En las noches de inquietud y desvelo,
se alzan los fantasmas del pasado en duelo.
Sombras que en la oscuridad se pierden,
y en el alma herida sus huellas hieren.
La luna observa con mirada triste,
mientras el corazón en silencio insiste.
Cada latido, un eco de dolor,
un grito ahogado en el interior.
Las estrellas titilan como lágrimas de luz,
en el cielo nocturno, un manto de cruz.
Noches de inquietud, susurros de pena,
en el rincón del alma, una herida ajena.
El reloj avanza con su marcha lenta,
cada segundo una eternidad violenta.
El insomnio se convierte en compañero,
de un corazón solitario y sincero.
Noches de inquietud, un eco sin fin,
donde el alma se pierde en su propio confín.
Las horas pasan, el dolor persiste,
en el silencio de la noche, la tristeza existe.
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Editado: 25.07.2024