Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO I: Reclutamiento

A la mañana siguiente, el ambiente en la ancestral casa de los Black era más animada, toda la familia Weasley se había mudado allí, la casa era lo suficientemente grande para albergar a todos y eso era algo que hacía a Sirius alegrarse pues la soledad no deseada, sino impuesta dentro de aquella lúgubre mansión que no le otorgaba gratos recuerdos, lo único que le producía eran sufrimientos y desolación.

Mientras Molly Weasley se organizaba junto a su familia para continuar con su labor de limpieza profunda para hacer del lugar un espacio más habitable, Sirius que estaba un poco preocupado y pensativo, subió al ático para darle de comer a Buckbeak, el hipogrifo; solía pasar bastante tiempo allí y eso le servía para reflexionar y poner en orden sus pensamientos.

Remus Lupin, había decidido pasar la noche en aquella casa, aunque aún no estaba dispuesto a aceptar la invitación para mudarse del todo allí, no podía evitar intentar ayudarlo cuando lo veía así de preocupado.  Por su condición prefería mantener la distancia y seguir viviendo solo en su pequeña cabaña en el bosque; sin embargo, al ver que su amigo se mostraba ausente y preocupado decidió acompañarlo y hablar con él para que se desahogara porque a larga si no lo hacía, su carácter se volvía un tanto hostil.

Lo encontró en profundo silencio mirando hacia el exterior por una pequeña ventana.  Remus se acercó a él en silencio y se colocó a su lado a observar también en silencio mientras Buckbeak devoraba un trozo de carne que le había llevado Sirius.         

—Necesita salir y cazar su propio alimento, esto a la larga va a desequilibrar su desarrollo natural —susurró Remus rompiendo aquel silencio.

—Lo sé, pero olvidas que él también es un prófugo al igual que yo, con la diferencia que a él lo buscan para matarlo y a mí para volver a encerrarme o también matarme que prácticamente es lo mismo, volver allí es como morir cada día —susurró con amargura.

—Pero ahora estas con nosotros y probaremos tu inocencia, volverás a ser libre.

Sirius expresó una risa sarcástica y llena de incredulidad.

—Engañarse con imposibles es peor que tener esperanzas.

Remus observó a su amigo, los años en Azkaban habían hecho mella en su apariencia y los años habían consumido un poco de esa juventud y vitalidad que siempre habían caracterizado a Sirius Black.

—Encontraremos a Peter y lo obligaremos a decir la verdad y tu volverás a recuperar tu libertad.

—Hace mucho que dejé de soñar con eso, amigo…—Sirius colocó ambas manos sobre el marco de la ventana y aspiró el aire fresco de la mañana, sentir, aunque fuera un poco de esa libertad exterior que no podía disfrutar del todo, lo hacía olvidarse de su encierro.

—¿Y desde cuándo te volviste pesimista?

—Desde que perdí a mis mejores amigos, a todos en una sola noche.  Dos de ellos fueron asesinados por culpa de un traidor y a ti… —hizo una pausa con un tono de voz de arrepentimiento— todos creímos que el traidor eras tú y nos alejamos de ti ¿podrás perdonarnos alguna vez?

—Jamás les he guardado rencor por nada a ti, o a James o a Lily y menos por eso, en cierto modo yo entendía y no se los reprochaba, mi condición en esos momentos con todos los rumores que existían de los Licántropos; era lo más sensato desconfiar.

—Sí, pero nosotros confiamos en el “amigo” equivocado y el precio fue demasiado alto.

—Todos pagamos ese precio, pero, aunque nos duela ya nada podemos hacer para recuperar a nuestros amigos, lo único que nos queda es proteger a Harry por sobre todo y ayudarlo a acabar con Voldemort, ahora que está de regreso y esta vez debe ser definitivo o no viviremos, o es él o nosotros.

Sirius asintió.

—Harry nos necesita y esta vez haremos las cosas bien.

Remus sonrió y palmeó el hombro de Sirius mientras guardaban silencio por unos segundos

—¿Aún sigues preocupado por ella?

Sirius no comprendió en un inicio la pregunta.

—La hija de tu prima, Andrómeda —aclaró Remus al ver la expresión de Sirius.

—Ah!, ella.  Sí, no sé cómo vaya a reaccionar cuando me vea, se dijeron tantas mentiras sobre mí que…

—Ella te creerá a ti.

—¿Cómo estás tan seguro? No la conoces.

—Si es una candidata para formar parte de la Orden y Alastor y Dumbledore confían en sus capacidades es porque debe ser una mujer muy audaz e inteligente como para dejarse engañar por falsos rumores y mentiras.

Sirius alzó las cejas, sonriente al escuchar a su amigo expresarse así de una mujer a la que no conocía aún.

—Además —prosiguió Remus al adivinar la intención en la expresión de Sirius, por lo que decidió cortar cualquier comentario insidioso de su parte — es la hija de tu prima más querida, la única —sonrió— y no creo que ellas hayan creído todo lo que se dijo de ti, Andrómeda y tú se querían mucho y por lo que sé de ti, eran muy unidos.

—Ella me quería y yo a ella, desde niños siempre fuimos muy unidos y nos confiábamos todos nuestros secretos.

—Entonces, no tienes nada de qué preocuparte.




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