Life Eternal

CAPITULO 14: Outside

     Veo la empuñadura en mi mano, no sé como le diré a mis padres que ya soy una inquisidor, aunque después de esa plática con mamá, creo que no será algo que le moleste demasiado, por lo menos no a ella. Estoy en el techo del Covenant viendo el cielo, las estrellas siguen iluminando el firmamento, altas, hermosa e inalcanzables, ¿quién diría que esos puntitos tan hermosos que brillan como diamantes, simplemente son bolas de gas quemandose a millones y millones de kilometros de distancia? y tan bonitas que se ven. 

     Siento pesada en mi mano la empuñadura, pero recuerdo que cuando la usé como arco era liviana, simplemente no sé que tan grande es el giro que acaba de dar mi vida, no tengo la noción de que tanto van a cambiar las cosas con esto. Abajo está Diana contactando a todos para que esten conscientes de que tenemos nuevo inquisidor, los nervios me traicionan, siento que mi estómago se hace diminuto de solo pensar que tengo que bajar y darle la cara a todos, soportar sus miradas de asombro, las preguntas,  los comentarios. Después de que había dado a entender que jamás me convertiría en esto termino así. 

-No te veo muy emocionada por tu nuevo cargo...- Escucho la voz de Hariel detrás de mí, admito que me toma por sorpresa, mi piel se eriza y me siento renuente a voltear hacia ese hombre guapo que provoca que mi mundo se tambalee, ese hombre que ya tiene dueña. 

-No es como que lo tuviera planeado ¿Sabes?.- Volteo en contra de mi voluntad y como lo esperaba, está ahí, con esos ojos azules,cabello castaño y rebelde, con esa belleza angelical, pero también con esa presencia varonil e imponente, aunque su postura no sea de agresión, al contrario, despreocupada, no puede evitar tener esa presencia tan fuerte.

-Me comentó Yusuf lo que pasó... - Suspira y cierra por un momento los ojos antes de caminar hacia mí. -Supongo que no es que tuvieras mucha opción...- Se para frente a mí y por su postura deduzco que está preocupado.

-Fue Nuriel... me encontró... tiene una astilla en el hombro... por eso se está comportando así...- Le digo intentando justificar por qué no lo maté cuando pude. Mi corazón de pollo a veces pesa más que mi sentido común.

-Entiendo... pero... si estás en peligro... no te arriesgues más... si no puedes salvarlo entonces no te expongas... ¿me doy a entender?- Me toma del mentón y levanta mi rostro hacia mí, en estos momentos es cuando estoy consciente de que Hariel me saca muchos años, no solo hablo de que me dobla la edad, él simplemente lleva eternidades viviendo.

-Si... lo haces... pero... - Muevo mi cabeza delicadamente, safandome de su agarre y retrocedo un par de pasos. -No... no sé... no puedo matar a un inocente... él no es lo que hemos visto, está bajo los efectos de la astilla... así como tú en algún momento lo estuviste...-  Mis ojos se clavan en los suyos, buscando un poco de comprensión.

-Si mi muerte hubiera sido necesaria, creeme... no es algo que te debería de causar remordimiento... -Me lo dice con soltura, como su fuera lo más natural mientras que yo me sorprendo, me aterra la idea de pensar en que en ese momento lo hubiera tenido que matar, simplemente no hubiera podido, si cuando creí que estaba muerto me moría de dolor, ahora tener que matarlo yo, no... y sabiendo que no es culpable de sus actos, es un panorama atroz. 

-No... no lo hubiera hecho... - Sacudo mi cabeza de un lado para otro, reafirmando con el movimiento negativo mis palabras. Hariel se acerca a mí y pone sus manos en mis hombros llamando mi atención hacia él, me sonríe con ternura, parece conmovido con mi respuesta.

-Yo jamás te voy a lastimar... prefiero suicidarme en vez de verme obligado a dañarte... - Sus palabras parece que van muy en serio y no puedo evitar angustiarme, de seguro mi rostro lo refleja bastante bien ya que Hariel empieza a sonreír. -Te lo juro... sé que esto no es de tu total agrado... sé que no me quieres a tu lado... pero por mi parte, yo buscaré la forma de siempre protegerte... de jamás dañarte... aunque no pueda aspirar a un cargo mayor que tu simple compañero de trabajo...- Sonríe de lado, claramente se sabe guapo y también sabe el poder que tiene sobre mí, tonto no es, sabe que mueve algo dentro de mí. 

     Antes de que pueda decir algo más o simplemente alejarme él se inclina hacia mí y siento su aliento cada vez más cerca, sus ojos se clavan en mis labios, se concentran en su objetivo, el tiempo se vuelve eterno, las mariposas en el estómago se azotan de la emoción, mis labios hormiguean anhelando volver a sentir sus labios en los míos. Sé que esto no debe de pasar, pero al mismo tiempo lo deseo, me siento culpable de que no quiero desaprovechar este acercamiento, mi cabeza se divide en dos, una parte grita que me aleje, que lo golpee, que marque mi distancia, está consciente que es un hombre comprometido, que no tengo que meterme en una relación, pero la otra parte en verdad anhela estar con él, sentir sus labios, de nuevo sentirme aprisionada entre sus brazos y perderme totalmente y no sé si afortunada o desafortunadamente, es la voz más fuerte. Sus labios se presionan con fuerza en los míos, se mueven suaves, anhelantes, su beso es experimentado, es claro que no es el primero, en cambio siento mis labios entumidos, tiezos, sin la maestría de los suyos, pero aún así el beso se vuelve mágico, el día de mierda que tuve desaparece, es como si todo lo que causaba conflicto dentro de mí simplemente se desvaneciera, no me importa nada más. Mis manos suben por su pecho directo a su cuello, de manera casi natural me abrazo a él de la misma forma que sus brazos envuelven mi cintura y me pegan a su cuerpo, me siento tan feliz, me siento en mi lugar, como si nada pudiera salir mal, libera mi alma con ese beso suave y tierno, mis pies se levantan del suelo y de repente se me olvida quien soy, se me olvida el Covenant, no existen más los inquisidores, solo él. 




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