-Cuando los soldados mataron a tus padres, yo supe que mi esposa fue la culpable, ella siempre hablaba que tu madre era la mejor en todo, que tenía la vida más maravillosa, y que ella no tenía nada, siempre fue envidiosa y malhumorada. Aparte tus padres eran muy astutos, no se dejaban ver, al igual que tu pequeña Astrid. Veras, cuando los soldados no te encontraron, volvieron al castillo y le dijeron al rey que te habías escapado, el rey se enojó y llamo a Margaret al reino, fue acusada de mantenerte a salvo, y la fue esas misma tarde quemada en el centro del pueblo, en la hoguera. Jamás te encontraron, admiro tu gran habilidad. Por mucho tiempo te busque, pero no te encontré, el rey también te busco, hasta que hace casi ya un mes te encontró. Cuando supe la noticia quede impactado, la pequeña Astrid vivía. –conto el viejo
Nos encontrábamos sentados en la sala, en la mesa larga que era de mis padres, escuchando la historia del hombre, que aún no nos llegaba a convencer.
-eso no responde que haces en esta casa –dije disgustada
-tienes razón, cuando mi esposa murió yo hui de mi casa, había escuchado decir que quemarían mi casa esa noche, y así fue mi casa fue quemada por los soldados esa noche, y la vi arder desde los arboles del bosque. Cuando volví a buscarte, vine aquí esperando encontrarte, y me quede pensando que volverías algún día.
- Bien, está bien, eso lo entiendo. –dije
-¿Cómo sobrevivió todo este tiempo sin ser encontrado? –pregunto Eyrá
-De la misma forma que Astrid, siendo astuto y sigiloso. Y magia. –dijo el anciano sonriendo
Seguimos hablando durante un par de horas y la noche cayo, y era peligroso estar en el pueblo, sin un lugar donde resguardarnos.
-señor Dilclins, los niños están enfermos, y ya es tarde ¿podemos quedarnos? –pregunto Eyrá
-¡¿Qué?! –pregunte exaltada al mirarla
-claro, claro que pueden, después de todo no es mi casa. –dijo el viejo aun sonriendo
Eyra llevo a los niños a donde solía ser mi habitación, los recostó y los tapo, tuvieron que dormir juntos porque solo había una cama, pero no era un problema para ellos. Y mientras los hacia dormir, yo me quede junto al viejo en la mesa en medio de un silencio incómodo.
-sé que no estas feliz con esto, y lamento que tengas que vivir esta escena. –dijo el viejo
-está bien, no es un problema, solo es un poco molesto e incómodo estar con el esposo de la mujer que mato a mis padres. –dije
El viejo no dijo nada.
-pero sé que no es su culpa, también creo en lo que le dijo mi padre, y agradezco que me haya buscado. –dije
-eres una buena chica, y has crecido mucho, todo una mujer. Y sé que puedes cuidarte sola. –dijo el viejo sonriendo
-algunas cosas puedo sola, otras necesito ayuda. –dije
-MMM, ¿Cómo cuales cosas? –pregunto el viejo
-como, que nos ayudes y nos dejes quedarnos en la casa, solo hasta conseguir otra. Los niños están enfermos y ya no es adecuado vivir en el bosque, Eyra necesita sus materiales sanadores y ellos un hogar. –dije firme
-pueden quedarse todo lo que quieran, es tu casa, no mía. –dijo el anciano
-es suya también. –dije
El viejo sonrió sin decir nada. Esa noche la pasamos como pudimos en la casa, y así los siguientes días. Los niños empezaron a mejorase, a estar sanos, y fuerte. Eyra consigo los materiales gracias al anciano, quien la llevo a buscarlos y ayudo a comprarlos. Eyra empezó a enseñarles a los niños, a sumar restar y a leer para que no sean ignorantes y ellos agradecidos siguieron su enseñanza. El anciano nos contó historias de sus días cuando era más joven y otros de hace poco tiempo, como logro vivir cada día. Nosotros le contamos todo lo que había pasado en la aldea, con los soldados, y otras historias apartes.Yo hice que Lied me mostrara un par de veces la visión, para lograr resolver lo que debía hacer, aunque no conseguía nada, seguía intentando. Todos estábamos volviendo a empezar una nueva historia, por lo menos eso parecía.
Unas semanas después, yo en un intento por descubrir mi destino, le pedí un segundo favor al viejo.
-buenas días, señor Dilclins. –dije en voz baja
-buenos días Astrid, no es que me moleste tu compañía pero, ¿qué haces despierta tan temprano? –pregunto
-es que necesito de su ayuda, y los demás no pueden saberlo en especial Eyra. –dije seria
-siéntate y cuéntamelo todo. –dijo con curiosidad
-vera, un día en la aldea, al conocer a Lied, el me mostro una visión, él dice que era mi muerte, no esta tan claro solo son imágenes, pero tiene que ver con mi venganza al rey. –dije al sentarme
-¿usted está dispuesto a ver a la visión de Lied? Necesito de verdad ayuda. –pregunte