Living with the monsters

T R E S

CALIFORNIA

Cali no sería Cali sin...

Bueno, yo diría que la forma peculiar en la que despierto cada mañana. Hoy no fueron lamidas en mí rostro, ni nada que requiera una sustancia repugnante y asquerosa. Hoy me tocó despertar con el sonido estruendoso de ollas golpearse una y otra vez sin parar, mezclado con gritos de distintas personas al mismo tiempo. No fui la única que sufrió ese despertar, Fran también, esas son las desventajas que ella tiene que enfrentar al dormir en la misma habitación que yo.

Si yo caigo, ella cae conmigo.

—¡ARRIBA DORMILONAS! —reconozco esa odiosa voz. Me ha torturado a lo largo de mis quince años.

Colton.

Maldito engendro con cara de niño bonito, llegué al punto en donde ya no solo lo amo también lo odio. Esa es la relación que todos los hermanos tienen ¿No? 
Ya tiene dieciocho años, podría irse a vivir a algún departamento y follarse a todas las chicas que quiera, pero nooo, él insiste en seguir viviendo en esta casa.

—¡EL SOL SALIÓ, ES HORA DE IR AL INSTITUTO! —ese es el idiota de Jesús. Tranquilos no estoy insultando a Jesús la divinidad, estoy insultando al estúpido que vive conmigo.

—¡VAMOS A LLEGAR TARDE POR SU CULPA! —gritan Camrym y Halston al unísono desde el pasillo.

Diosito, dame paciencia, amén.

Me remuevo incómoda, cubriendo mis oídos con mis manos. Hago una mueca y me giro para el otro lado. Las sábanas se sienten suaves y tibias envolviéndome y dándome calor. Ojalá pudiera quedarme aquí todo el día y no enfrentar la dura vida. Por unos segundos los golpes de las ollas se detienen, lo que me hace creer que los engendros se han ido. Sonrío satisfecha.

Entonces el golpeteo vuelve, pero esta vez con más intensidad y más cerca de mí oído, dejándome casi sorda. Mí paciencia llegó a su límite. De un brinco me levanto y decido enfrentar a Colton quién me mira con una expresión fastidiosamente divertida, es más alto que yo, pero es lo que menos me importa. Sé que le gusta ver hasta cuánto puede soportar mí paciencia y eso me molesta demasiado.

—Vuelve a golpear esa olla y lo próximo que verás es a mí pierna golpear a tu amiguito —traga duro de forma exagerada, es muy notorio que ya no se siente tan valiente como antes. Levanta sus manos en forma de rendición y se larga junto con Jesús quién también quiere salvar a su amiguito, una vez fuera, me giro a ver a Fran, quién no parece nada feliz, puedo verlo en su cara de PincheMadreQuiénHayaParidoAEsosEngendros.

—La próxima vez debemos cerrar la puerta con pestillo —asiento de acuerdo varias veces. Luego de eso, en resumen, hice mí rutina de todas las jodidas mañanas y bajé a buscar algo para desayunar, si es qué los engendros no se comieron todo lo que había en la nevera.

Todavía recuerdo la conversación que tuvieron Logan y Hannah anoche, y ese terrible desmayo; definitivamente mí cerebro no funciona a esas horas de la madrugada, fue la cosa más estúpida que hice en mí vida... Bueno, si me pongo a pensar, no fue la cosa más estúpida, pero... ¿En que estaba pensando?

No voy a describir el desastre que hay en la cocina, ya deben darse una idea. La palabra que define mejor a esta familia es: Caos. Una manzana y un poco de agua van a ser mí desayuno de hoy, lo sé, mí alimentación es un desastre, pero son las consecuencias de vivir en una familia como la mía. La mesa está casi completa, como siempre, me siento al lado de Carson quién mantiene la vista fija en su teléfono. Cuando me acerco, él apaga su teléfono y lo deja a un lado, es obvio que está escondiendo algo.

Él se gira a verme y me regala una sonrisa juvenil mostrando sus perfectos dientes, bancos y rectos. Sus ojos celestes derrochan felicidad. Lo miro recelosa.

—Hola hermanita —murmura, dándome un beso en la cabeza. Él siempre es así de cariñoso. Mamá siempre me reprocha por no ser así de dulce y empalagosa como él. Soy más del tipo fría y poco afectiva.

—Hola Carson, veo que tú conversación dejó de ser interesante —digo señalando su celular con mí dedo índice. Le doy un mordisco a mí manzana, disfrutando de su sabor ácido en mí boca.

—Estaba hablando con ya sabes quién —explica y bebe un trago de su jugo. Mis cejas casi se juntan en confusión, creo que no entendí su referencia. Él nota mí confusión y susurra: —. La chica que te conté.

Tragó mí segundo pedazo de manzana y asiento cuando recuerdo de lo que habla.

Hace un par de semanas mí queridísimo hermano mellizo, conoció a una chica cuyo nombre no sé por qué no quiere decírmelo, dice que si la conozco le haré un interrogatorio de la madre y no quiero que la espante. Ridículo. Han tenido sus encuentros a escondidas, para vaya saber dios qué. Saciar sus necesidades pervertidas, tal vez.

—Ah sí, cierto —una sonrisa cargada de burla surca mis labios —. ¿Qué le estabas escribiendo?

Él sonríe y me mira como si fuese su pequeña hermanita inocente.

Oh vamos, soy mucho más pervertida que él.

Wattpad es testigo de eso.

—Eran cosas que tú no debes ni leer, ni escuchar, ni poner en práctica —responde como si fuera un adulto. Lo miro incrédula, negando con la cabeza.

Lo de leer está de más, Wattpad ya se encargó de darme todos los conocimientos que necesito. Pero es mí oscuro secreto así que nadie lo sabe.

Logan se acerca a nosotros vistiendo un elegante traje color azul marino y una camisa blanca debajo, con una corbata color beige. Se ve como el típico hombre adinerado y ricachón, cualquiera que conociera a Logan por primera vez diría que es frío y muy serio, pero en realidad es peor que un niño pequeño.

Si Mar estuviera aquí ahora, se pondría a decir obscenidades acerca de cómo luce Logan hoy. A ella sí que le gustan los mayores.

—Hola hijos, ¿Como amanecieron? —pregunta él con una sonrisa pegada a su rostro, mientras toma asiento al lado de Colton quién tiene una expresión somnolienta, como si estuviera agotado.



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En el texto hay: humor, california, novelajuvenl

Editado: 03.11.2020

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