"Te amo"
Suni se estaba preparando un tazón de cereales como la cerda que era, no era su culpa que el hambre la haya atacado a las tres de la mañana.
Tarareaba una canción por lo bajo, concentrada en lo suyo sin darse cuenta que Hyunjin estaba con ella en la cocina.
— ¿Podemos hablar ahora? —preguntó repentinamente él, causando un sobresalto en ella por el susto.
— Dios, casi me da un infarto —se quejó con la mano en el pecho, viéndolo. Guardó lo que había usado y se aproximó a la puerta para salir, pero el morocho fue más rápido y se colocó enfrente, bloqueando la salida —. Oh por favor, son las tres de la mañana, Hyunjin —recriminó con el tazón en las manos —, muévete, dormiré como un bebé luego de mi comida —comentó intentando pasar, pero no pudo.
— ¿Puedes dormir? —indagó él algo brusco —, porque yo no puedo —confesó.
— Cuenta ovejitas, siempre funciona —se mofó ella —. Buenas noches —hizo el ademán de pasar por su lado, pero otra vez no pudo. Terminó suspirando frustrada.
— Suni, ya no puedo más —admitió con pesar —. Sé que merezco todo esto, pero por favor, ya no sigas. Me estás destrozando.
— No pensaba hacer nada más —dijo encogiéndose de hombros mientras dejaba el tazón en la mesa —, pero eso iba a ser todo. Lo que sea que había entre tú y yo, se acabó, ¿lo sabes, no?
— ¡No digas eso! —bramó él controlando su voz, sin embargo logró sonar desesperado —. ¿Por qué te molestó tanto si dices que no te importa? Dímelo, necesito oírte —pidió.
Ella se quedó callada un momento, pero suspiró resignada.
— Porque mentiste, con todo. Y hubo un momento que comencé a aceptarte, pero tú... bueno, lo arruinaste —susurró sonriendo amarga.
— No Suni, no mentí, siempre fui sincero. Por favor, créeme. Te quiero a tí, no me importa nadie más, te lo juro —aseguró rápidamente —, por favor, te necesito.
— Dime algo, Hyunjin, ¿por qué sigues insistiendo si ella te da lo que yo no? —preguntó seria —. ¿No es mejor dejarme tranquila e irte con la que se abre de piernas? ¿No es lo qué quieres?
— Estás equivocada, no es eso, yo no te quiero para eso, no pienses así —reclamó angustiado. No quería que ella pensara de esa forma, porque no era verdad.
— Sí, bueno, la verdad ya no importa. Sólo mantente alejado —repitió.
— No lo haré, no puedo dejarte —negó desesperado con la cabeza, sus manos ya comenzaban a temblar por el estado de alteración que estaba tomando —. Nunca voy a dejarte, es que no puedo, te necesito conmigo, ¿no lo entiendes? Por favor, Suni, juro que no lo volveré hacer, seré bueno, en serio —aseguró de forma lastimera.
— Deja de decir eso, odio cuando te tratas a tí mismo de esa forma —masculló por lo bajo, desviando la vista. No le gustaba que él se autodenominara como un animal, como un perro que va detrás de su amo, que dijera que era suyo, porque no era cierto. Ella no lo consideraba suyo, mucho menos lo veía como un perrito al que debía mandar.
— No te das una idea de lo destrozado que estoy, cada vez que me miras con odio o me haces alguna maldad, te juro que estoy a punto de volverme loco. Eres todo para mi, y no me importa que me trates como se te dé la gana, no me importa, puedes gritarme, puedes darme órdenes a tu antojo y hasta prefiero que me golpees cuanto quieras, pero ya no me hagas esto. Por favor, te lo estoy suplicando, Suni, vuelve conmigo, como antes —rogó sintiendo el nudo en la garganta. Nunca había llorado, joder, pero ahora mismo estaba sintiendo que realmente estaba a poco de perderla y ese vacío, esa opresión dentro de él lo hacía querer llorar como un nene pequeño.
Estaba a punto de llorar por una chica, y nunca pensó que fuera a pasarle alguna vez, pero ahí estaba; rogándole al borde de las lágrimas a Suni para que volviera con él.
— Hyunjin, no puedes pedirme que vuelva si nunca me tuviste —dijo ella, comenzando a sentirse nerviosa.
Oía la voz temblorosa del morocho, suplicante y roto, demonios, ahora mismo comenzaba a sentirse mal.
Al instante sintió un sollozo, y supo al instante que él finalmente se había roto por completo, frente a ella. Aquello realmente le afectó, nunca imaginó verlo en ese estado, intentando aguantar el llanto logrando que algunos sollozos se le escaparan.
Hyunjin se dio la vuelta algo avergonzado. Se obligó a respirar hondo para calmarse, sus manos no dejaban de temblar y su pecho se estrujaba horrible, peor que antes. Ya no sabía que hacer, había rogado pero ya no funcionaba.
— Te amo —dijo finalmente, sin mirarla. Pasó saliva y se volteó —. ¿Eso es suficiente para tí? Estoy jodidamente enamorado de tí, y no puedo dejarte ir, no quiero tampoco —confesó mientras se limpiaba el rostro rápidamente, con brusquedad.
Suni rápidamente lo miró alarmada.
— E-Esas son palabras fuertes —dijo algo nerviosa.
El morocho rápidamente se acercó a grandes zancadas y la tomó del rostro para que lo viera a los ojos.
— ¿No te das cuenta? Lo que siento por tí es fuerte, tanto que me controla, no puedo estar sin tí, te necesito en todo momento conmigo y si te vas me siento vacío. Cada vez que estoy contigo me siento vivo, y me encanta esa sensación. Es por tí Suni, es por tí que yo tengo una razón para seguir adelante, pero si te vas de mi lado, yo... no puedo seguir, te juro que no puedo. Te amo, ¿puedes entenderlo? —soltó rápidamente sin soltarla.
— Hyunjin...
— Dame una oportunidad —suplicó con tristeza —, sólo una, por favor, quiero hacerte feliz y estar contigo, no me importa la edad, no me importa nada, sólo me importa que estés bien a mi lado, nada más. Por favor, Suni, dame una oportunidad —rogó cerrando los ojos frente a ella, juntando sus frentes.
La castaña lo miró silenciosa, entreabrió los labios para decir algo, pero nada salió y esto sólo sirvió para que él, después de tanto desearlo, finalmente la besara.
Era un beso desesperado y necesitado, habían pasado días desde la última vez que pudo tenerla así y realmente la echaba de menos.
Suni se quejó contra sus labios, apoyó ambas manos en los hombros desnudos de él y ejerció presión para alejarlo, pero Hyunjin intensificó el beso y finalmente Suni cedió.