Tres años antes
Hoy era un día muy tranquilo. Mamá siempre salía temprano de casa para ir al mercado, Cesar muchas veces la acompañaba, hoy no pudo porque se fue de viaje.
Adoraba estar sola en casa. También tenía muchas ganas de vivir sola. Adoraba a mamá pero quería mi espacio, mi decoración. Pero solo tenía dieciocho, no hace mucho terminé la secundaria y todavía no sabía lo que quería hacer con mi vida, si tenía claro algo. Yo quería vivir de la música, la música es lo que quiero, pero tampoco las ofertas caen del cielo.
Lo único bueno era que no estaba sola, en los sentimientos que tenía, toda mi banda pensaba lo mismo, nosotros queremos a la música como vida. Pero también sabía que no podía hablar con él. Él quería que yo estudiara algo y tener un buen trabajo en el pueblo, pero como decirle que lo único bueno en ese pueblo era él. Si él no estuviera yo me hubiera ido antes.
Comencé a ordenar mi cuarto para dejar de pensar. Hoy tenía una cita a la noche con Damián, pero antes tenía ensayo y debía tener la casa acomodada ya que nadie venía hasta la tarde. Escuché que sonaba mi teléfono, fui a la cocina y contesté.
—Hola— No alcance a ver quien era, se me estaba cayendo la escoba para limpiar.
—Diana.
—¿Quien habla?
—Como que quien habla. Yo, Jack, tu mejor amigo desde que tienes memoria. Pensé que tener novio no cambiaba nada en nuestra relación— Suspiré tomando bien el teléfono, me lo quité de la oreja y vi que era Jack. El siempre tan exagerado.
—Jack. Estaba limpiando y no vi quien era. Deberías controlar tu drama querido amigo— Deje todo para sentarme y hablar con el.
—Jamás dejaré mi drama. Es quien soy. Además a Paris le gusta, no se a las chicas, pero que a ella le guste me alcanza. — Sonreí ante la confesión de mi amigo, mas enamorado de su novia no podía estar.
—Lo se. ¿Qué pasó que me llamabas?
-Si escucha. En una semana dijeron que iba a venir un chico de otro pueblo y algún busca talentos.
—¿De verdad?— Salte de la silla. No podía creer, casi nadie venía a nuestro pueblo a ver bandas, era muy pequeño y esto era una gran oportunidad.
—Si Diana, ya hable con Max y Skay y están dispuestos a faltar a sus compromisos para esa semana ensayar mucho más, es una gran oportunidad para nosotros. Pensamos en que podíamos cantar Blue.
—Si, si, Dios sí, cantemos Blue, por ahora es la única que termine. Dios, Jack, tal vez esta era la oportunidad que estábamos buscando.
—Si, aunque espero de verdad que no sea lejos. Si quedamos y nos dicen de irnos, no se si me voy Diana.
—No Jack, no pienses eso. Debe ser de otra ciudad, esa ciudad que está cerca, en donde Paris va hacer sus fotos. Debe ser esa, vas y vuelves— La ciudad que estaba a unos cien kilómetros, de seguro el caza talentos venía de Silvera.
—Si, tienes razón. Vivo adelantado ya lo sabes. Bueno Dia, te dejo tengo que ir a buscar a mamá al trabajo. Adiós.
—Adiós— Colgué y seguí con mis tareas de la casa. No me tomó mucho tiempo terminar y cocinarme algo ya que estaba sola. Le diría a Damián que venga a comer pero él estaba tratando de que le den más horas entrenando a los pequeños del pueblo.
Siempre quisimos vivir juntos. El también tenía muchas ganas de dejar la casa de sus padres. Sabíamos que teníamos tiempo pero nos pedían mucho para entrar en alguna casa del pueblo, sería muy bueno para nosotros. Sabíamos convivir muy bien, no teníamos problema en eso, éramos bastante parecidos en esos sentidos.
Pasé la tarde pensando en lo que me había dicho mi mejor amigo. Quería más, más que la casa. Mamá de pequeña me dijo que mis deseos alguna vez me iban a ahogarme. Me parecía muy tonto y ahora también. No tenía nada de malo soñar. Yo quería más. Quería vivir de la música, no me veo a mí dentro de dos años limpiando mesas o estudiando algo como todos quieren. Sé que detrás de mí hay sueños, pero si miro los sueños de todos, nunca podré mirar los míos y mis anhelos.
Pero no me tenía que preocupar, podía con todo.
Pasaron algunas horas hasta que decidí levantarme de la cama. Había hecho todo en casa y terminé cansada así que me fui a dormir. En unas horas me tenía que preparar para salir a cenar con Damián. Fui a darme una ducha que duró más de lo que había pensado. Me seque mi cabello negro que lo tenia bastante largo. Decidí aprovechar el largo de mi cabello y atarlo con trenzas que caían en ondas con mi pelo.
Sabía que las ondas no iban a durar mucho pero iba a estar sentada. Podía tener suerte esta noche. Me coloque el vestido rojo que había comprado hace un par de días para esta noche. Damián me había comentado que íbamos a ir a un restaurante de la ciudad, que la noche era importante. Aunque para él todas las noches que pasamos son todas importantes.
***
—Dios. Estas hermosa Diana— Damián tomó mi mano, me acerque a él y me hizo dar una vuelta sobre mi propio eje.
—Tu también estás muy hermoso, mi amor— Le acomode la corbata y lo bese. Luego de un beso corto, pero muy lindo tome su cara y le sonreí.
—¿Nos vamos?— Dije mientras estaba cerrando la puerta detrás mío. Mi familia ya había venido, yo le había avisado de mi cena con Damián lo cual no tenía que despedirme de nuevo.
—Vamos princesa. Te llevaré a un restaurante muy lindo en la ciudad. Ya tengo la reserva, espero que te guste.
—Si viene de ti, seguro me gusta— Damián me agarró de la cintura y me dio un beso en la cabeza. En algunas ocasiones era bueno ser más baja que él, amaba esos gestos que tenía. Nos subimos a su auto, él me ayudó a subir. Su padre le había prestado su deportivo negro y salimos para la ciudad.
—¿Cómo se llama el lugar?— Me acomode en el auto, me puse el cinturón de seguridad e hizo lo mismo. Encendió la radio y me dijo que era una sorpresa que solo disfrutara la noche. Hacía tiempo que no salíamos del pueblo a tomar aire. Amaba salir de acá muchas veces y Damián lo sabía.