Lluvia de Fuego: La Era del Fuego 1

Capítulo 19: Fuego y Ceniza

I-II

Una furiosa ráfaga de viento, polvo y destrucción se escuchaba por todas partes, acompañada de explosiones y repentinas sacudidas del suelo. Las lenguas de fuego devoraban todo en el exterior. Jack se levantó y sacudió su cabeza. Un mal olor se desprendía de todas partes. Hacía un calor terrible. Sentía la mitad inferior de su cuerpo mojada. Le dolía todo, especialmente el tobillo. Bueno, por lo menos estaba vivo.

Jack se había arrojado a una alcantarilla justo antes de que el fuego lo consumiera. Sus dos piernas recibieron todo el impacto. Al revisarse con el tacto, pudo confirmar que se había fracturado el tobillo izquierdo.

Se mantenía medio erguido, con sus manos apoyadas por detrás de su espalda mientras una capa de agua le cubría hasta los codos. El dolor era muy intenso, no podía mover su pie, ni siquiera su pierna. Pero eso no iba a impedirle salir de ahí... su esposa e hijo lo estarían esperando.

Se arrastró para salir del agua, hasta llegar a un borde más elevado y seco. Trató de observar la herida, pero la oscuridad era muy profunda, no podía ver nada. Intentó sentir con sus manos el área dañada, palpándola, imaginándola. Pudo notar la calidez de la sangre emanando y un pequeño borde sobresaliendo de su piel. Hueso. Apretó los labios y maldijo para sí mismo. Era peor de lo que esperaba.

Miró hacia arriba. Había un brillo rojizo en lo alto. Debían ser, por lo menos, doce metros de caída. A decir verdad, había tenido suerte.

La tierra aún vibraba y el calor comenzaba a sofocarlo. Se arrastró hasta que encontró un muro y se recostó, tratando de calmar su respiración agitada. Pensaba en su situación. Lina y Kail eran lo único que pasaba por su cabeza, pero para poder llegar a ellos, necesitaba centrarse.

«Concentrarse... concentrarse... ¡Eso es! —pensó». El extraño suceso del otro día, en el lago. Si realmente tenía algún extraño poder, este era el momento ideal para hacerlo salir. Cerró sus ojos, tratando de divisar su interior, pero no lo logró. La situación era todo, excepto relajante. Se sintió patético. Su familia podría necesitarlo ahora mismo, y él, se encontraba tirado en una alcantarilla, solo, sin poder moverse.

Intentó ponerse en pie, pero el dolor se lo impidió. Era insoportable. Sin embargo, imaginar a Lina y a Kail siendo consumidos por las llamas, era aún peor. Juntó valor, apoyó su pie sano en el suelo y, recargando su cuerpo contra la pared, se levantó. Lento, fue dando dolorosos saltos para moverse. Cada salto provocaba que su pie fracturado se balanceara, dándole punzadas de dolor a cada momento.

Con lágrimas en los ojos, continuó. No sabía si el adentrarse en los túneles sería la mejor idea, pero no le quedaba opción. Siguió andando, apoyándose en la pared, alejándose de las escaleras. Tras unos metros, escuchó pisadas en el agua, acompañadas de un sollozo que hacía eco por el lugar. Jack se detuvo y aguzó el oído.

—¿Quién está ahí? —preguntó.

Guardó silencio, esperando su respuesta.

—¡¿Doctor Relem?! Doctor Relem, ¿es usted?

Escuchó una voz femenina, no muy lejos de donde él estaba. Hizo los ojos pequeños para tratar de ver mejor en la oscuridad. Su visión ya comenzaba a acostumbrarse, pero, aun así, sólo logró ver una silueta acercándose.

—Zenna, ¿eres tú? —dijo Jack. La voz le resultaba familiar.

—¡S-sí, soy yo! ¿En dónde está? No puedo verlo —decía la chica, desesperada.

—Pégate a la pared. Síguela hasta mi voz —respondió él.

Escuchó los pasos de su alumna salpicando agua. Hubo un breve silencio, seguido del sonido que hace la ropa cuando se arrastra contra un muro y, de pronto, un repentino abrazo le hizo trastabillar. Apretó los dientes. El hueso de su tobillo acababa de rozar el suelo. Zenna estaba temblando, no lo soltaba, lo abrazaba con fuerza.

—¡Doctor! ¡No pude hacer nada! ¡Todo ocurrió tan rápido! El... el... el laboratorio cayó. Y luego el... el... el volcán. Y Niel, profesor... ¡Niel está muerto! —dijo la chica, llorando aún más fuerte.

Su eco resonó por las paredes del túnel, alejándose, llevándose la comprensión de Jack. La información le llegó tan repentinamente, que le costó algunos segundos asimilarla.

—¿Q-qué dices Zenna? ¿Niel, qué? Tranquilízate un poco. ¿Qué ha pasado? —dijo Jack, abrazando a Zenna con más fuerza al notar su estado.




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