Así que de parecer llevar una vida tan perfecta, Miu tenía bastantes problemas, a pesar de lucir siempre tan segura de sí misma y guapa, pensaba Hotaru viendo sus fotografías en una de las redes sociales que al fin se había decido a activar, Miu tenía problemas de la vida real, como solía decir su madre, hubiese querido hacer algo por ella, pero era consciente que no tenía demasiadas habilidades que pudiesen ser de ayuda.
Como era habitual luego de clases esa tarde se había ido directamente hasta las canchas de tenis, y aunque el entrenamiento en un inicio le pareció duro, se alegró de haber terminado, por primera vez, antes que varias de las otras novatas. Tal vez ya se había vuelto un poco más ágil, pensaba mientras en el camerino se cambiaba de ropa, aunque al compararse con sus compañeras, que tenían marcados los músculos en brazos y abdomen, supo que aun le faltaba mucho.
Umi le sonrió, de seguro al notar que no dejaba de mirarla, y no pudo evitar avergonzarse.
-…Luces…muy fuerte- murmuró dudosa.
- gracias, si entrenas a diario es sólo cosa de tiempo.
- bueno, la verdad es que no soy muy hábil en los deportes.
- no pasa nada, también creía eso, pero ya desde el año pasado, al momento de entrar al instituto, logré alcanzar un nivel competitivo.
Hotaru se quedó pensativa, y luego volvió a sorprenderse.
- ¿estás en segundo?
- igual que tú- asintió.
- ¡cielos! luces mucho más madura.
Umi pareció compasiva y sonrió.
- espero que eso sea un cumplido.
Hotaru volvió a avergonzarse, ahora sintiendo una inevitable admiración. Antes de salir, Umi se despidió con una sonrisa.
Ahora con la agradable sensación en el pecho que ella le había dejado, caminó en dirección a los jardines traseros, lugar donde ya pocos alumnos circulaban.
Tal vez si se esforzaba más y mejoraba su desempeño en la revista podrían darle más espacio y ganar más dinero, de otro modo la única forma de obtenerlo sería enviando fotografías insinuantes a sus admiradores, así no tardaría en arrendar un departamento y alejarse de su madre. Sabía que una vez que los papeles del divorcio estuviesen firmados la única obligación que tendría su padre con ella sería pagar sus estudios. Se lo imaginó con otra mujer y se sintió frustrada.
- ¡Ya deja de pensar!- la miró seria Yukari al notar sus expresiones.
- estoy bien, sólo planeo una venganza- respondió en tono de broma.
- apuesto que ni siquiera hiciste el trabajo de geografía.
Miu la miró interrogante.
- puedes copiar el mío- se acercó Hotaru con su cuaderno de apuntes.
- eres muy linda, si fueras un chico te besaría- exclamó avergonzándola.
- bien, dense prisa- agregó Yukari viéndolas de reojos.
Al salir de clases se despidió de sus amigas, tenía que ir a la academia a probarse un par de vestidos antes de volver a casa, ansiaba ver a Midori.
Caminaba por el pasillo hacia la salida cuando esta vez fue él quien se interpuso en su camino.
- Dijiste que te gustaba el omurice- murmuró con una voz ronca, casi logrando erizarle la piel.
-…s-si- se avergonzó.
-…si tienes tiempo…conozco un lugar.
Pestañeó un par de veces ¿Hablaba en serio?
-...no está tan lejos.
Continuó sin reaccionar, y de seguro, él, al ver que no respondía continuó su camino. Se obligó a seguirlo.
Era la primera vez que iba a su lado, lo miraba de vez en cuando, parecía inmutable como siempre, aun así no le importó, ya era demasiado con estar junto a él fuera del instituto. Caminaron en silencio un par de cuadras hasta el metro.
- Prefiero no deber favores - agregó sin mirarla.
Así que era eso, aun así no podía dejar de sentirse afortunada.
Era un lugar de comida tradicional, en el mostrador anunciaban el omurice como su receta especial. Dentro estaba lleno de parejas jóvenes y un par de familias.
Se sentó frente a él, queriendo hablar y reír sin parar, aunque no despegara los ojos de su celular.
Sus dedos largos y delgados, su cabello oscuro y ojos de un azul oscuro profundo en el cual hubiese deseado quedarse dormida, tenía facciones femeninas al punto de ser tan atractivo como el rostro de Shun, pero menos complaciente y coqueto, tal vez lo intrigante de su personalidad era lo que en realidad llamaba su atención.
- ¿Vienes seguido a este lugar?- musitó tras varios minutos.
-…algo así…
Una chica joven les llevó un par de vasos de té helado.
-…por qué cambiaste de parecer- se atrevió a preguntar.
Ryo levantó la mirada.
-…no parecías tan animada como siempre…
Sonrió, sintiéndose conmovida, entonces sí había logrado que se fijara en ella, sabía que en el fondo era alguien amable. Hubiese mencionado lo lindo que le parecía, pero sabía que eso lo arruinaría todo.
-…más bien lucías bastante deprimida…
- …algunos asuntos con mis padres…-murmuró tomando un poco de té- supongo que no debe ser tan malo vivir en el instituto después de todo.
- supongo que está bien…- bebiendo un sorbo - si no tienes una familia que se preocupe por ti.
Miu se sintió confundida.
- ¿tu familia vive en Tokio?
-…mis padres…mi padre tiene otra familia- respondió con seriedad- prefiero no molestarlo.
- mis padres van a divorciarse- se forzó a sonreír- desearía poder pensar de una manera tan fría.
En ese momento la mesera les llevó sus platos de comida. Tenía tan buena apariencia que antes de comer le tomó una foto.
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Editado: 29.11.2024