Prólogo
Y escribiré cartas para ella, aunque no me lea porque en el último instante de mi vida quiero que sea ella en lo único que piense. Me gusta amarla de lejos, en silencio, hablar de ella sin que lo sepa, hablar de sus ojos y su sonrisa, como aquellos gestos me hicieron amarla, hacer poesía con su rostro y escritos de su alma, la amo tanto y no importa si un día ella me deja de amar.
"Querida N,
Conozco un lugar que es sano, seguro, en donde estaremos a salvo, no necesitaremos escondernos más y el miedo ya no tiene sentido, conozco un lugar en donde no necesitamos despedirnos y amar a una mujer no está prohibido. ¿Qué pasa con este lugar? ¿Con este mundo? La sociedad aún no está lista para entenderlo, los ignoraremos y huiremos lejos, vamos a estar bien te lo prometo, no voy a dejar que nadie nunca te haga daño.
Podemos buscar cascadas, flores, paisajes, podemos buscar un lago, o simplemente hablar de aquello que ahora no se nos está permitido, hasta que el viento fije un rumbo distinto, hasta que el mar deje de arrastrar olas que nos lleven a la orilla, hasta que la luna deje de amar al sol y hasta que mi alma y la tuya dejen de ser una sola.
Solo acuéstate junto a mí, en mi pecho, como prefieras, pon tu mano sobre la mía, mientras reproducimos aquel playlist que habla sobre nuestra vida y nuestra historia, mientras nos contamos como fue que todo empezó, como me enamore de ti y como me cuentas que fue mi estupidez la que te volvió loca. Porque la libertad no es una cosa, una facultad, estado o una condición, la libertad es una persona y la mía tiene ojos marrones, mi libertad tiene escrita tu nombre.
Quédate un rato más, en aquel lugar, en el paraíso, en tu sonrisa, en tus caricias en forma de palabras, en ti, en mí y en ambas, porque no tenemos mucho tiempo, hasta que decidamos ponerle un punto final y dejen de ser solo comas, hasta que podamos decir “hasta luego” e incluso después del “adiós”, podemos vivir en este sueño encantador, este que será mi realidad.
Conozco un lugar que ahora ya no tiene rastro de nosotras, de lo que alguna vez fuimos y de lo que alguna vez quisimos ser, el café de la mañana ahora esta frío y el sentarse en el sofá me parece tan frio, cuando la manta ya no nos cubre a ambas, cuando ese lugar en que éramos juntas se siente demasiado extraño, todo es ahora un simple pensamiento perdido en algún lugar de mi estropeado corazón. Así que no me digas que está mal y aunque sea solo un sueño, quédate conmigo.
- Siempre tuya, M”
Editado: 10.01.2022