AMAR DELVEY.
Con Mate entretenido en otras cosas me sentía sola, tal vez era porque nunca lo había estado, ese es el problema de acostumbrarte a algo, cuando no lo tienes se siente horrible.
Un día no tan importante como el otro del que hablaré más adelante caminaba con Mate y sus nuevos amigos, iba atrás como una colita de perro siguiendo su cuerpo, siendo arrastrada sin poder objetar, no me gustaba ir al campo, y aunque ya se lo había dicho siempre me convencía de ir, en ese momento la palabra "NO" en mi vocabulario no existía para Mate. Mientras iba caminando iba jugaba con el brazo de mi mochila mirando mis zapatos negros siendo arrastrados por el pasillo, pasaba por las puertas percibiendo pequeños resplandores causados por las ventanas en los salones, levante un poco mi mirada y un pequeño destello me dejo ver un rostro que no conocía, me detuve y sin girarme comencé a caminar de retroceso, me pare en la puerta y ahí lo ví, un chico delgado, cabello castaño claro de nariz respingada estaba limpiando el pizarrón , sentía un - Je ne sais quoi, un jamais vu -sentía que lo conocía pero no podía recordar de donde.
En el momento en que nuestras miradas se encontraron pude notar un peculiar lunar debajo de su labio inferior algo que me hacía pensar aún más que ya lo había visto pero no recordaba de donde. Nuestro intercambio de miradas fue interrumpido por la voz de Mate llamándome, salí corriendo hasta llegar donde él un poco confusa, me tomó de la mano y caminamos juntos, con cada paso que daba iba tratando de recordar dónde lo había visto..
En ese punto no le tome importancia a ese suceso, tal vez porque no lo merecía o porque después de eso pasó algo que me hizo olvidarme de todo, ese fatídico día que marcó mi presente, mi futuro, mi personalidad, la manera de enfrentar la vida, mi fisico, ese día que cambió todo de mi con solo un video:
Por haber estado viendo un maratón completo de masterchef me quede dormida y quien se suponía que era mi amigo se había olvidado de mi por venirse con sus amigos de segundo, era un idiota. Iba sacudiendo mi pie tratando de sacar una pequeña piedra que se había metido en mi zapato y me iba molestando desde que salí de casa. Entre al instituto y camine por el enorme pasillo sintiendo una sensación extraña, al principio lo único que podía pensar era que me habían visto sacudir mi pie de forma graciosa y que eso había llamado su atención, deje de hacerlo y camine de manera natural ignorando la molestia en mi talón. Seguí caminando pero las miradas no se detenían y cuando mire a unas chicas susurrar por un breve instante me sentí como mi madre, la misma manera en cómo la veían a ella, los mismos susurros burlescos, la misma presión social que sentía de pequeña cuando caminaba con ella pero; ¿A qué se debía?hace mucho tiempo Mate me había dicho que era por envidia pero esas no eran miradas de envidia, era algo más.
Mi respiración se comenzó agitar y la presión en mi era insoportable..
—Niñita tonta —escuche detrás de mí una voz que conocía desde muy pequeña—.¿Qué tienes? —me pregunto pero no con interés en mi bienestar, no; en su mirada había algo más.
—Liam —pronuncie con dificultad—.¿Qué sucede? —me sentía desesperada. Ese día descubrí mi otra enfermedad: fobia social.
Soltó una pequeña risilla—.¿Aún no lo sabes? —miró a sus amigos los cuales también rieron.
—¿Saber que? —estaba tan confundida.
—Aún no sabes que la limpia baños de tu ma....
—¡CALLATE LIAM! —se escuchó un gritó a unos metros de nosotros. Se acercó a él y lo tomó de la camisa—.Si le dices algo te mataré —lo amenazó estrellando su espalda contra la pared.
Si de por sí toda la situación era extraña lo era aún más ver a Mate un chico que nunca se defendió de insultos por más ofensivos que fueran, que nunca se defendió contra ataques constantes estuviera tomando del cuello al chico que se había convertido en su verdugo toda su vida, no lo reconocía, no me reconocía, no sabía que sucedía solo podía sentir las miradas de todos sobre mi haciéndome entrar en pánico.
—Mate —lo jale del brazo—.Déjalo —pedí con desesperación.
Me miró de reojo volviendo su mirada a Lima que en vez de sentir temor se miraba como si disfrutara de la situación—.Te lo advierto Liam, déjala en paz —concluyó tomándome del brazo saliendo del grupo de gente sin dirección alguna.
Conforme caminaba apretaba más mi brazo—.Mate —susurre con dolor—.Mate suéltame —pedí intentando safarme—.¡Mateo! —grite obteniendo finalmente mi libertad—.¿Qué sucede? —pregunté sobando mi brazo.
Se acercó nuevamente a mi tomándome de los brazos como solía hacerlo cuando me pedía algo importante—.No te acerques a Liam, si te habla y yo no estoy sal corriendo, no lo escuches.
No podía ver mi rostro pero podía imaginar la cara confusa que tenía. Sacudí mi cabeza y di un paso atrás soltandome de su agarre—.¿Qué? —era la pregunta más corta de todas las que tenía.
—Solo escuchame Amar —exigió—.Solo escuchame a mi por favor —me abrazo.
No tenía nada claro, aún pensaba en las miradas de todos, la oración sin terminar de Liam, la petición desesperada de Mate, mi cabeza dolía y no era por saltarme una alarma—.Está bien —respondí correspondiendo su abrazo, aunque no entendiera confiaba en él más que en mi vida.