>>Desde los ojos de Tyra<<
Me alejo de ahí con la poco de dignidad que me queda, cuando desperté de mi casi coma lo que más anhelaba era ver a mi familia, por eso, en contra de las recomendaciones de Naheca vine hasta acá, para mi suerte o mi desgracia pude ver este espectáculo, a mi compañero, mi pareja besándose con su ex. Dentro de mí, desde que era pequeña, siempre quise formar una familia, conocer al hombre con quién compartiría mi vida, tener hijos, envejecer a su lado, pero supongo que mi elección no fue la mejor.
Siento una mano que me toma por la muñeca y me detiene, me hace dar media vuelta, es Lucifer quien decide enfrentarme, pero yo no me siento preparada para verlo a la cara después de lo que vi.
-Tyra... Tenemos que hablar...- Sus ojos parecen suplicantes y llenos de miedo. Le arrebato mi mano de un solo jalón y lo veo de manera retadora.
-¿Hablar? ¿Sobre qué? ¿Quién se quedará con la custodia de los niños?- Le digo con una sonrisa, intento parecer como si nada de lo que vi me importara y aunque siento como me estoy muriendo por dentro.
-No es lo que tu piensas...- Dice cruzandose de brazos, puedo sentir el miedo que despide, parece en verdad aterrado de descubrir que lo vi todo.
-Que cliché tan repetitivo... pense que el viejo y astuto Lucifer diría algo mejor...- Me acerco a él con los brazos cruzados y una sonrisa despreocupada, veo como frunce el ceño, empieza a molestarse.
-Tyra... lo que viste no significa nada... ¿ok? y si crees que por algo así te voy a dejar ir... no me conoces...- Sus ojos resplandecen de ese color rojo escarlata, son enmarcados por esas cejas negras que le dan más fuerza a su mirada.
-Ya somos adultos... somos un par de inmortales adultos... y nuestros hijos ya están grandes... entiendo perfectamente que después de tantos años juntos te hayas aburrido... no voy a hacer una escena ni un drama por esto... eres libre, nada nos une... - Una vez que termino de hablar me doy la media vuelta y lo dejo plantado, siento como su mirada se clava en mi espalda, camino hacia donde están mis hijos, al parecer Fiore le está pasando al costo las cosas a Leo, lo noto por su expresión sorprendida.
Cuando me ven ambos cambian su expresión, como si vieran a un cachorro moribundo bajo la lluvia, lo cual me molesta de sobre manera. La primera en acercarse un par de pasos hacia mí es Fiore, siento su mano en mi brazo y busca mi mirada. Le sonrío como si nada estuviera pasando.
-Mamá... ¿estás bien?- Finjo sorpresa, como si no hubiera motivo para no estarlo.
-Jajajaja si... ¿ustedes todo bien?... escuché que tuvieron problemas...- Les digo cambiando el tema, después de todo lo que pasó es algo que solo nos compete a su padre y a mí.
-¡Tyra!- Escucho la voz de Hariel, entra molesto entre todos los ángeles que no le quitan de encima la mirada. Volteo hacia él y suspiro.
-Vaya... eso fue rápido...-Me cruzo de brazos mientras Hariel se para junto a mí, por un momento dedida una mirada tierna a Fiore y después regresa a esa actitud furibunda y molesta.
-¿No te explicó Naheca que no podías regresar aquí?- Me dice en voz baja como si no quisiera que nadie más que yo lo escuchara.
-Si... algo me dijo, pero tenía la necesidad de ver a mis hijos, lo siento, instinto de madre...- Levanto los hombros disculpadome de manera hipócrita. Él pone los ojos en blanco y me toma del brazo.
-Pues tenemos que salir de aquí ya, si no quieres que nos linchen...- Frunso el ceño y antes de que le arrebate mi brazo de su agarre una voz nos toma por sopresa.
-Hariel... no tienes por que irte de forma abrupta, no somos enemigos...- Es Nuriel, Naheca se esmeró en explicarme que ese hijo de puta ya no era el mismo, pero para mí sigue siendo una molestia, Hariel se cuadra y se mantiene a la expectativa. -Después de todo ambos somos ángeles...- Su forma tan bondandosa de referirse no me da confianza y por lo que veo tampoco a Hariel.
-Solo vine por Tyra... pero ya nos vamos...- Voltea hacia mí y asiento con la cabeza, cuando estamos a punto de salir de ahí vuelve a detenernos.
-Hariel... supongo que ahora que perteneces al ejercito de fuego y oro serás un soldado reconocido entre sus filas...- Tanto Hariel como yo volteamos hacia Nuriel, parece curioso por el cargo que ahora desempeña con los ángeles dorados.
-De hecho... querido Nuriel... no es la forma de presentarlo, pero es el nuevo emperador de los alas doradas... tomo el lugar que le corresponde, el lugar que su madre dejo...- Volteo hacia una de las ventanas, ahí está Zanza recargada comodamente presumiendo del cargo de su primo.
-¿Emperador?- Dice Fiore sorprendida, Hariel voltea hacia ella y sonríe de lado.
-Todo fue una trampa, al parecer el comité y Zanza confabularon en mi contra y me dieron ese cargo...- Le contesta Hariel a Fiore, levantando los hombros como a modo de disculpa mientras que mi hija parece emocionada, supongo que no soy la única que cree que se merece ese puesto.
-Vaya... pues... mis felicitaciones Hariel...- Dice Nuriel acercandose aún más a nosotros, noto cierto deje de envidia en su mirada, supongo que esperaba que Hariel se consumiera en su miseria.
-Gracias Nuriel....- Dice Hariel sin estrechar la mano que le ofrece el nuevo líder serafico.
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Editado: 09.05.2020