Llena eres de gracia.

Capítulo 17: Misericordia.

A la mañana siguiente Isabel se levantó con la sonrisa más amplia que tuvo, espero en su tocador a Guadalupe para que la arreglara como todas las mañanas e ir a misa, pero Isabel espero tanto tiempo que tuvo que hacerlo ella misma, salió de la hab...   

A la mañana siguiente Isabel se levantó con la sonrisa más amplia que tuvo, espero en su tocador a Guadalupe para que la arreglara como todas las mañanas e ir a misa, pero Isabel espero tanto tiempo que tuvo que hacerlo ella misma, salió de la habitación buscando a Guadalupe, pero fue en vano.

— Pequeña embustera, ¿Te cohíbes de tus obligaciones?

Isabel seguía quejándose mientras seguía buscando, se encontró al final del pasillo a Jacques quien estaba platicando con Fátima, sintió cólera el notar que Fátima colocaba su mano sobre la mejilla de Jacques. Cansada de mirar aquella escena Isabel se dio la vuelta y siguió buscando por otro lado su camino. Jacques quien noto aquello se disculpó con Fátima y emprendió su camino hacia Isabel.

Guadalupe iba subiendo las escaleras de una forma fatigada, llevaba en sus manos el sarape que llevaba a misa para que su ama lograra arrodillarse sin lastimarse.

— ¡Ahí estas, mujer embustera! — reprendió Isabel. Guadalupe sorbio su nariz y la miro con miedo. — ¿Me ves? Lo he hecho todo yo sola, no ajuste bien mi corsé debido a que no tengo la suficiente fuerza y observa mi cabello, esta todo mal hecho ¿No es verdad?

Guadalupe seguían observando a su ama.

— ¡Pero di algo, mentecata!

Guadalupe se sobresaltó y miro a Isabel.

— Niña Isabel... yo... hemos...— Pero Guadalupe se llevó las manos a su rostro y lloro desconsoladamente.

— Guadalupe.... Guadalupe.... ¡Deja de llorar! ¡Dime que ha pasado! ¡Por Dios, mujer! ¡Basta!

Guadalupe se detuvo y limpio sus lágrimas mientras veía a Isabel.

— Manuel, niña. Mi hermano.

— Conozco a tu hermano desde pequeños ¿Qué hay con él?

Guadalupe titubeo.

— ¡Guadalupe!

— Él... él fue fusilado, niña. Mi hermano está muerto.

Isabel se quedó atónita por un momento, no podía creer que algo así llegara a pasarle a Guadalupe y a Amparo, se preguntó como estaría Amparo al enterarse el motivo del fusilamiento de su primogénito. Isabel sabía que Manuel era un bandido que robaba a la gente rica cuando esta se disponía a salir, ese delito lo llevo a ser mandado a ejecutar.

— ¿Qué vamos a hacer, niña? — Guadalupe tomo las manos de Isabel, ella lloraba desconsoladamente, Isabel la miro fijamente y después se deshizo de su agarre, no planeaba hacerlo de manera brusca, pero lo hizo.

— Para de llorar, Guadalupe. Tu hermano ha pagado lo que sus acciones han provocado. No me mires así, sabes que tengo razón. Tu hermano fue un bandido y sabía que esto era su castigo, sabes que está muerto por su propia conciencia, está muerto por que lo merece ¿Y sabes porque más? Porque no dudo que él haya sido él responsable del asalto a mi padre y a los señores Rousseau.

Guadalupe miro atónita a su ama y bajo la mirada.

— Ahora ve y lávate la cara y apresúrate que debemos ir a misa, implora a Dios que tu hermano sea perdonado.

Isabel dio una última mirada a Guadalupe y bajo las escaleras para llegar a la puerta principal y salir a esperar a Guadalupe.

Estaba caminando directo al carruaje cuando una mano sobre su muñeca la hizo girar, por un momento pensó que se trataba de Guadalupe y estuvo a punto de responderle cuando vio que se trataba de Jacques.

— Eso ha sido muy duro de su parte ¿Sabe?

Isabel lo miro confusa y se soltó de su agarre de forma brusca.

— Veo que no puede quitarse esa bochornosa costumbre de oír mis conversaciones.

— Estaba en camino a usted cuando me encontré aquella escena.

—  ¿Y cómo buen hombre no pudo ignorarla e irse?

— ¿Por qué ignorar a una mujer dolida y con ganas de ser consolada?

— ¡Señor Rousseau!

— Ella es su dama, y ahora mismo está muy destrozada. Ha perdido a un integrante de su familia y usted simplemente le reprocha que llore por él. Usted es muy egoísta, señorita De Villaseñor.

— Usted lo ha dicho, es mi dama y usted no tiene derecho a decirme si obro bien o mal con ella.

Jacques resoplo y señalo la puerta.

— ¡No le importa cómo se encuentra ella o la señora Amparo! Usted una vez me dijo que la Señora Amparo no aguantaría si supiera la verdad de su hijo ¿¡A caso no tiene misericordia!?

Isabel miro detrás de Jacques y noto como Guadalupe venia con la cabeza agachada hacia ella, Jacques lo noto y resoplo.



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Editado: 12.03.2018

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