Liga Del Asfalto: Retribucion - Libro 2

Capítulo 21

FIESTA DE 15 AÑOS

 

Cesar Vásquez era un hombre que conocía muy bien lo cruel que podía ser la calle.

 

Desde corta edad supo que su vida estaría ligada a los motores y a la velocidad, al llegar a la adolescencia tomó la decisión de probar suerte conduciendo en carreras y piques clandestinos a las afueras de Ciudad Victoria, uniéndose a personas que nacieron escuchando el sonido de un automóvil o una motocicleta y morirían seguramente viendo una rueda girar.

 

Llegó a ser uno de los pilotos más rápidos en aquellos días, pero también vio a muchas promesas del motociclismo estrellarse en el pavimento por un puñado de billetes o mujeres interesadas en un héroe temporal, coqueteó con la bebida y las pastillas razón por la cual le quitaron la oportunidad de ser un piloto profesional, la religión fue lo único que impidió que se autodestruyera.

 

Con los años pudo hacer las paces con su pasado, el trabajo de mecánico le sentaba bien, incluso se preguntaba cómo no consideró primero ser eso y no un piloto que jugueteaba con la muerte al margen de la ley.

 

Por eso, cuando conoció a Lázaro decidió ser una especie de guía para él, de alguna manera se vio a sí mismo de joven y tenía la oportunidad de que sus enseñanzas fueran aprovechadas, no podía decirle al joven Ximénez que no condujera, lo haría de igual forma, tenía que enseñarle poco a poco que con las herramientas que tenía a su disposición podía construir un buen futuro, o cavar su propia tumba.

 

Pero entonces llegó la tragedia, las malas decisiones, los reproches, Lázaro necesitaba expiar sus pecados y su confesor era un mecánico que escuchó atentamente todo lo que el joven le había dicho, aquel relato era demasiado extraordinario para ser el invento de un muchacho de escuela secundaria.

 

—Fui demasiado estúpido César, lo peor es que puse a mis amigos en riesgo, no me lo hubiera perdonado si algo les pasaba.

—Al parecer la juventud y la estupidez van de la mano—Se limitó a decir el mecánico con una leve sonrisa, tratando de mantener el ánimo lo más arriba posible— No eres el primer joven en la historia de la humanidad que se enfrenta a una situación que lo supera o que hace algo equivocado para resolverla, ¿Acaso crees que Alejandro Magno, Napoleón, Bolívar o San Martin no hicieron estupideces a los diecisiete años?

—César, yo no soy conquistador, ¡Menos un libertador!

—Y aun así tus acciones y las de tu padre afectarán la vida de mucha gente, tal como las acciones de esos conquistadores y militares afectaron la vida de su gente. Piensa un poco, estamos hablando de las elecciones a la Alcaldía Mayor de la capital de la Unión Federal Latina, gane quien gane puede haber un efecto dominó sobre las regiones y finalmente sobre toda la unión, tu padre sabía eso y por eso lo mataron.

—Es bastante reconfortante saber que el destino de millones está sobre mis hombros, ¡Gracias! —Dijo el joven en tono irónico.

—Ja, Ja, Ja, todos tenemos la facultad de cambiar el destino de millones, para bien o para mal, no tienes que verlo como algo negativo, porque hasta ahora la mayoría de las cosas que has hecho fueron por motivos equivocados, entraste a las pandillas por Créditos o por mujeres, sentías satisfacción al golpear a los pandilleros enemigos y que luego todos te respetaran y admiraran, cosa que tu papá no hacía. Eso Lázaro fue un error, uno que se está convirtiendo en un círculo vicioso, no terminas de competir en la calle o con los puños cuando buscas a otro contrincante, y a otro, y a otro, y a otro, hasta que algún día te des cuenta que para ti todos son enemigos potenciales que te dejarán victorias vacías y superfluas. Y no sólo eso, también está lo del disco de tu papá. ¿Por qué te involucraste en esto? Yo te lo diré, no fue por justicia, por allí lo hiciste movido por resentimiento, pero creo que fue por ese sentimiento egoísta de saber que terminarás algo que tu padre, un hombre tan inteligente, no pudo concluir. Pero no hay que ponerse triste, pocas personas tienen la oportunidad de enmendar sus errores como la tendrás tú.

—¿Enmendar?, ¡César, perdí la información!, no tengo pruebas, nadie creerá en mi testimonio, primero me meten a la cárcel cuando descubran que he estado en competencias callejeras, si es que mamá no me asesina antes.

—Sé que ahora crees que no tienes nada, pero estas equivocado, tienes una causa justa, ya sabes contra quien estas peleando, porque como dijo tu padre, siempre existirá alguien que saque la verdad a la luz.

 

Lázaro estaba un poco más tranquilo, pero no lo suficiente como para olvidar que dentro del mensaje de su padre se ocultaba una advertencia, uno puede luchar por un mejor futuro, pero eso no significa que tiene el derecho de vivir para verlo.

 

 

****

 

Había dos acontecimientos por los cuales los habitantes de Ciudad Victoria se comenzaban a preparar en los últimos días de noviembre y principios de diciembre, uno era las festividades navideñas, la música tradicional ya sonaba por doquier, los adornos hacían su aparición junto con los comerciales que impulsaban al consumismo de la temporada y estaban las iglesias, recordándole a la gente con sus acostumbradas misas el verdadero significado de la celebración.




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