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Cassie
Despierto temprano y lo primero que observo es el lado de Marcus vacío; así que rápidamente me levanto a buscarlo por toda la casa; pero no lo halló.
Me comienzo a preocupar y trato de marcarle, pero no contesta; haciendo que mi angustia crezca. No pierdo tiempo y comienzo a marcarle a sus amigos de trabajo, hasta que Andrés me contesta.
— Hola, ¿Como estas? — pregunta Andrés en la línea telefónica.
— Hola, muy bien; Andrés perdona ser tan inoportuna, pero quisiera saber, si sabes de Marcus.
— No, la última vez que lo vi, fue ayer en el trabajo.
— ¿Y a que horas fue exactamente?
— A las seis, como siempre — su respuesta me deja desconcertada, pero procuro contestar rápido para que no lo noté.
— Bueno, muchísimas gracias — le digo a Andrés para luego finalizar la llamada.
Todo me conduce a la misma respuesta «Marcus me está engañando» se me hace doloroso pensar en esta alternativa, pero desde semanas antes lo estado sospechando y ahora que me mienta me da la certeza de que no son ideas absurdas. Además entre Marcus y yo había estabilidad y tal vez cariño, pero no me haré la tonta, ya que el amor desapareció hace años; pero odio a las personas cobardes, que no enfrentan los problemas de frente y se anda con infidelidades.
Soy sacada de mis pensamientos cuando el protagonista de ellos aparece en la puerta de mi casa, su estado es de embriaguez total.
— Buenos días nena — dice el muy infeliz — lamento llegar tan tarde pero me pase de tragos con unos amigos — dice Marcus, mientras se sostiene con dificultad de las paredes.
No me quedo a observar y me dirijo a mi recámara, saco de allí algunas prendas para darme un baño en la habitación de huéspedes.
Cuando salgo de la recámara, observo como Marcus se arrastra por las escaleras para poder subir; me lleno de paciencia para lo que haré, pues no me conviene que se ruede y muera.
Bajo hasta donde se encuentra y le brindó mi hombro para que se sostenga, cuando logró acostarlo en la cama salgo de la habitación y me dirijo al baño.
Cuando estoy Lista optó por colocarme un vestido corto, color azul cielo y unas sandalias; a mi rostro solo le aplicó algo de maquillaje y mi cabello lo dejo suelto; pienso largarme de esta casa hasta calmarme, y volver cuando Marcus sea consiente de lo que hablaremos.
En el camino llamo a Diana; necesito charlar un rato y entretenerme en lo que resta del día.
En cuestión de minutos me hayo en la casa de Diana, así que me dispongo a bajar del auto.
Diana inmediatamente me abre la puerta y yo rápidamente la abrazo sin darle tiempo de reaccionar, pero ella no duda a la hora de rodearme con sus brazos.
— ¿Te sientes bien? — pregunta mi amiga.
Niego con la cabeza y ella no pregunta más y me deja entrar a su hogar.
— Antes de contarte todo, puedes darme desayuno,esque no e comido absolutamente nada.
— Obvio, ni que estuviéramos bravas — dice Diana haciendome sacar una sonrisa.
Ambas nos dirigimos a la cocina y en los minutos que transcurren observo todos los movimientos de mi amiga.
Diana es hermosa, tiene el cabello totalmente lacio y es de color castaño, su tez es color trigueña y sus ojos son color avellana.
Pronto en mi mesa tengo panqueques con un jugo de naranja, comienzo a devorarlo todo y cuando termino hablo.
— Marcus tiene una amante — trago grueso ya que es la primera vez que lo digo en voz alta.
— Todo esto tiene que ver con la llamada que le hiciste a Andrés — me pregunta Diana y asiento con la cabeza.
— Ayer me dijo que tenía inconvenientes en el trabajo y que por ello llegaría tarde, pero vaya sorpresa cuando despierto y observo que no llegó; creí que le había pasado algo y por lo mismo llamé a Andrés, y cuando Marcus apareció borracho se confirmaron mis sospechas — le informo a mi amiga.
— ¿No crees que sea todo un malentendido? — Niego con la cabeza para después decir.
— Esto viene sucediendo hace tiempo — le cuento a Diana de las otras veces en las que Marcus llegaba tarde o salía temprano un fin de semana.
— Le dejaré, solo estoy esperando a que este sobrio para avisarle de mi decisión — digo cuando la desatraso de todas mis sospechas.
— Aún insisto en que tengas una conversación con Marcus — me recomienda mi amiga.
— Claro que lo haré, necesito que deje de ser hipócrita y me confirme lo que ya sé.
— ¿No serias capaz de perdonarlo? — me pregunta mi amiga.
— Ya te había dicho que no tiene caso, el amor se acabó y ni sexo teníamos — le contesto.
— Bueno, si esa es tu decisión no hay nadie que te haga cambiar de opinión, además sigues siendo joven y hermosa, pronto encontrarás reemplazo.
Ambas nos reímos y terminamos de pasar el tiempo charlando, la tarde pasa y pronto son las 5:00 de la tarde, así que le agradezco a Diana por su atención y comida y emprendo rumbo al lugar que un día considere «hogar» .
Cuando llegó a este observo que Marcus esta sentado en la sala y por lo que veo esta esperándome .
—¿Permíteme explicarte? — dice mi futuro ex.
— Te escucho — le indico con un ademán que tome asiento.
— Después de salir del trabajo mis amigos me invitaron a unos tragos y me pareció grosero rechazarlo, así que accedí y me pase de tragos y de tiempo; eso fue todo.
— ¿Que amigos? — le pregunto a Marcus para hacerlo caer en su mentira.
— Amigos del trabajo — dice él con toda seguridad.
— Hablemos sin rodeos, se que tienes una amante y no tienes que negarlo; simplemente necesito que lo confirmes para que te largues de la casa y dejes de fingir amor dónde no lo hay.