¿Quieres acompañarme, amada mía?
Ven conmigo y te muestro las estrellas de todas las galaxias cercanas para luego poder llevarte a ellas, dame tú mano para mostrarte el camino y no interferir en lo que tus ojos logren ver.
Sigue mis palabras y susurros entre copas,
para que no te pierdas en la oscuridad y regreses con una brillante sonrisa.
¿Estás dispuesta a seguirme a cualquier parte del mundo
sin tener en cuenta lo que nuestras almas arrastren en el camino?
Ten en claro que no te prometo la luna,
porque ella ya está reservada para un millón de personas que hacen imposible el querer,
pero ten por seguro que puedo pescar estrellas fugaces y adelantar la luna su quinta fase,
puedo conquistar un reino solo para darte la corona
y darte la joya más preciosa del mundo entero para que sepas que para mí eres valiosa.
Mi hermosa reina, sígueme a Atenas a ver la luna llena y a apreciar las estrellas.
Vamos a ese famoso desierto a tener una cena a la luz de la luna,
con un Vino Tinto de treinta años en espera de su deleite.
Mi hermosa reina, te mostraré las estrellas, los cometas, la luna y el desierto de Atenas.
No te perderás entre mis frases largas e incluso si te pierdes te encontraré
y diré que tu sonrisa llega a iluminar el alma.
Sígueme y confía en mí,
Te apreciaré como debe ser, como un diamante al que aún no saben querer,
pero ten en cuenta que no es a uno al que intentan vender.
Porque eres un diamante único e inigualable y tienes que ser conocida en distintas partes
No te asfixiare con mi querer, pero si me pides el mundo, el mundo te daré,
No te quitaré tu tiempo, pero si me pides que regrese al primer día de nuestro encuentro dalo por hecho.
¿Ya te convencí mi reina?
Las estrellas nos esperan y quieren conocer a su nueva reina.
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Editado: 03.07.2024