«No se hacia donde vamos, lo que se es que quiero ir contigo. »
—Heliana
Y aunque sonara como masoquista no pude evitar pensar en Park Mateo gracias a él podría comer bien por un buen tiempo...
Sonríe mientras esperaba que la señora de la cafetería me entregara mi comida, sonreí como una niña pequeña y en bien me entregaron la bandeja camine rápido para sentarme en la mesa más apartada. Sin duda alguna en la cafetería preparaban ricos almuerzos. Sonreí mientras trataba de tragar, me había echado mucha comida
—Te vi y no pude creerlo. ¿Quién te lo invito? —No pude evitar sonreír ante la sonrisa de Alexander él era el único amigo que tenía en el instituto, pero lo cierto es que no lo vea. Tenía tanta hambre que solo me concentre en comer lo más rápido posible. La sola idea de que esto solo fuera un sueño dolía mucho por lo que no pude evitar quemarme en más de una ocasión.
Al terminar de comer vi que Alexander no estaba solo estaba junto a un amigo. Me sentí algo cohibida y avergonzada ¿Me vería comer? espero que no piense que estoy loca. Pero todos esos pensamientos se fueron cuando lo vea sonreír. Su rostro se ilumino y puedo decir que hasta boto chispas.
—¿Aun tienes hambre? —La pregunta me avergonzó, pero supongo que él lo decía con sinceridad. Negué la verdad estaba muy llena, pronto me daría sueño y espero no dormirme en el salón de clase. Alexander y su amigo se miraban muy sonriente.
Al negar levemente no pude evitar bostezar la verdad tenía mucho sueño. Entre los trabajos de medio tiempo y el instituto no me quedaba mucho tiempo para dormir. Si le agregamos a ello que hacía mucho no comía tan bien.
—Yo no tenía tanta hambre, pero al verte comer también me dio hambre —Dijo Alexander con una gran sonrisa mientras comía.
No pude evitar mirarlo de manera preocupada, sabía que cuando él no podía comer bien era porque iba mal en su casa y eso era algo muy raro.
—Mmm... Hola ¿Eres Alexander?
Alexander volvió atontado hacia donde lo llamaban y al ver a la chica abrió muy grande los ojos. se atraganto con su propia comida y si no fuera por su amigo estaríamos ante una vergüenza aun peor. Sonreí con cariño al verlo coquetear de manera abierta. Rara vez lo hacía, esa chica tenía algo y espero que mi amigo sea correspondido.
La chica le dio un regalo, se fue mientras miraba a Alexander y podía decir que la magia del amor por si sola hablaba. Cuando ya no había rastro de la chica no pude evitar mirar en una gran sonrisa a mi amigo
—Ella es solo mi compañera de clase, no se confundan chicos y ella solo trajo mi regalo de cumpleaños
Fruncí el ceño ¿Su cumpleaños? supongo que él no me lo había dicho para no incomodarme. La diferencia entre él y yo era grandísima. El pertenecía a una familia pudiente mientras yo era una extranjera que a mucha tenia para sobrevivir. Al salir de mis pensamientos vi que Alexander me miraba y me sonroje, espero que no le haya enviado un mensaje incorrecto.
—¿Que?
—Vas a venir ¿cierto?
Lo mire como si tuviera dos cabezas. pero su mirada era tan segura que me demostró que esto no era una broma
—¿Estas bromeando? Alexander sabes que por más que desee no podre asistir, yo no encajo conti...
Y las palabras murieron allí, suspire de manera pensaba mientras me preguntaba si realmente el problema era mi mente o la realidad
—Es obvio que esta mañana le ha sentado mal el desayuno
—Supongo que tienes razón, las mujeres y sus complicaciones
—¿Ah?
—Debes comprender que lo que realmente te debe importar es que estés invitada por el cumpleañero ¿no crees?
Quería responderle, darle las mil y por qué justificaciones, pero antes de poder añadir algo se añadieron sus amigos por si solos a mi mesa. Lo cierto es que pasar de ser la invisible era totalmente visible. Si le agregamos a ello el hecho de que Park Mateo está a unos pocos pasos de donde esto le damos el resultado final a desastre. Solo espero que las chicas de mi alrededor no malinterpreten esto.
Básicamente en este instituto si te acercas a ellos, eres pobre y te ven estas muertas. El contexto verbal suena a suicido definitivo pero mi amigo ignora eso al igual que sus amigos. Esto es una batalla de la que estoy segura saldré herida.
Pero todo esto quedo en segundo plano hasta que vi a Park Mateo no venía solo, tenía compañía y eso solo contrarresto mi hipótesis; algunos hombres si merecían una buena cachetada.
La chica lo agarraba de manera posesiva, realmente daba miedo y por lo cual decidí ignorar su presencia.
—¿De qué están hablando? —Pregunto un chico de piel pálida que parecía mas bien a un copo de nieve.
Digo un copo hablando de otro
Sonreí al verlo su rostro despreocupado y su porte jovial se me resultaban muy familiar pero no sé dónde lo había visto.
Hubo un silencio tan grande que fue interrumpido por la chica y sus ¿agios? creo que así es como se llaman.
—¿Por qué no vamos a la cancha Alexander?
Sonreí con tristeza supongo que mi tiempo con Alexander se acabó, esta es una manera poco grosera de decirme que es momento de que yo me haga a un lado, de manera silenciosa me comencé a salir de la banca, tome mi bandeja y me retire de allí. No sé si había acertado en ello, pero lo mejor es ser llamada que ser sacada de un círculo del cual no estas seguras pertenecer.
Mi mandíbula estaba muy apretada, supongo que por más que me quisiera decir que estaba bien la soledad no era verdad, solo era un engaño del cual me quería ser devota sin ser verdad. Cuando coloque la bandeja en su lugar suspire, mire los platos y sonreí con nostalgia
Tal vez no tenía la vida de muchos de aquí, lo único que tenía seguro eran mis ganas de estudiar, y que este último semestre escolar por no hablar de mes escolar pasara sin el menor error posible. Todo estaría bien. Había sabido sobrevivir bien. Ya faltaba poco
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Editado: 04.04.2022