Todo comienza en una pequeña choza, en un lugar muy apartado, en un pueblo abandonado, en el Reino de Goathemala, allí vivía el jóven: Louis, una noche, salió a observar la luna, a su alrededor solo había árboles, la casa de Louis era la única de por allí.
Todas las noches salía de su choza, caminaba hasta llegar a su lugar preferido: un tronco en medio del bosque. Era su lugar secreto, para meditar, observar los misterios de la luna y poder pensar tranquilamente, esa era su rutina.
Su padre le contaba leyendas sobre ese bosque, las cuales le contaba el padre de su padre. Se cuenta que, en el siglo XVII, en ese territorio las brujas realizaban sus encantamientos, cambiaban de forma, realizaban sus rituales, hasta que la Santa Inquisición acabó con ellas: a unas ahorcándolas y a otras quemándolas en leña verde. Desde el año 1,750 las personas fueron deshabitando ese lugar, porque los niños desaparecían y ya nunca se volvía a saber de ellos, pasaban cosas muy extrañas, cosas sobrenaturales, la única casa que ha quedado en ese pueblo, es la de Louis Thomson.
Una noche, caminando, tropezó con un objeto, un objeto extraño, se agachó a levantarlo, lo limpió ya que estaba cubierto de tierra y se dio cuenta que era un espejo, un espejo muy bello, lo tomó, se lo llevó a su casa y lo colocó en su habitación.
Dos días después, a las dos y cincuenta y cinco de la madrugada (2:55 am), Louis ya estaba listo para dormir, se acostó, cerró los ojos intentando dormir, minutos después, él sintió como que alguien lo estaba observando en seguida abrió los ojos, no había nadie, solo una oscuridad profunda, observó su reloj, ya eran las tres de la madrugada (3:00 am), en seguida sintió un gran frío, un frío que nunca en su vida había sentido, y un olor putrefacto, se volvió a recostrar en su cama e intentó dormir.
Al despertar, notó algo muy raro, el espejo ya no estaba en el mismo lugar donde él lo había colocado, le fue a preguntar a su padre si él lo había movido, pero él respondió que no, Louis no comprendía cómo su espejo se había movido de lugar. En la tarde ya había olvidado lo sucedido, hizo sus labores diarias, al anochecer fue a su lugar favorito a observar la luna, luego regresó a su casa y fue directo a su habitación, cuando entró, vio algo muy extraño, algo estaba distinto, vio el espejo que había desaparecido y tenía escrito el número once dos puntos y otra vez once (11:11) lo habían escrito con carbón, era algo muy extraño porque no había una mina cerca de por donde él vivía, limpió esa marca, y se sentó a pensar:
— ¿Quién habrá puesto ese número en el espejo?, Y ¿Por qué con carbón?, ¿Qué significará ese número?
Todas esas preguntas no lo dejaban dormir, se preguntaba una y otra vez, pero no encontraba las respuestas, no encontraba una explicación por lo sucedido, se puso a observar el espejo, cuando de repente vio el reflejo de una sombra que estaba en su cuarto, asustado volteó a ver pero no había nada ni nadie, volteó al espejo, esa sombra seguía allí, entonces se acercó, y permaneció largo rato, dudando, sobre ¿Qué era esa imagen?, intentó limpiarla pero no funcionó, esa sombra seguía allí, pero lo extraño era que él volteaba y no había nada detrás de él, siguió viendo esa silueta, cuando de repente se empezó a mover, se empezó a alejar, él se hizo para atrás asustado, al no comprender ¿Qué estaba pasando?, vio su reloj, ya eran las tres de la madrugada (3:00 am), una hora muy peculiar, porque a esa hora, todos los días pasaba algo muy extraño, ya hacía tres días desde que encontró ese misterioso espejo, ese espejo maldito, entonces prefirió mejor ir a dormir.
En la mañana, Louis se levantó agitado y con un gran dolor de cabeza, estaba sudando demasiado, estaba asustado y no sabía el motivo, se levantó, se acercó al espejo, lo tomó de la pared en donde estaba, y lo sacó de su habitación.
Fue al bosque y lo fue a enterrar muy lejos para que nadie nunca lo encontrara, luego fue a hacer sus tareas, hizo su rutina de ir al bosque al anochecer, fue a su habitación, entró y vio la pared donde estaba el espejo, al ver que no estaba se sintió tranquilo, se acostó a descansar.