Living with the monsters

C A T O R C E

CAMRYM

—Fue un error volver con él —murmuro para mí misma. Intento concentrarme en los libros de geometría que tengo frente a mí, pero es imposible si Jace está en mis pensamientos todo el tiempo.

Intento dejarlo de lado, pero me es casi imposible. Si tan solo no lo hubiera visto coquetear con esa chica...

Ay dios santo, sueno como una perra celosa, pero me enferma el hecho de imaginarlo con otra.

Una gran parte de mi subconsciente me repite una y otra vez que él tiene derecho de hacer lo que quiera y yo no puedo hacer nada al respecto, pero estoy segura de que si los roles se invirtieran Jace actuaria peor que yo.

Es la primera razón por la cual Jace no deja que tenga amigos hombres, es celoso y no confía lo suficiente en mí, pero yo lamentablemente he tenido que tragarme mis celos mientras lo veía hablando con sus amiguitas.

Esto no es sano, es un círculo toxico de que no puedo salir. Esta relación ha sido de este modo desde siempre y tengo miedo de vivir encerrada en esto.

Mi celular suena con un nuevo mensaje para ver de quien se trata. Es de Trev, un compañero de matemáticas con quien tengo que hacer un proyecto para la semana que viene. Obviamente esta información es confidencial, porque no quiero tener problemas con Jace.

Unos golpes en la puerta me hacen dar un brinco en mi silla, murmuro un bajo pase, entonces la puerta se abre y Jace entra en la habitación con una sonrisa de boca cerrada.

—No sabía que vendrías —murmuro con la vista fija en mis libros.

—Vine sin avisar, creí que tendrías un momento libre para mí —deposita un beso en mi cabeza y se recuesta en la cama de Halston.

—Estoy estudiando y tengo que hacer un proyecto, así que quiero privacidad por favor —señalo, dejando de manera muy clara que no quiero su presencia en mi habitación. Su sonrisa se ensancha.

—Vamos, nena, relájate un rato —protesta —. Estás todo el maldito día estudiando.

—Y tú estás todo el día siendo un parasito sin estudiar y sin trabajar —gruño frustrada.

—Lamento ser un parásito en tu vida, Camrym, pero te recuerdo que tú me buscaste —se queja, levantando la voz. Lo que menos quiero es tener una discusión con él aquí —. En realidad, me hiciste una rabieta por estar con una chica.

—Y tú me haces rabietas todos los malditos días desde que estamos juntos, soy la única que soporta tus mierdas y ni siquiera sé porqué lo hago.

Se inclina hacia mí, tomando mi barbilla con sus dedos.

—Porque no podrías vivir sin mi —contesta con simpleza —, y yo tampoco podría sin ti.

Ruedo los ojos.

—No quiero imaginar que un día tal vez no estemos juntos —murmura más para sí mismo que para mí.

Bueno yo lo imagino todos los días.

Deposita un casto beso en mis labios que me deja desconcertada. A esto me refiero cuando digo que no soporto nuestra relación. Discutimos, nos arreglamos, volvemos a discutir, nos separamos, y volvemos otra vez, es agotador.

Aunque lo deteste, una parte muy pequeña de mi corazón se niega a soltarlo, a que continúe con su vida y yo quede en el olvido. Tal vez porque Jace fue el único que se fijó en mi a pesar de que a mí no me agradaba socializar con los demás, a pesar de que apenas si hablaba con alguien.

La puerta se abre otra vez y Halston entra en la habitación, cuando sus ojos caen en Jace pone una cara de pocos amigos. A nadie de mi familia le agrada Jace y con razones.

—Hola —digo nerviosa.

Ella asiente con su auténtica cara de culo y mira a Jace que está sentado en su cama.

—Muévete —ordena de manera hostil. Los ojos de Jace se abren y sonríe de forma burlona.

Lo que me faltaba.

—Tranquila fiera —se burla él, pero a Hals no le hace gracia. Jace se mueve y Halston se recuesta en su cama —. Es una casa inmensa, ¿Por qué no te vas a otro lado?, ¿no ves que queremos estar solos?

Hals se ríe.

—Porque no se me da la puta gana y en mi casa hago lo que quiera, y si tanta privacidad quieres entonces vete a tu casa —contesta escupiendo sus palabras.

—Mal follada —murmura Jace.

—No te pases de los límites, Jace —le advierto muy molesta —, si tanto te molesta vete.

—¿En serio me dijiste mal follada? —se burla Hals —. Que patético Jace. Lo dices como si fuera un insulto para mí, pero en realidad estás insultando a tu propia hermana, adivina con quien estuvo anoche.

—¿Qué?

Ay no...

La expresión burlona de Jace se apaga cuando escucha exactamente lo mismo que yo.

—¿Qué dijiste de mi hermana? —gruñe Jace, levantando la voz.

Hals larga una carcajada satisfecha.

—Lo que escuchaste, ¿Por qué no se lo preguntas tú mismo?

Jace se levanta de un golpe sorprendiéndome y sin decir nada sale de la habitación echando humo por las orejas. Halston sigue riéndose más y más.

Me giro hacia ella mirándola incrédula.

—Halston, dime que es una broma, por favor —suplico en voz baja.

—Dios, ¿viste la cara que hizo? —y más risas por su parte.

—¿En serio su hermana y tu...? —ni siquiera me atrevo a terminar esa pregunta.

—Cristo, no —responde para mi alivio —, solo quería cabrearlo y sacarlo de aquí.

—Halston, casi me haces dar un infarto —suspiro —, no me molestaría para nada, pero no puedes decirlo así.

—Fue tan divertido —ríe ella —, pobre de su hermana, pero no me arrepiento. Maldito homofóbico.

—Si que estaba molesto —digo angustiada —. Gracias Hals, después de esto va a odiarme.

Ella se encoje de hombros.

—Otra razón para que termines con él.

—Te pasaste esta vez, Hals —la reprendo.

—No voy a disculparme, fue satisfactorio.

Solo espera a que lleguen los problemas.... 

CALIFORNIA

—Está al revés —se queja Logan, que me mira desde una distancia prudente, para evitar que Chase le cague encima —, eres pésima.



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En el texto hay: humor, california, novelajuvenl

Editado: 03.11.2020

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