17. Terapia III

Terapia III 🤍
 

—Tuve un mal sueño.

—Y entiendo que eso es lo que te mantiene intranquila, cierto.
¿Por qué Susan? ¿por qué te atormenta tanto un sueño?

Juego con un mechón de mi cabello, estoy nerviosa.

—No lo sé, es la segunda vez que tengo imágenes en forma de pesadillas en mi cabeza a la hora de dormir, bueno, cuando ya estoy dormida.

— ¿recuerdas qué fue lo que soñaste?

—lo podrías descifrar? Y si, si lo recuerdo, pero no quiero que por mencionarlo en voz alta se vuelva real. No sé cómo funcionan estas cosas, y no quiero ser supersticiosa. Sin embargo como le mencioné, es la segunda vez que sueño algo así, no es el mismo sueño, quiero aclararle.

"Cariño anímate, sabes que es la única persona que te puede ayudar, yo no puedo descifrar tu pesadilla"

—Juntas lo haremos. Ahora quiero que te acuestes sobre el sillón, encuentra la comodidad, sé de buena fuente que el sonido del fuego en la chimenea te ayuda a relajarte, desde que eras pequeña. Fue una de las primeras cosas que me dijo tú madre que tuviera en cuenta.

—Mi mamá, siempre cuidando cada detalle.

—Encenderé la chimenea, concéntrate en el sonido del fuego, y cierra tus ojos, respira profundo, contén el aliento unos segundos y expulsa el aire de tus pulmones muy despacio. Eso lo haremos tres veces.

Me conecte a las palabras de la terapeuta, y confieso que no se si esto funcione, tengo sueño, así que presiento que pueda quedarme dormida y no poder contarle nada, para descifrar ese sueño. El sonido de la chimenea, si es cierto, me relaja lo suficiente como para caer inconsciente sobre este sillón, y ya no seguir escuchando las palabras de la srta. Varela.

—Estoy caminando dentro de la casa y hay alguien quien me vigila, no lo veo, me aterra, pero siento su mirada sobre mí, una mirada que hiere, que lastima, lo sé porque mi cuerpo se debilita, camino, ya que no se me permite correr, ni siquiera caminar de prisa, camino despacio, como si alguien debiera contar mis pasos, camino para salir de mi habitación y salir por las escaleras hacia la puerta que da con la calle, al pisar el primer escalón entonces es cuando veo que viene detrás de mí, es una sombra grande de figura masculina, pero es solo eso, una sombra. Quiero correr, quiero gritar, quiero llorar, sin embargo mis labios se quedan pegados, cómo sellados, y mis ojos, no puedo ni parpadear, cuando ya estoy llegando a la puerta al tomar el cerrojo y girar, al cruzarla vuelvo a terminar dentro de mi habitación y todo vuelve a comenzar. Y se repite, se repite, se repite, hasta que me vuelvo loca del desespero y despierto ahogada buscando la ventana más cerca que pueda permitir que llegue hacia mi más oxígeno.

—La sombra es una representación de tus miedos y viene en figura masculina porque sabemos que tus miedos son grandes, por eso se te presenta así, y otra cosa de la que tenemos conocimiento, es que tú mayor temor es la muerte, así que esa sombra que te persigue, aunque no te alcance es la muerte a la que tanto le temes, y al llegar a la puerta y regresar de nuevo a tu habitación repitiendo los mismos pasos una y otra vez, es un ciclo.

—¿un ciclo? —interrumpo. —¿Habrá otra muerte? Es lo que quieren decir mis sueños.

—No, no necesariamente, se vuelve un ciclo por lo mismo que tienes miedo de que vuelva a repetir, tus miedos se están reflejando en pesadillas, solo son tus miedos Susan, tienes que dejarlos salir.

—¿Cómo haría eso?

—Empezando por aceptar la muerte como algo natural.

—Si me persigue de esta manera no creo que pueda aceptarlo.

—No te persigue Susan, eres tú quien no la deja en paz a ella, la piensas, la piensas, la piensas ¿no es así?

—Yo...

No sé qué decir, tiene razón, no dejo de pensar en ella, no deja de aterrarme, y ahora soy consciente de que soy yo quien no la suelta, la manera tan trágica en la que ha muerto mi padre me ha hecho tomarla de la mano y ponerla a caminar conmigo, y eso da miedo.

—Todo en la vida tiene un principio y un fin, tu misma me lo has dicho en cuanto te refieres al amor, asi como ves las relaciones, así debes ver la vida, nadie está libre de morir, es un ciclo que debemos cumplir, nacemos, se nos da la oportunidad de vivir unos cuantos años, de formar una vida a libre albedrío.

—Es que no duele tanto la muerte, a eso no le tengo miedo.

—No te entiendo. ¿qué es lo que te duele?

—La manera tan trágica en las que algunos se van de nuestras vidas, eso es lo que tanto duele, la vida no te da tiempo de aceptarlo, como cuando alguien enferma y sabemos que esa enfermedad te llevara a morir, lo aceptas aunque no deja de doler, pero te vas preparando para ello, te despides, regalas sonrisas, abrazos, y finges que todo está bien, pero cuando mueren, como fue con mi padre, solo te dices que no era el momento, porque nadie debería morir así, esto no debería formar parte de la vida, en un abrir y cerra de ojos ya no esta y no sabes en qué momento, y es justamente eso lo que aterra, que en un abrir y cerrar de ojos ya alguien no está.

—¿Estas escribiendo todo esto que sientes en tu diario?

—No, de hecho no quise escribir nada que me haga daño, prefiero venir y hablarlo aquí con Ud. me ayuda más a soltar. En el diario solo quiero escribir sobre el amor y todo lo que representa, solo quiero escribir sobre historias reales de como las personas aman.

—Ya me lo habías comentado ¿cómo vas con eso?

—Me enamora.

Suspire y soy testigo de que le regale una de mis más hermosas sonrisas al soltar aquella palabra, es que solo pensar en cada una de esas historias me doy cuenta que hay infinitas maneras de amar, infinitas historias y cada una con dolor y lágrimas, pero al final sabes que es amor.

—¿Te enamora?

—Si, me refiero a que cuando alguien me habla puedo ver en sus ojos brillantes cuanto ama, cuanto dolor causo, puedo ver en su sonrisa esa emoción al hablar de esa persona, y eso me enamora, saber que la gente aun siente de esa manera, que no todo está perdido. ¿me explico?