Liga De Guerreros

Capitulo V

Capítulo V

Ellia

Mientras pasaban por el bosque, Ellia sintió ganas de llorar. Qué importa. Mientras corrían para llegar a la frontera, veían el pueblo que se extendía a su izquierda. Era terrible todo. La mayoría de las casas estaban destruidas. Muchos muertos, tanto civiles como soldados.

-Esto es horrible – dijo Audrey – necesitamos ayudarlos.

-Nuestra misión está en las cascadas, Audrey. Los soldados se harán cargo de esto – dijo Neo –.

-Hay que ayudarlos – propuso Hector – sólo pondremos a salvo a las personas y nos iremos.

-No nos tomará mucho tiempo, Neo – dijo Ewan.

Ellia vio la cara de Neo, no estaba del todo contento con la idea. Estaba de acuerdo con Hector y Audrey, podrían ayudar un poco.

-Sólo apúrense.

Los chicos se separaron para ayudar a las personas. Ellia se fue con Hector a ayudar a una anciana que estaba atrapada con unos niños por un gigante.

-Hey, gigantón – le gritó Ellia.

El gigante volteó y la chica le lanzó una enorme roca lanzándolo lejos. Hector fue con la anciana y los niños, los sacó de ahí.

El gigante se levantó, sacó una espada enorme y se dirigió a la chica. Empezó a girar extendiendo la espada. La chica se alzó con una montaña, el gigante la rompió y la chica saltó a su cabeza, se agarró de su cabello y sacó su cuchilla. El gigante no se dejaba de mover tratando de tirarla, la chica aguantaba como podía, se acomodó y le enterró su daga en uno de sus ojos. Sacó su daga junto con el ojo. –iugh -. Saltó y fue con Hector.

-Ya están a salvo – dijo.

El gigante gruñó de dolor, con su único ojo disponible vio a Ellia y empezó a acercarse. Hector lo agarró con una enorme mano de tierra, Ellia lo hundió a duras penas en la tierra, dejando sólo su cabeza destapada. Neo llegó aterrizando y le cortó la cabeza. Luego se levantó dando la espalda a los chicos y guardó su espada en una bolsita de terciopelo rojo.

-Ya acabamos aquí, vámonos -.

-Sí – dijo Ellia con poco interés -.

Sabía que Neo iba a ser un problema. – oh cielos -.

-Gracias, ya lo teníamos bajo control – dijo Hector con la voz algo alzada -.

Todos los chicos se acercaron. Audrey estaba bien, muy sucia de sangre. Geraldine tenía el cabello algo empapado de una sustancia verde, al igual que su ropa. Y Ewan estaba bien, como si no hubiera peleado.

Antes de que salieran de ahí y dirigirse de nuevo al bosque, los pueblerinos se acercaron y les agradecieron, lamentablemente había muchas personas que no tuvieron la misma suerte que ellos. Los militares se acercaron y pidieron que se retiraran, ellos se harían cargo de lo demás.

-Vámonos – dijo Hector -.

-Si – dijeron todos a excepción de Neo -.

Todos los guerreros tenían que poner su empeño al cien por ciento en la misión, necesitaban creer que los militares tendrían todo bajo control, esto debería de acabar en cuando ellos cerraran las cascadas, si fracasaban, no había retorno, todo en adelante iría empeorando.

Ellia tenía la mayor parte del tiempo a su familia en mente. Era un mal momento para pensar en ellos, o quizás el mejor, ¿estarán bien?, no podía ni imaginárselo, si le pasaba algo a su mamá y a sus hermanos… ella no podría seguir. Esta era una de las desventajas de ser un guerrero, la mayor parte del tiempo te la pasas fuera de casa, todo los días, todas las horas hay trabajo, hay problemas que resolver. Puede que haya una pequeña opción de dejar esto de ser guerrera, Hector podría cubrirla. Su corazón empezó a latir más rápido, veía a todos, la voz se le cortaba. No podía decirles. Apretó el puño y deseo que estuvieran bien.

-Bueno, ¿Qué les parece si platicamos de algo?, para conocernos mejor – Sugirió  Audrey -.

-¡Sí!, ¿Qué tal hablar de cómo vamos a morir? Aunque lo pensó y quería decirlo, se quedó callada.

-Audrey, no es un buen momento, ¿sabes? – lo regañó Neo -.

-Perdón. Sólo quería conocerlos.

-Tranquila. – Dijo Geraldine -. Neo no sabe tratar a las personas.

Neo desvió la mirada.

El chico le recordaba a esos niños ricachones, de mami y papi. De seguro tenía el ego tan alto, y claramente iba a tratar de mostrar sus habilidades cada rato, siendo el héroe de todo. Y presumir que tiene mucho dinero.

-Ellia – le llamó Audrey -.

-¿Qué pasa? – Preguntó algo perdida – lo siento… estaba pensando en otras cosas -.

-No te preocupes, pensé que te había pasado algo, te habló Hector y no respondías -.

-Oh, no. Perdón, estaba pensando.

Los guerreros se adentraron más al bosque. Las casas del pueblo desaparecieron detrás de ellos junto con todo el ruido. Pasaron cuarenta y siete minutos y Ellia empezó a sentir una especie de déjà vu, aunque este era más largo; no se iba con el paso de los segundos, era continuo.

Un ruido se escuchó detrás de unos arbustos. Todos decidieron parar. Parecía algo muy grande, se movía bruscamente. No podían ver que era exactamente, así que Hector fue a revisar. Cuando vio lo que era empezó a retroceder poco a poco, de la manera más silenciosa posible.

-Chicos, tranquilos… es un Cripto-teo – dijo Hector -.

Ellia no sabía que era un “Cripto-teo”, pero parecía algo peligroso.

-¿Qué es un “Cripto-teo”? – preguntó Neo, quitándole la pregunta a Ellia -..

-Es uno de los secuaces de los pecados que habita en la oscuridad, no puede soportar estar bajo la luz del sol. Aparece donde se encuentran los malos recuerdos, donde más abunda la tristeza y el arrepentimiento. Fue creado por los pecados y se encuentra en el libro: “los Disturbios del pecado”

-¿Y podemos irnos? -.

-Tenemos que salir de aquí ahora. Esta “bestia” es de la clase: multifacética. Se conforma sólo de dos caras: una pasiva y una activa. En la pasiva sólo se alimenta de humanos, pero cuando entra en la activa, puede incluso comer gigantes.



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En el texto hay: deidades, pecados

Editado: 30.01.2021

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