Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO IV: Percepciones

Tonks, jamás había sentido más vergüenza en su vida que en ese momento, le preocupaba tanto la percepción que Remus tendría de ella de ahora en adelante y no quería que pensara que siempre era así de torpe en todo lo que hacía y le diera la razón de no querer trabajar con ella en las misiones. 

Por ese motivo había decidido esperarlo para ofrecerle su más sentida disculpa por su imprudencia y descuido.  Todos ya se habían marchado de la reunión excepto ella y los miembros de la familia Weasley que residían momentáneamente en aquella casa.

—No debes preocuparte, querida.  Remus es la persona más paciente y gentil que conozco.  Dudo mucho que se haya enojado contigo por un accidente que no fue tu culpa —Molly intentaba persuadirla.

—Sí, Tonks.  No te preocupes ya todos conocemos de tus habilidades extras para meter la pata, siempre

—¡Bill! — exclamó Molly con enojo.

Tonks rió, aunque no habría querido hacerlo.

—Está bien, Molly no lo regañes.  Bill tiene razón.  En cuanto a metidas de pata yo tengo una increíble fuerza de atracción.

—Ya vez mamá, hasta ella me da la razón.

—¡Bill, basta!     

—Ya deberían de haber bajado —murmuró Arthur— ¿cuánto puede uno tardar en limpiarse la camisa?

—Ya sabes cómo es Remus, Arthur.  De seguro no quiere aceptar la ayuda que Sirius le ofrece, pero de todas formas voy a prepararle una pequeña despensa, tal vez hoy tenga más suerte y no la rechace —miró a Tonks y le sonrió— de verdad no debes preocuparte por Remus, él sabrá olvidar este incidente —acarició sus manos antes de levantarse de la mesa y ponerse manos a la obra.

—¿Puedo ayudarte, Molly?

—Está bien, querida.  Ven conmigo.

Tonks no espero dos veces y fue a su lado, quería entretener sus pensamientos así la espera no se haría tan larga.

 

 

—Vamos, Remus.  No crees que estas exagerando.  Solo fue un accidente, le pudo haber pasado a cualquiera.

—Lo sé, no estoy hablando de eso ¿acaso, escuchas lo que te digo, alguna vez? — Remus estaba terminando de abotonarse la camisa que le había prestado Sirius.

—Yo siempre te escucho, esa pregunta me ofende — se paró junto a Remus frente al espejo para observar su perfil.

—¿Qué fue lo último que te dije?

—Es hermosa.  ¿Verdad?

Remus sonrió, era claro que no lo había estado escuchado, mientras miraba divertido como Sirius estiraba la piel de su rostro.

—¿Te refieres a ella?

—No, a mi madre— le metió un pequeño golpe entre las costillas a Remus—¿Eres ciego o solo tarado? Obviamente que me refiero a Nymphadora, de quién más voy a estar hablando.

—Ah… — desvió su mirada del reflejo del espejo y fingió acomodarse el cuello que estaba perfectamente bien— sí, es interesante.                                     

—¿Interesante?, interesantes mis pelotas.  Esa mujer es más que interesante, es… es perfecta para ser…

—¡Cállate! Eres enfermo, es tu pariente ¿cómo puedes hablar así de alguien a la que prácticamente doblas en edad?

Sirius soltó una carcajada.

—Por decir lo que pienso, no estoy ofendiendo ni haciendo daño a nadie o acaso la estoy desnudando frente a ti…

Remus rodó los ojos cansinamente y negó con la cabeza.

—… ¿De verdad solo te parece, interesante? ¿no crees que sea hermosa? —prosiguió Sirius inquisidoramente con sus preguntas.

—Yo no he dicho que no sea hermosa, para mí, la definición de interesante, encierra muchas cosas, no solo la apariencia física.

—Viste esas curvas, ese cuerpo a pesar de esa ropa holgada.

—¡Eres un cabrón!

—¡Y bien cachondo! — Sirius sorteó un golpe de Remus directo a la cabeza mientras reía —tu pareces “gay” con tus términos “interesantes”.  Una mujer es hermosa y llena de atributos cuando los tiene y punto.

—Una mujer no solo debe excitarte por su belleza física, Sirius, sino también por su inteligencia, su carácter, sus opiniones y su sensibilidad de mujer.

—Pero ella excita ¿o no? Sé sincero.

—No tengo por qué responderte a eso.

—Entonces si te excita, pero no lo quieres reconocer.  Con razón sigues solo, como hombre, una mujer lo primero que te excita no es el cerebro sino…  —hizo ademan de señalar ciertas partes masculinas.

—No, ahora entiendo, por qué tu aún sigues solo.  Tu concepto de belleza y excitación masculina es muy retrógrada y machista —recordó con regocijo la conversación que había tenido con Tonks… obviamente ella era hermosa físicamente, no era ciego, pero no tenía por qué vociferarlo a los cuatro vientos y menos con Sirius que se agarraba de todo para incordiarlo.  Además, su opinión no era relevante con respecto a ella.

Él valoraba otro tipo de belleza en una mujer.




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