Ligera y agridulce

El día en que dejaste de fingir: Capítulo 12

Salió de la cama con un horrible dolor de cabeza producto de haber estado llorando el fin de semana. Antes de poner un pie fuera de casa bebió un vaso de agua y su par de medicamentos, aunque al estar con el estómago vacío fue como tragar un par de pequeñas piedras.

Sin poner atención si quiera a la clase de ciencias esa mañana, durante el almuerzo compró una lata de té caliente y, a pesar de sentir frío, se fue a su jardín secreto.

El escaso sol apenas calentaba, el césped se cubría con una débil escarcha, al igual que la banca donde se sentaba siempre, así que con la manga de su sweater la limpió cuidadosamente antes de tomar su lugar. Además de su bebida lo único que ingirió fue esa vitamina que le había indicado la doctora. Se calentó las manos con la lata caliente y cerró los ojos deseando quedarse dormida, pero le era inevitable evocar a Anne junto ese hombre, y si pensaba en Kenji la tristeza la embargaba. ¿De verdad estaba siendo egoísta e inmadura como había dicho su madre?

De pronto, acompañada de su rechinar, sintió abrirse la puerta. La brillante cabellera de su amiga se asomó entre las ramas secas, ahora sorprendiéndola.

- Era obvio que estarías aquí- sonrió.

- Umi- susurró, sintiendo como con su sonrisa la traía de nuevo a la realidad.

- cielos, hace un poco de frío acá- se sentó a su lado- ¿ya almorzaste?

Asintió con la cabeza, aun así Umi pareció suspicaz.

- ¿estás bien? Luces un poco pálida.

- estuve enferma el fin de semana.

-…entonces eso justifica el por qué no fuiste a vernos.

- ¡pero Keiji no dijo que también jugarías!- se sintió avergonzar.

- bueno, quería que fuera una sorpresa, supongo- se encogió de hombros- aunque admito que se sintió un poco decepcionado de no verte…

Suspiró.

-lo siento mucho.

- sería bueno que se lo dijeras a él.

Apretó los labios.

-…claro…

Umi se quedó observándola.

- Estos pastelillos los preparó Hero- sonrió abriendo una pequeña bolsa de papel- ¿quieres uno?

La miro dudosa, pero prefirió aceptar.

- creo que ese es de arándano, si quieres te lo cambio por uno de chocolate.

- estoy bien así- el aroma agridulce envolvió por completo sus sentidos. Le dio un pequeño mordisco y tragó con dificultad, temerosa a luego no poder detenerse-…Sabe bien.

- así es, Hero los preparó por el cumpleaños de su hermano menor- asintió satisfecha.

-…aunque dejaré el resto para después.

- nada de eso, puedes llevártelos, yo ya he comido suficientes.

-…pero.

- son tuyos- insistió, tomando sus manos logró que se ruborizara- Cielos, estás muy helada ¿no prefieres entrar?

- prefiero estar acá, hay mucho ruido y…

- bueno, no importa- musitó envolviéndola en la bufanda que acababa de quitarse- Tenla hasta que pueda tejerte una.

Se quedó pasmada, avergonzada, sintiendo como desde lo más profundo de su pecho un suave calor la invadía por completo. Tragó saliva con dificultad y suspiró.

-…gracias- sus ojos se inundaron en lágrimas, seguro confundiéndola.

-…¿estás…bien?

- sí, lo siento- intentó secarse con la manga del sweater, olvidando que continuaba húmedo por la escarcha. Agachó la cabeza, derrotada, momento en que Umi la rodeó con sus brazos, pudiendo finalmente desahogarse.

- Lo siento- repitió sin separarse-…pero no quiero que mamá se quede con ese hombre…Además me mintió…papá no está muerto…¡él nos abandonó! – exclamó con un hilo de voz ahora entre sollozos- ¡él nunca nos quiso! ¡No quería decírselo a nadie…pero se siente tan mal!

-…Hotaru…- susurró.

- ¡sé que soy una carga para mamá…es por eso que ella no se ha atrevido a rehacer su vida, es por mi culpa…y tiene razón, no soportaría verla con alguien más! – sollozó como si estuviese a punto de ahogarse, y cuando tomó distancia, sintió que el rostro le ardía.

- …Ha sido demasiado, ¿verdad? - murmuró Umi.

Asintió con la cabeza. Su amiga le entregó la lata de té y mientras bebía le secó las lágrimas con la manga de su sweater. Conmovida sintió que volvería a llorar.

- Eres una buena persona Hotaru.

- ya no estoy tan segura, he sido egoísta con mamá, pero no puedo evitarlo…y cada vez que hablamos termina en discusión…De verdad…odio a ese hombre…

- …en realidad, no sé cómo me sentiría si mamá decidiera tener una pareja- suspiró - desde que mis padres se separaron ella ha estado sola…Pero lo más probablemente es que sólo intentaría resignarme.

No le gustó como eso sonaba, ¿resignarse? Se mordió el labio inferior y suspiró por la nariz.

El timbre para volver a clases comenzó a sonar, aunque no se inmutó en varios segundos. Umi la tomó del brazo, y de esa forma caminaron hasta su salón.

- …Por favor, no dudes en hablarme- susurró su amiga antes de despedirse.

Levantó la cabeza y asintió, viéndola desaparecer tras la puerta.

Se había quedado al pendiente de Natsumi tras que esa noche le hubiese mandado el mensaje, y cuando ella lo llamó, de inmediato acordaron reunirse en un metro cercano.

Con Yuuri ya en el instituto, sin la más mínima posibilidad de levantar sospechas, salió del departamento con la convicción de ganar un poco más de dinero. Tras un par de minutos de espera Natsumi lo recogió en un auto blanco. Lo saludó con una sonrisa y casi sin hablar, condujo hasta la escuela de Arte y Diseño donde estudiaba.

Observó el ambiente con curiosidad, nunca había estado en una universidad, jóvenes de todas las edades se paseaban entre los edificios, algunos vistiendo ropa llamativa, y otros muy a la moda, podía sentirse un ánimo de libertad.

- La forma de vestir es la expresión artística de cada persona- sonrió ella con evidente entusiasmo guiándolo al ascensor- y este es el lugar más representativo de aquello. Acá la mayoría de los chicos usan prendas confeccionadas por ellos mismos.

Caminaron por un largo e iluminado pasillo antes de hacerlo pasar a una habitación pequeña, pero donde la luz natural entraba por el par de grandes ventanas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.