"Se acabó"
Estaba paralizado. Quería ir hasta ella pero su cuerpo no respondía, estaba congelado en el lugar.
Vio con horror como Suni se enderezaba en su sitio y devolvía la vista a la pantalla frente a ella, soltando otro gimoteo. Fue ahí que finalmente logró moverse y lo único que atinó hacer fue acercarse rápidamente y abrazarla en el suelo.
— No mires, no mires —susurró escondiendo la cara de ella en su pecho, intentando que Suni no siguiera viendo aquello pues sabía que lo único que conseguiría es el odio de ella.
Alargó el brazo y simplemente apagó la televisión. Oyó claramente el llanto de ella siendo ahogado por su propio cuerpo.
Suni apretaba su camiseta azul marino con rabia mientras apretaba los dientes con intentos fallidos de calmarse.
No podía creer nada de lo que había visto. La sensación de abandono y traición la azotaron con vehemencia, dejándola débil y vulnerable.
Sus manos temblorosas hicieron fuerza para alejarlo, pero Hyunjin estaba reacio a soltarla. Sintió perfectamente las manos de ella en su pecho, alejándolo, pero se limitó a ignorar ese gesto de evidente rechazo y la apretó con más insistencia.
— Lo siento, lo siento, lo siento —dijo rápidamente con voz temblorosa mientras una de sus manos viajaba a la cabeza de ella y acariciaba su cabello con ansiedad — Por favor, perdóname, Suni —agregó cerrando los ojos.
— Dé-déjame —musitó entre dientes mientras lo empujaba, pero el morocho se rehusaba a dejarla —. ¡Suéltame! —bramó con rabia dándole un fuerte empujón.
Consiguió sacárselo de encima y ella hizo el ademán de levantarse del suelo, pero rápidamente Hyunjin la agarró del brazo y la hizo sentarse nuevamente.
— Lo siento mucho, por favor no te enojes conmigo —suplicó agarrando su rostro con ambas manos. Suni notó el brillo en sus ojos y supo que en cualquier momento se echaría a llorar. Quizá él sabía que todo estaba arruinado. Quizá estaba aterrado porqué no quería perderla.
No le importó. Ella lo había visto una vez llorando que fue cuando él le pidió una oportunidad y ella cedió en mayor parte por el llanto de él. Le dolía verlo así, pero ahora mismo sólo la hacía arder en rabia.
Se removió de su agarre y se levantó por fin, limpiando su rostro bruscamente.
— Te odio —soltó con voz calma entre dientes, dándole la espalda, pero al instante se volteó y fue hasta él sólo para darle vuelta la cara de un cachetazo —. ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! —gritaba mientras sus manos le regalaban golpes con toda la fuerza que podía.
Hyunjin no se quejaba, sólo dejaba que ella lo golpeara todavía estando en el suelo.
— ¡Todo es tu culpa! ¡Por tí perdí a toda mi familia! —gritó nuevamente llorando en silencio. Le dio el último golpe en su mejilla ya roja y se volteó, no queriéndolo ver —. Mari tenía razón; tarde o temprano me ibas a dañar, sólo que ni hizo falta que te hiciera enojar —acusó con una sonrisa irónica.
— Tenía que hacerlo, lo si...
— Cállate —siseó entre dientes.
— Por favor Suni, golpeame todo lo que quieras, pero no me odies —pidió cabizbajo.
— Me iré, no pienso seguir un segundo más contigo —sentenció limpiándose las recientes lágrimas.
Al oírla, Hyunjin levantó la cabeza rápidamente y negó entre abriendo la boca.
— No... no puedes. No puedes dejarme —espetó levantándose enseguida. Ignoró las ligeras palpitaciones que se situaban aún en sus mejillas y se acercó a ella con la intención de agarrarla, pero Suni se apartó con repelús —. Suni...
— Sí puedo, y lo haré. Ya no quiero estar contigo… se terminó.
— ¡Dijiste que sin importar qué jamás ibas a dejarme! ¡Lo prometiste! —gritó iracundo frente a ella —, l-lo prometiste —susurró jadeante.
Su respiración se volvió irregular causando que su pecho subiera y bajara con alteración. En esos momentos se estaba ahogando, su pecho dolía horrible y de a momentos sentía que el aire le faltaba.
— ¡Eres un cínico! —le gritó ahora la voz femenina —, tú sabías lo que pasaría y me hiciste prometerlo. ¡¿Tan insensible y egoísta eres?! ¡Dime Hyunjin, ¿alguna vez me amaste realmente?!
— ¡Sí te amo! —respondió roto. Suni vio que algunas lágrimas ya estaban deslizándose por sus mejillas, pero aquello no le dio pena, ya no podía sentir algo así por él —. Te amo mucho, estoy loco por tí. Sólo me importas tú, eres lo único que amo. Joder Suni, no hagas esto. No me dejes —suplicó soltando un gimoteo que a ella le pareció de cierta forma algo patético —, no me dejes, no puedo vivir sin tí.
Suni desvió la vista fríamente, luego volvió a mirarlo y extendió la mano.
— Dame tu teléfono —pidió.
— ¿Por... por qué?
— No importa, sólo dámelo.
— Dime para qué —insistió frunciendo el ceño.
— Hyunjin, ya demasiado has hecho, ¿podrías simplemente pasarme tu móvil?
El morocho pasó saliva y sacó el aparato de su bolsillo, se lo extendió desviando la vista y Suni lo tomó al instante.
Se metió a la lista de contactos y buscó uno en particular, pero al no encontrarlo frunció el ceño.
— ¿No tienes el número de Chan? —preguntó seca. Sorbió su nariz y lo miró un momento, encontrándose con la vista fija de Hyunjin.
— ¿Por qué demonios buscas su número? ¿Pretendes irte con él? —interrogó apretando los dientes.
Se ponía enfermo de sólo pensar en esa posibilidad. La ira y los celos rápidamente lo invadían por completo.
— Ahora mismo es la única persona en la que puedo confiar —soltó ella sin darse cuenta lo que sus palabras causaban en el morocho que estaba a punto de explotar. Revisó un poco más la lista y se encontró con el contacto de Suzy —. Oh… luego de ver como la salvaste en el vídeo, no me extraña que sigas teniendo su número —dijo sonriendo sin humor.
— No es lo que crees —se defendió al instante, pero enseguida recordó su anterior enojo —. Tú estás buscando el número del idiota de Bangchan, ¿o no? No puedes reclamarme nada entonces —sentenció con la intención de hacerla molestar por los celos, pero Suni se limitó a sonreír con mofa.