Living with the monsters

D O S

CALIFORNIA

¿El plan perfecto para un fin de semana? Pues, para mí es quedarme hasta la madrugada leyendo un libro hasta el punto en el que mis ojos duelan, mientras como golosinas y escucho música. Sufro insomnio, entonces necesito algo para entretenerme hasta que el sueño llegue a mí sistema. A veces es difícil, no siempre lo consigo, algunas veces voy al instituto sin dormir y eso es un problema la mayor parte del tiempo. He intentado con pastillas, pero nada ha funcionado.

Mientras leo, me transporto a un mundo imaginario súper genial, donde todo ser mítico inventado por la imaginación humana es real, desde vampiros a lobos, hadas y duendes, la trama me envuelve por completo, tanto que siento que la estoy viviendo en carne propia, pero no tanto como para ignorar los ruidos que provienen de la planta de abajo.

Cierro mí libro con fuerza, intentando mantener mí paciencia a raya. Tomo una respiración profunda que llena mis pulmones y luego lo exhalo con fuerza. Odio que me molesten cuando leo, ya ni en la madrugada se puede leer en paz que alguien está haciendo ruido. Suelto un sonoro suspiro por mis labios y me pongo de pie para salir de la habitación a buscar a la persona que interrumpió mí lectura.

Bajo las escaleras en silencio, estoy descalza y unos simples calcetines no impiden que sienta el frío del suelo, las luces de la sala y la cocina están prendidas, al bajar me encuentro con algunas voces hablando en murmullos, apenas si puedo escuchar con claridad, ni siquiera logro distinguir a que personas pertenecen esas voces.

Tal vez son ladrones.

El mero pensamiento me hace actuar por inercia y agarrar un jarrón (muy costoso). Soy algo paranoica lo sé, leo demasiados libros y veo demasiadas películas de acción, pero en caso de emergencia saber algo de defensa personal gracias a eso no viene nada mal. De forma cautelosa me acerco un poco más para intentar oír con un poquito más de claridad. Me apego un poco a la pared que divide la cocina con la sala.

Me siento como una espía súper secreta.

Ya deberías madurar.

Las voces se vuelven más claras una vez que estoy lo suficientemente cerca como para escuchar mejor.

—No estás bromeando, ¿Verdad?

Logan.

Un suspiro cargado de alivio escapa de mis labios de forma sonora, los cierro rápidamente antes de que Logan y la persona con la que se encuentre puedan escucharme, me reprocharía por escuchar una conversación ajena. Por lo menos no le tendría que aventar el jarrón en la cara a alguien.

—Nunca jugaría con algo así, bobo —esa obviamente es Hannah, porque tiene un lenguaje muy adorable, nunca van a escucharla insultar. Tan inocente —, vamos a tener otro bebé.

Stop.

Stop.

Stop.

Staaaaaaaaap.

¿En serio acabo de escuchar lo que acabo de escuchar? Por favor que alguien me diga que esto es una muy mala broma y que otro engendro no viene en camino. Por lo menos que tiene un susto de embarazo.

Me mantengo en silencio por algunos segundos, mientras que del otro lado se escuchan los ruidos babosos de cómo se besan. Un completo asquito. Miro hacia todos los lados de la sala, esperando a que algunos de los engendros salga de un escondite con una cámara y me diga que es una broma a cámara oculta y comiencen a reírse por mí expresión de horror, pero nada de eso ocurrió.

Y ahora es en este momento cuando entro yo y hago mis estupideces arruinando todo de la peor manera posible.

Ya era hora.

Tranquilos, tranquilos. No grité, no armé un escándalo, tampoco volví a mí habitación como si nada hubiera pasado, ni siquiera me tropecé con algo que hizo que me descubran, nada de eso. En un intento de escapar de ahí intentando salir ilesa, el jarrón que tenía en mis manos se resbaló como si fuera mantequilla en mis dedos, cayendo al suelo rompiéndose en pequeños fragmentos, causando una gran y completo caos.

Puta mierda.

¿Qué hago?, ¿qué hago?, ¿qué hago?

Desmayo espontáneo, esa siempre funciona.

Ya que no tengo tiempo para pensar en otra jodida excusa, no me queda de otra que hacerlo. Antes de que Logan y Hannah entren en la sala, me tiró de un golpe seco al suelo, intentando caer lejos de los pequeños trozos del jarrón que se encuentran desparramados por todo el lugar, sería el peor fracaso que he cometido a lo largo de mis quince tortuoso años. Admito que me dolió más de que creí ¿Cómo las actrices pueden hacer esto y no hacer una mueca de dolor en el acto? Siento que me quebré tres costillas.

—Oh dios —escucho exclamar a Hannah, mientras escucho pasos apresurados venir en mí dirección. Siento unas manos frías tocar mí rostro, seguido de un par de maldiciones por parte de Logan. De un segundo a otro siento como todo mí cuerpo es cargado por unos fuertes brazos y camina conmigo a una distancia corta de donde me encontraba, puedo sentir como todo mí pequeño ser es depósito el algo suave y frío, hundiéndose con mí peso.

Toda mí subconsciente grita que no me ría, intento pasar imágenes en mí cabeza donde la haya pasado de la peor manera y así no reírme y por gracia del cielo me funciona, también muerdo mí lengua por si las dudas.

—Cali, Cali, despierta —murmura Logan moviendo mí rostro con suavidad.

Oh mierda, me siento culpable por hacerlo preocupar así, pero mí parte psicópata endemoniada se está divirtiendo con toda esta situación.

Ambos entablan una conversación sobre lo que pudo haberme hecho desmayar, hasta escudriñan todo lo que he comido el día de hoy, desde el desayuno hasta la cena, mientras tanto yo, me encuentro recostado en lo que deduzco que es el sofá, tratando desesperadamente de no echarme a reír en cualquier momento, eso sí arruinaría toda mí hermosa, valiosa y perfecta actuación. Más les vale a los productores de Hollywood que después de todo esto me contraten para grabar una película, porque Angelina Jolie es poco y nada comparado a mí.



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En el texto hay: humor, california, novelajuvenl

Editado: 03.11.2020

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