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—Una semana y nada.
—Nadie solicita empleados.
—Les dije.
—Cierra la boca, Sofie. —murmura Charlotte, mira su celular con el ceño fruncido, lo leo varias veces antes de levantarse del sillón. —Vuelvo en un momento.
—Ten cuidado. —cedo.
Me hundo más en el sillón, la luz del televisor me da en la cara, pero no prestó atención, me centro en ver a Seth teclear en su computador, escribiendo con rapidez.
—Somos dos desempleados. —digo con pesadez.
—Lo dirás por ti. —responde. —Encontré una aplicación en donde puedes vender tus libros y la gente los compra, pero el contrato es algo estricto. —aclara.
—Esto apesta, necesito un trabajo. —respondo, levantándome. —Pronto volveré a la escuela y no sé qué hacer.
—Es demasiada presión para ti sola, Katherine. No puedes criar a tres niños por ti sola. ¿Lo sabes no?
—No sé qué hacer, Seth. —soy sincera.
—Los padres de Tam son los tutores legales de tus hermanos, estoy seguro de que les encantaría tenerlos en su casa. —comenta.
—Si tanto les encantan los niños, ¿Por qué tuvieron solo una hija? —inquiero con curiosidad.
—Los Johnson problemas de fertilidad, se les complicó tener más hijos y en su momento no pudieron adoptar. —me explica. —Siempre se quedaron con la ilusión de tener más hijos.
—No quiero ser una carga...
—No lo eres, ellos te quieren, a ti y a tus hermanos. —me recuerda. —Ellos saben que tienes que irte a la universidad y no podrás con todo.
—No dejaré que paguen mi universidad. —digo. —Conseguiré una beca que lo cubra.
— ¿Qué piensas estudiar?
—Economía, finanzas o contabilidad. Aún no lo decido.
—Odias las matemáticas.
—Pero soy buena en ellas. —me defiendo, su mirada me dice que no está de acuerdo, pero no puede hacer nada para cambiar mi decisión y lo sabe. —Además, no todo es matemáticas, es estadística también.
—La estadística es una parte de las matemáticas, genio. —me comenta.
— ¿Tu que vas a estudiar?
—Periodismo. —responde. —Está relacionado a la escritura, así que... eso. ¿Qué harás después de la universidad?
—No lo sé, Seth. Estoy agotada de pensar tanto las cosas. —musito. —Tal vez consiga trabajo en la empresa Prue o eso espero, es una de las empresas más grandes de México y Estados Unidos, supongo que tienen buen salario.
— ¿Tú?
—Me dedicaré a escribir, a mis libros, es algo que realmente me gusta. —sonrío por él, sintiendo su felicidad en volverme, me pongo feliz, sabiendo que al menos, uno de los dos podrá hacer algo que realmente le gusta.
—Me alegro de que sigas tus sueños, Seth. Tu carrera apenas está empezando.
—Tú deberías hacer lo mismo.
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— ¡Charlotte! No puedes dejar tus revistas en cualquier lugar, casi macho esta de cereal. Genial, ahora no tengo cereal.
—Lo siento, Katherine, no me di cuenta. —murmura, frunzo el ceño, sin entender su comportamiento, vuelve los ojos a sus manos, se inclina hacia adelante, negándose decaída y triste.
—Charlotte.
— ¿Qué?
— ¿Qué pasa? Estás diferente. —comento. —Te notas decaída, eso no es normal en ti, ¿Qué ocurre? Ya no pones música a todo volumen en la casa o hablas de tus bandas favoritas.
—Yo... no ocurre nada, Katherine, estoy bien. —sonríe, pero sé que miente, sus ojos me miran por un segundo, antes de bajar la mirada a la mesa, sin ser capaz de mirarme.
—Lottie...
—No puedo, no puedo. —murmura, una lagrima rueda por su mejilla y es ahí cuando me acerca a ella y la rodeo con mis brazos, comienza a desmoronarse entre mis brazos, llora con fuerza y dejo que se desahogue.
—Todo va a estar bien, todo está bien. —murmuro acariciando su espalda, buscando que se sienta mejor. —Siempre puedes hablar conmigo, pequeña, no importa de qué, siempre estaré allí, lo sabes ¿No?
—Sí. —responde entre sollozos. —Yo lo sé, pero es difícil. No quiero que creas que soy... que soy una decepción. —dice llorando más fuerte, sin soltarme.
—Nunca, escucharme bien, Charlotte, nunca serás una decepción para mí, siempre estaré orgullosa de ti, ¿Lo entiendes? —le digo, eso parece tranquilizarla, por lo que se aleja de mí para mirarme a los ojos.
Respira profundamente varias veces, tranquilizándose.
—Yo... yo tuve... —hace una pausa sin saber cómo continuar. —Empecé a salir con Jorge hace unos de meses, todo iba bien, lo quiero, Katherine, pero él...
— ¿Te lastimó? ¿Te hizo algo? —inquiero rápidamente, preocupada. —Voy a matarlo.
—No, yo... yo lo deje. —aclara, bajando la cabeza. —Pensé que tú lo podrías tomar mal, que te molestaría con él y conmigo, pensé que arruinaría su amistad, yo no podía hacerles eso, Katherine. Antes de ser mi novio fue y es tu amigo. —murmura. —Ahora, no lo sé...
— ¿Qué...?
—Sí fue lo mejor. —responde, sin mirarme fijamente. —No lo escuché, no le hice caso, no tome en cuenta su opinión, no quería que termináramos, no le importaba perder tu amistad, no le importaba nada. —solloza.
Me quedo en silencio un momento, analizando la situación, suelto una respiración resignada al volver a enfocar mis ojos en ella, quien luce temblorosa y muy vulnerable.
El enojo sube hasta mi garganta, provocando que esta se cierre e impida el paso correcto de las palabras, pero a pesar de eso, hago un intento de gesticular algo.
—Hiciste lo correcto. —dictaminó, baja los hombros, vencida, sollozando más fuerte, mientras niega con la cabeza.
No estoy molesta con ella, estoy molesta con Jorge, no tenía derecho, ni por qué meterse con mi hermana menor, no por ser mi hermana, si no por su edad.
Están en diferentes etapas y eso es lo que provoca mi descontento, él está muy cerca de entrar a la universidad, quedan algunos meses y ella está en primer año de preparatoria, no hay punto de comparación.