Y me perdí en un recuerdo.

-He visto como le miras. Es amor, ¿no?

El silencio se hace pero, el latir de mi corazón parece responder por mí.

-Le miras como si fuera un universo para ti. Uno donde los planetas son totalmente desconocidos y anhelas conocer hasta la última Estrella que le rodea. Pero, ¿te has parado a pensar que pasaría si ese universo desapareciera de tu vista? Es más, míralo así: tú eres una astrónoma, la cual ha descubierto un nuevo universo que estaba a la vista de todos pero, nadie se había fijado en él hasta el momento en el que tú lo dijiste. El punto aquí, es que a cada momento del día tú te paras a verlo, para admirarlo, te has enamorado profundamente de un universo que contiene bellamente planetas, asteroides...Te has enamorado, sin querer, de algo que puede ser inalcanzable y aunque te niegues a ti misma eso, jamás podrás callar el latir de tu corazón. Así que, ¿te has parado a pensar que pasaría si ese universo desapareciera de tu vista? Suponiendo que, ese universo te responda de alguna manera, no creo que vuestro amor perduré.

Miro a mi amiga, su cabello hace contraste con la belleza de su mirada, la cual está esperando una respuesta de mi parte. Miro al frente, el viento refresca por completa mi rostro borrando cualquier rastro de pena y dejando paso a una sonrisa.

-Buen ejemplo el de “La astrónoma”. Pero te has equivocado.

-¿En qué?-ella frunce el ceño, ya que casi nunca se equivoca pero, esta vez sí.

-Sé que alguna vez te has enamorado así que, sabrás de sobra lo que se siente. Una vez, no hace mucho tiempo, pude escuchar la canción más bella que pudieron oír mis oídos; su letra era rebelde, segura y tranquila, todo al mismo tiempo. Era lo más bello que había escuchado y solo la oí una vez y aún así no me puedo olvidar de ella.

-¿Qué canción era?

-Mi canción favorita: los latidos de su corazón.

>>Nunca he sido ambiciosa, y lo sabes. Pero, cuando escuche aquello sentí que estaba probando una dosis de sus labios, los cuales nunca he probado. ¿Es posible ser adicta a algo cuando nunca has probado ese algo? Es posible. Cuando apoye mi cabeza contra su pecho y escuche cada latido suyo lo vi posible. Y lo es.

Ella me mira ahora comprendiendo mi dolor. Apoya su mano en mi brazo y lo aprieta un poco para luego darme una mirada triste.

-Ahora entiendo el porqué de tu silencio: le quieres pero, prefieres dejarle ir. Pero dime, ¿en qué me he equivocado?

Sonrío.

-Sí, sí creo que nuestro amor perduré.