Hotaru, que no había dejado de pensar en Miu, apenas llegar a clases la buscó con la mirada, sólo divisando a Yukari en su rincón. Aun consciente que su mente la obligaría tarde o temprano a decírselo, se sintió momentáneamente aliviada.
En el horario de almuerzo, habiendo acabado las semanas de exámenes, fue en busca de su flauta al casillero y caminó hacia el jardín secreto. Desde el medio día el cielo se había cubierto, incluso amenazando llover, aunque no hubiese indicios de aquello en el pronóstico del clima.
Miró y limpió su flauta cuidadosamente deseando obtener algunas nuevas notas, aunque en poco tiempo comprendió que sería imposible concentrarse, por alguna razón estaba sintiéndose demasiado ansiosa.
A penas entrar la profesora de física entregó el resultado del examen felicitando a los que habían obtenido las mejores calificaciones. Ya había pasado a más de la mitad de sus compañeros cuando nombró su apellido. Se paró nerviosa descubriendo decepcionada que había tenido la nota de aprobación mínima.
La profesora escribió en la pizarra los nombres de los alumnos que deberían asistir a clases de verano, y fue aún más deprimente verse entre ellos, seguro Anne iba a matarla.
Por cómo se estaba sintiendo hubiese sido un buen momento para pedir alguno consejo a Umi, pero la idea se disipó al recibir un mensaje justificando una cita con Hero.
Acaba de salir del edificio principal cuando la ligera llovizna que había caído desde la media tarde se intensificó, sin tener un paraguas supuso que de momento lo mejor sería refugiarse en la biblioteca. Al menos la calefacción del lugar, mezclada con el silencioso ambiente le resultaron agradables.
Llevó su bolso cerca de una ventana, lejos de los pocos alumnos que quedaban, y se sentó sobre una mesa a observar como la lluvia de deslizaba en el cristal casi de forma sincrónica.
Debía hacer tiempo suficiente para evitar encontrarse con Anne en casa, se hubiese quedado en silencio un buen rato meditando alguna excusa para su retraso, de no ser por una animada voz que, desde sus espaldas, la alejó de sus pensamientos.
-Hotaru- musitó Keiji- no nos habíamos visto, pensé enviarte un mensaje…
Sus cabellos pelirrojos se habían humedecido sobre su frente, era una imagen bastante agradable.
- Venía a dejar un par de libros que me encargó Aki, se supone que íbamos a entrenar, pero se suspendió debido a la lluvia.
-…lo siento por ti...
- al menos pude encontrarte ¿sigues estudiando?
-no…-respondió sin disimular un suspiro- sólo…espero a que pase la lluvia.
Keiji la miró, curioso.
- ¿Te encuentras bien?
-...creo que los días así me desaniman...
- ¿los días lluviosos?- respondió incrédulo- no pasa nada, es sólo una tormenta.
-bueno, no sólo me refiero al clima- sonrió ante su ingenuidad- recibí el resultado del examen de física y bueno...deberé tomar clases de verano.
- ¿qué? eso es injusto, eres muy inteligente.
- seguro no me esforcé lo suficiente- se encogió de hombros- o al menos eso dirá mamá.
- puedo pedirle a Aki que te de clases particulares.
Hotaru sonrió, incrédula.
- no tienes que hacer eso.
- entonces debemos pensar en algo- insistió- tal vez si hablas con la profesora para que te deje de alguna formar subir un poco tu nota…
Lo miró conmovida y tras un rato meditándolo tuvo la esperanza en que tal vez estaba a tiempo...
- Por ahora, tengo una idea que te animará- musitó- acompáñame- seguro sin percatarse que la avergonzaba, la sorprendió tomando su mano- ¡Estás helada!
Asintió cabizbaja, notando lo suave que estaba la mano de Keiji, y ahora con un evidente rubor, que él pareció no tomarle importancia, se incorporó.
Cubriéndola con su chaqueta caminaron hasta el edificio de los dormitorios. Abrió la pequeña reja que daba paso a esa especie de terraza donde se encontraba Shiro, quien al verlos jadeó ansioso por recibir un poco de afecto. En silencio Keiji le acarició el cuello y puso su collar de paseo.
- ¿Quieres llevarlo?- sonrió.
-...pero…está lloviendo.
-si es por eso te traeré un paraguas.
Hotaru se quedó viéndolo en silencio, sabía que pasearlo bajo la lluvia podría ser un desastre, aunque Shiro insistía con una mirada tan tierna, como si también intentara convencerla.
-...Tal vez a Shiro no le guste el agua.
-es un perro ¡claro que le gusta!- Shiro pareció asentir con un ladrido-...pero el único que lo saca en días así es Ryo, lástima que hoy no se haya aparecido...
-...Es porque aún no es la hora de su paseo- los sorprendió de pronto.
Hotaru se avergonzó. Shiro comenzó a moverle la cola, dejando que le acariciara la cabeza.
-vamos...- ordenó tomando la correa.
- descuida, Hotaru se encargará- se interpuso Keiji.
Ryo lo miró incrédulo, para luego dirigirse a ella.
-aquí tienes...-murmuró, seguro consciente de su intimidante mirada.
No lo había tenido así de cerca antes, con su atención por completo en ella, y dado su actitud, fue incapaz de reaccionar.
-...¿estás bien?...- insistió con evidente hastío.
Al notar que ambos esperaban una respuesta, se sintió ruborizar.
-ah...bu-bueno...descuida- se esforzó en sonreír, con poco éxito.
Ryo frunció el ceño y lo vieron cubrirse con la capucha de la chaqueta y se llevarse a Shiro.
Suspiró aliviada, aunque era imposible no sentirse embobada. Ahora Keiji la observaba sorprendido, como si acabara de hacer importante descubrimiento.
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Editado: 29.11.2024