Eres tan preciosa, carajo, y es que sin importar lo que te pongas siempre luces jodidamente adorable. Hoy viniste con un pantalón ancho, una camiseta blanca que, resaltaba ligeramente aquel busto que ya comenzaba a crecer en tí...Bien, ya paro, o empezaré con obsenidades.
Volviendo al punto, eres muy guapa. Apuesto que sin importar que usaras las ropas de un indigente muerto te verías fantástica, Porque simplemente eres tú.
Amo observarte detalladamente día a día, eres muy despistada. Pero es otra de las cosas que me gusta de tí, porque puedo mirar como las comisuras de tus rosados labios se extienden en una bella sonrisa, y en lo profundo de mi mente me engaño, fingiendo y sumergiendome en la fantasía de que esa alegre expresión me la dedicas a mí.
Únicamente, amo pensar que me miras a mí.
Se vale soñar, ¿verdad Sophia?