Capítulo 3: Cicatrices del pasado

—¿Una…historia que contarme? — pregunta Estela, mientras traga saliva.

Martin mira al suelo con una sonrisa y sus manos juntas, pensando si en verdad contarle:

— Si dudas en contarme…no te preocupes, lo entenderé — le dice ella, para darle confianza.

Martin se queda en silencio un momento mientras la mira, luego sonríe aliviado:

— Es por eso que te contare, porque confío en ti — exclama con sensación de tranquilidad con lo que ella le dice.

Durante largos minutos Martin se abre a Estela, contándole lo que vivió de pequeño, el incidente de la mazmorra, el cazador traidor, pero con un detalle importante…no le ha contado sobre aquella esfera, ni su poder. No porque no confíe en ella, sino porque quiere protegerla:

— Vaya, no tenía idea de que tal cobarde cazador hiciera eso a sus compañeros — suelta Estela, indignada por la actitud de ese cazador sin código ni moral.

— ¿Pero, sabes algo? Estoy bien. Hoy en día disfruto de mi oficio como cazador clase F y transportador de objetos de otros cazadores — Martin intenta calmar la indignación de ella.

—¿Es eso cierto? — le pregunta ella, con su mirada al frente y seria.

—Humm — Se detiene Martin, pensando un poco la respuesta a tal difícil pegunta.

Martin gira su cabeza, pero Estela intenta no chocar su mirada con la de él. Algo le había pasado durante lo de la mazmorra, y es que ella recuerda lo que había visto, como Martin derroto aquel Goblin Berserk casi sin esfuerzo, y momentos antes había masacrado sin moverse a treinta pequeños:

—¿Sabes? Yo sé que ocultas algo más, y entiendo que no quieras decirlo, pero por favor Martin no me tomes por tonta, sé que derrotaste al Berserk —confronta Estela a Martin, con la verdad de lo sucedido en esa mazmorra.

Martin abre sus ojos de la sorpresa, cuando se percata de que Estela estuvo consciente todo ese tiempo, posiblemente porque todo su cerebro y sistema nervioso estaba enfocado en el dolor agonizante:

— No voy a juzgarte, quienes han muerto es porque simplemente debía suceder, pero podrías haberme dicho que tal poder está en tu interior, doblegar a un Goblin Berserk tan fácilmente, eso es propio de un Rango A+, no… — dice sorprendida— Eso es propio de Rango S. Un Rango A+ tendría problemas, aunque ciertamente puede vencerlo, pero un Rango S+ lo abrumaría con solo liberar un poco su poder — termina por decir Estela.

—¡Ya, detente por favor! — le suplica Martin, no pudiendo con el peso de sus poderes.

Las palabras se detienen por Martin, cuyo tono está lleno de vergüenza y a la vez sufrimiento:

— Por favor, yo sé que…— Lagrimas brotan de sus ojos— Sé que debía hacer algo más, pero… — el rostro de Martin se envuelve en una profunda tristeza.

Estela lo rodea con sus brazos para sorpresa de Martin, quien permanece junto al cálido cuerpo de ella. Le susurra al oído con una sonrisa amable:

— Por favor, confía en mí, es todo lo que pido. Sé que sucedió algo extraño, pero lo que en verdad necesito no es eso, sino que creas en mí, como alguien que puede alentarte y contenerte, estoy dispuesta hacerlo — le dice Estela, en tono compasivo y a la vez lleno de amor.

Por un instante, el mundo se detiene, y el corazón de Martin se llena de la calidez y felicidad que le contagia Estela. Una sonrisa se dibuja en su rostro, hasta el punto de lanzar una carcajada bastante enérgica:

—¡Oye! No te burles de mi — Su rostro esboza en un tierno puchero.

— Lo siento, lo siento — Sonríe Martin, por la tan agradable compañía de Estela.

— Te perdono, si me invitas a cenar luego — le propone Estela con voz coqueta.

— Prometido. — Suspira Martin, y su rostro vuelve a tornarse serio — Escúchame bien Estela, con mucho cuidado — Advierte.

— Te escucho — le responde seria y dispuesta a escucharlo.

— Durante ese incidente hui lo más rápido que pude, no importaba a donde fuera a parar, solo quería irme de ese lugar de muerte. Hasta que la oscuridad me rodeo por completo, poco a poco me fue engullendo hasta que no podía ni ver mis manos, ni mis pies, tampoco sabía si estaba vivo — le cuenta con mucho dolor al recordar tales sucesos.

Las manos de Martin comienzan a temblar y su respiración se acelera, al recordar los traumas de aquel día, hasta que Estela apoya las suyas sobre las de él para contenerlo:

— Tranquilo, respira con calma. Estoy aquí contigo — le dice con una honesta y dulce sonrisa.