NOAH:
Después de unas cuantas fotos con fanáticas ingresé al estudio de grabación, esta mañana debía grabar unas pistas para el último show de la gira, el cual faltaba tan sólo tres días y estábamos a tope con los ensayos, sin embargo antes de empezar a grabar este día tenía otra cosa en mente.
— Noah, ya está aquí la especialista — fue lo primero que mencionó mi asistente cuando me vio. Ella estaba con una tablet en sus manos, seguramente arreglando mi horario y fechas.
Yo tan sólo asentí en respuesta y me aproximé a la pequeña sala que había en el estudio, sobre la mesita del medio habían unos cafés mientras una mujer de mediana edad se encontraba cómodamente en el sofá principal, con unas guías y cuadernos sobre sus piernas. Sin dudarlo me acerqué hasta la mujer y estreché su mano, regalándole una una cordial sonrisa.
— Un gusto, mi nombre es Leonor.
— Tengo entendido que tiene un doctorado en psicología.
Tomé asiento en el sofá vacío frente a ella y le di un sorbo al café, había un frío increíble en Londres, así que realmente disfrutaba cuando el líquido caliente se deslizaba por mi garganta, y mucho más cuando sentía el calor que me proporcionaban las bufandas y chaqueta tipo pelliza que traía puesto.
— Así es, con especialidad en la clínica y salud — mencionó — según las referencias que me dio su asistente,
tengo entendido que quieren conocer las características del diformismo corporal.
Asintiendo en rápidos movimientos le expliqué la situación, le comenté cada una de las cosas que había notado en Mónica y detallé lo que ella misma había hablado conmigo. No quería dejar nada por fuera, narrarle cada pormenor era importante para entender. Para ser honesto este tema me tenía realmente preocupado el último tiempo, mi expresión lo decía todo, cosa por la que la Doctora Leonor se puso los anteojos, para luego ojear las guías.
— El TDC es mayormente conocido como trastorno dismórfico corporal, consiste en una preocupación exagerada por algún defecto físico percibido por sí mismo. Por lo que me contaste, tengo entendido que el caso de esta chica es leve. ¿Ya estuvo en tratamiento antes?
Desde mi asiento podía notar las anotaciones que la doctora hacía en su libreta, con los anteojos en el puente de su nariz. Asentí en movimientos rápidos.
— Sí, lo estuvo. Pero no sé cuánto tiempo con exactitud.
— Bien. — al parecer eso era algo positivo — siempre el primer paso es buscar ayuda, si bien, lamentablemente, este es un trauma que no tiene cura, sí que se puede tener bastante controlado con los métodos adecuados.
— ¿Qué quiere decir?
— Quiero decir que no puedo dar un diagnóstico conciso sin siquiera hablar con el sujeto en cuestión. En una semana debo presentar un congreso en Los Ángeles, y me gustaría conversar con la chica.
Eso me sacó una sonrisa, sin duda alguna era una excelente noticia, quería ayudar a Mónica de alguna manera, y qué mejor que con la ayuda de un muy buen profesional.
— si, por supuesto. Lo hablaré con ella.
Porque debía tener primero su consentimiento, pues el presionarla no serviría de nada.
Leonor asintió conforme y dejó su libreta en la mesita, para después ofrecerme una guía con distinta información sobre el TDC, incluyendo una guía de ayuda donde mencionaba que si conocía a alguien con este tipo de trastorno lo mejor era buscar orientación de un profesional, de modo que pueda saber cómo ayudarla. Aparte de esto, también mencionaba lo debilitante que podía llegar a ser este trastorno.
Me alegra mucho el haber buscado ayuda, tan sólo pensar en cómo se sentía Monica con esta situación me preocupaba de sobremanera.
— También debes saber que la dismorfia corporal puede estar ligada, o desencadenar otras afecciones mentales — continuó la doctora, al escuchar eso enseguida aparte mis ojos de las hojas y dejé toda mi atención en ella. — por ejemplo los trastornos alimenticios, trastorno obsesivo compulsivo o la ansiedad social.
Lo sabía. El último sí que lo sabía, estuve investigando sobre ellos después de que Melissa, la mejor amiga de Mónica, me llamara para pedirme que hiciera algo con esas fotos que se habían regado, después de que todas las personas comenzaron a prestarle más atención de lo habitual. Se sentía observada todo el tiempo, y ni hablar de las críticas hacia ella.
Odiaba eso de mi profesión, que no perdían la oportunidad de hacerle saber a la persona cuántos defectos tenía. A mí ya me daba igual en realidad, yo ya me había acostumbrado hace bastante tiempo... Pero ella no. Que hicieran lo mismo con ella me agobiaba, cuando ni siquiera le gustaba el mundo del espectáculo.
¿No podían tener ni un poco de piedad?
No quería, ni bebía, hacer suposiciones pero estaba casi seguro que toda esta situación estaba trayendo consigo grandes consecuencias en la vida de Mónica, con ello que las inseguridades y la ansiedad social la asediaran una vez más.
— ¿Qué puedo hacer para ayudarla? — fue lo único que escuche salir de mi boca, sentía la rabia bullir por todo mi cuerpo.
— Lo único que está a tu alcance es ofrecerle apoyo mental y emocional, que ella sepa que estás ahí. Los primeros pasos pueden ser difíciles, ella puede estar pesimista y frustrada la mayor parte del tiempo, y muy desesperanzada también... Pero no la culpes si eso pasa y ten paciencia, créeme que la que peor se siente con todo esto es ella.
Escuchaba atentamente toda la información que la doctora me ofrecía, cada cosa la guardaba con cuidado en mi mente, procurando una lista sobre qué hacer y qué no. Sophia también estaba inmersa escuchando, y me hacía muy feliz que las personas de mi entorno se sintieran interesados en ayudarla.
— También es bueno que la escuches atentamente, sobre todo cuando ella parezca deprimida o ansiosa. Escúchala sin juzgarla, es importante que sepas qué sus agobios pueden ser sobre defectos irreales y que su mente esté creando, o que algún defecto o parte de ella que no le guste lo hablará con exagerada aprensión.