CAPITULO 15: Shadow Moses

     Me levante más temprano que otros días y salí a correr, no planeo hablar con nadie y mucho menos con mi padre, todo lo que pasó el día de ayer me tiene harta, molesta. Aunque lo que dijo Hariel ayer por la noche se me hizo lindo y hasta cierto punto romántico creo que también es muy irreal, sinceramente no creo que un ángel de su nivel se arriesgue a perder su posición solo por una mujer que ni de su especie es. 

    Cerca de la casa hay un bosque bastante grande, hace mucho que no venía a correr, es hasta cierto punto relajante, los árboles son enormes y frondosos, cubren bastante bien del sol dando un ambiente fresco, además el aire es liviano, puro, hacer ejercicio aquí no te cansa, por el contrario, se vuelve relajante y siento que mi cabeza se libera de todas esas ideas absurdas que me oprimen. 

     Cuando siento que mis piernas empiezan a arder me detengo un poco, me apoyo sobre mis rodillas mientras intento recuperar el aliento, a mi derecha noto a un señor de edad madura leyendo el periódico, algo en el encabezado de este me llama la atención, me quedo por un momento viendo la imagen principal, pero casi de inmediato este se levanta y lo dobla por mitad dispuesto a tirarlo a la basura, camino detrás de él y lo tira en el bote más cercano, cuando se aleja del bote yo me acerco y saco el periódico, afortunadamente está limpio. Me siento en la misma banca donde estaba hace un segundo y busco la nota principal.

     "...Durante la madrugada un incendio se poderó de la Basílica de la Santa Cruz de Jesuralén en Roma, a pocos metro de la Basílica de San Juan de Letrán, aunque esta al estar tan cerca no sufrió ningún percanse por el fuego que consumió a la primera. Al mismo tiempo el Monasterio de Santo Toribio de Liébana en Catanbria también presentó un incendio que acabó hasta con los cimientos así como la capilla de la Vera Cruz en la Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe, en este caso la capilla fue la única en presentar daños. Las personas que se encontraban dentro de estos lugares perecieron junto con el fuego, con excepción de un solo monje del Monasterio de Santo Toribio, pero el hombre está afectado, en estado de shock y sus palabras son erráticas, se espera que con el tratamiento adecuado y el tiempo este logre recuperar la cordura y pueda explicar los hechos."

     "Los bomberos encargados de controlar el fuego fueron incapaces de detenerlo, usaron todo tipo de medios para contenerlo, pero todo fue en vano, el fuego continuaba sin alteración alguna, incluso algunos creyendolo irreal metían pedazos de tela, madera, papel, pero estos salían ilesos e incluso fríos después de mantenerse dentro de las llamas. Algunos expertos aseguran que es el mismo timpo de fenómeno que hace años se dio, pero en puertas de diferentes lugares del mundo, este fuego acabo con ellas sin que nadie pudiera evitarlo, parece que lo ocurrido en aquel entonces y lo que aconteció en estos lugares no son hechos aislados."

     Después de ver las imagenes cierro el periódico y me levanto de la banca, me dispongo a regresar a mi casa lo más rápido que pueda, algo aquí no está bien, tengo que averiguar que tenían en común estos lugares y sobre todo ir con ese monje, no sabemos si incluso esté en peligro y tenga información importante para mí. Cuando llego paso de largo sin voltear a ver quien está, entro a mi habitación y me meto al baño de inmediato, no tengo tiempo que perder, me doy una ducha rápida y al salir tomo casi lo primero que tengo a la mano, una playera negra de cuello en "v", unos pantalones de mezclilla y unas botas negras. Cepillo mi cabello meticulosamente y mientras decido si recogerlo o llevarlo suelto escucho que alguien toca a mi puerta, aún no he decidido si quiero que entre y veo pasar a mi padre, parece preocupado y arrepentido, cierra la puerta tras de él y siento esa incómodidad, de nuevo todo lo dicho ayer regresa a mi cabeza y me siento tan molesta. 

-¿Podemos hablar?- Me dice mientras se sienta en la cama, doy la vuelta sobre el banco de mi tocador y me pongo frente a frente. 

-¿Más? Creo que con lo de ayer fue suficiente ¿sabes?- Me apoyo sobre mis rodillas y lo veo fijamente, creo que está tan incómodo como yo. 

-Supongo que no tenías por que enterarte de todo eso... verás... Hariel y yo somos tan viejos que hemos pasado cosas más allá del entendimiento de una persona tan joven...- Pongo los ojos en blanco y me recargo en mi tocador. 

-¿En serio?... ¿Cómo compartirse novias? digo eso lo hacen los pubertos y adolescentes... no es nada nuevo...- Me cruzo de brazos mientras espero a que diga algo. Noto la sorpresa en sus ojos. 

-Mira... no nos compartimos novias... simplemente... nos fijabamos en las mismas mujeres... pero con diferentes propósitos, cometimos errores... ambos... ¿vale? pero creo que... lo que quiero decir es que... no quiero que nada te pase... ¿lo entiendes? Hariel es...- Se queda pensando en como describirlo, pero sinceramente me tiene harta. 

-Es igual o peor que tú... así de sencillo... tal vez por eso te cae tan mal...- Me levanto y camino hacia la puerta. -Si lo que te preocupa es que me enamore de él y arruine mi vida... creeme sé muy bien el lugar que me corresponde... tal vez me dejé llevar por un momento, pero no volverá a pasar... y no pienses que no trabajaré con él, lamentablemente tengo que hacerlo, es una orden de Diana y como sabes no es que tenga opción... - Abro la puerta esperando a que salga de mi habitación. 

-Fiore... eres mi pequeña...- Sus ojos derrochan tristeza y cariño. -No quiero que nada malo te pase... y fue mi error meterme de esa forma... odio a ese pendejo, sé la clase de basura que es... no quiero que te lastime... no fue la forma de evitarlo, de eso estoy consciente... pero sinceramente no me arrepiento, entre más lo odies mejor...- Sale de mi habitación después darme un ligero apretón en el hombro. Cierro la puerta y me recargo contra ella. ¿En verdad lo odio? maldita sea, claro que no, pero sería buena idea que lo hiciera, tal vez las cosas serían más fáciles.