Nos tenían en sus malditas manos como estar encerrado en el laberinto de Dedálo contra Minos en una de las historias contadas por Fannie.

Y recordé el poder que hervía bajo mi piel.

Tuve que usar toda mi fuerza por estar en calma.

Me hice ovillo contra la pared y agudicé mis oídos mientras lloraba...sutilmente.

A lo lejos escuché una voz conocida que decía-separenla de los demás.

Acto seguido me removieron de una celda a otra.

Hakilo, con una simple sonrisa se acercó a mi celda.

-Señorita, no debe alterar a los demás con sus lágrimas.

Sonreí y me dejé llevar por su cercanía.

Le susurré casi como un ronroneo,-¿qué pasará conmigo?

Su mirada recorrió las celdas.

Soldados erguidos haciendo guardia tenían la expresión aguda.

-Yo me encargo, vayan a dar los rondines.

Cuando cesaron las pisadas, me aleje y acerqué mi cara a los barrotes.

-Oh Hakilo, odio este lugar.

-Yo también odio que estes aquí-dijo. Acercáte para limpiarte la cara porque tienes mal aspecto.

Me deje guiar por su caballerosidad y aspecto limpio para que también me lo brindara.

-¿Qué has hecho?-preguntó.

Y como Hakilo respondería mi falta con la reina, contesté-yo…fui en busca de un libro y encontré a Robis, me saludó y en cuanto se percató que le mentí usó magia en mi mano.

-¿Mentir?

Era peor que fracasar.

-Le mentí en cuanto le dije que la princesa me pidió buscar un libro y el dijo que ella no leía esos libros.

-¿Qué tipo de libro era?-me preguntó.

-Uno de los mágicos…

En cuanto dije eso, hizo una expresión dura.

-No debiste mentir en ese tema-dijo pensativo-es muy difícil que se resuelva a no ser que la princesa en verdad diga que si lo lee y te absuelva del castigo al que serás imputada.

-Oh no-dije llevándome la mano a la boca.

-Descansa y déjame ver que puedo hacer-dijo.

-¿Le dirás a Nolshen?-pregunté.

-Aunque no tuviera nada que ver, si. A ella no le gusta la crueldad con la que imputa su madre, sus medidas drásticas.

-¿Tan malo es?-pregunté.

-Malo en el sentido arriesgado y mortal, supongo que si.

Guardé silencio.

Las princesas debían ayudarme más que nunca.

-Entonces si mi prudencia está escasa en estos momentos, te suplico que le adviertas de mi problema, por favor.

-Espero y su ayuda te saque de aquí sino tomaré alternativas.

-Oh.



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En el texto hay: sirenas, brujas, faes

Editado: 27.12.2019

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