Después del devastador accidente, Ryan Smith, el hermano menor del rey, se jadudico al trono. Lo peculiar de esta historia, es que ni él, ni su esposa Loren, con la que está casado hace seis años; y con la que tiene una hija llamada Amber, conocían. ¿Por qué?
Bueno, resulta que el rey, decidió mantener en secreto la identidad de la niña.
¿Puedes imaginar lo intrigante que resulta esta situación?
Nadie se atrevió a cuestionar la decisión del rey, a pesar de lo extraña que era.
Seguramente te estarás preguntando: qué sucedió con la princesa en el accidente...
Cuando el abrupto vuelco del automóvil sacudió el aire con fuerza, la niña, de apenas cinco años, fue expulsada con violencia hacia adelante. El cinturón de seguridad, descuidadamente abrochado, no fue capaz de mantenerla sujeta, y su cuerpo menudo se estrelló contra uno de los cristales con un impacto ensordecedor. El vidrio se rompió en mil pedazos, y ella fue arrojada implacablemente hacia afuera del vehículo, volando en el aire como una frágil mariposa desamparada, hasta que finalmente aterrizó de espaldas sobre el asfalto áspero y despiadado.
La situación era desgarradora para sus padres. El rostro del rey, con su barba entrecana, estaba bañado en sangre debido al violento golpe del manubrio contra su frente, ya que el airbag se negó a desplegarse a tiempo. Su mirada, llena de angustia, buscaba desesperadamente a su pequeña hija, pero sus heridas hacían que cada movimiento fuera un tormento.
La reina, una mujer de elegante figura y ojos azules intensos, había chocado frontalmente contra el parabrisas. El vidrio se había fragmentado en un sinfín de trozos afilados que ahora se incrustaban en su piel, haciéndola parecer una prisionera del cristal. Cada respiración se convertía en un tormento, y la pérdida masiva de sangre comenzaba a debilitarla rápidamente.
Desde donde yacía, la pequeña era testigo impotente de la lenta agonía de sus padres. Sus ojos vidriosos se llenaron de lágrimas mientras intentaba abrir desesperadamente la puerta del automóvil, aunque sus fuerzas eran tan minúsculas como su cuerpo. Gritó con todas sus fuerzas, implorando ayuda al mundo, pero solo el silencio le respondió. Entre sollozos entrecortados, les prometió que volvería con auxilio.
Impulsada por una valentía inaudita para su corta edad, se levantó del suelo bañado en jirones de vidrio y sangre. Sus diminutas manos temblaban de dolor mientras se levantaba, y a pesar del agotamiento que la invadía, comenzó a caminar con determinación. Cada paso le arrancaba gemidos, pero ella ignoraba el sufrimiento y se aferraba a su única misión: buscar ayuda a cualquier precio.
Las lágrimas continuaban rodando incesantes por sus mejillas, mezclándose con los rastros de carmín que manchaban su rostro pálido. Su determinación crecía a medida que avanzaba, envuelta en una bruma de dolor y esperanza. Kilómetro tras kilómetro, sus fuerzas comenzaron a flaquear, y la adrenalina que la había sostenido comenzó a ceder, dejándola exhausta y mareada. Casi a punto de ceder al cansancio y desvanecerse, sus ojos nublados se posaron en un automóvil que se detenía delicadamente a su lado.
Una pareja joven emergió del vehículo, conmocionada ante la escena que tenían frente a ellos. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al contemplar la gravedad de las heridas de la niña. Aunque ella temblaba del dolor, logró articular una única frase en un susurro lastimero pero decidido:
― Ayúdenme... por favor.
Y entonces se desmayó, en ese instante la pareja la recogió y la llevó de urgencia al hospital más cercano. Allí, los médicos, la atendieron de inmediato, mientras intentaban obtener alguna información sobre su identidad. La pareja informó que antes de perder el conocimiento ella no pudo proporcionar ningún dato. Se esperaba que al recobrar la consciencia se enclareciera lo que le había pasado, no obstante, La pequeña, había perdido la memoria. Aunque se realizó una investigación exhaustiva, las autoridades, no encontraron ninguna pista sobre quién era ella, ni sobre su desaparición.
Mientras la pequeña se recuperaba, la pareja que la encontró, decidió adoptarla, brindándole una familia amorosa que la cuidó y crió como si fuese su propia hija.
Durante algún tiempo, la princesa, vivió una vida normal y feliz, sin sospechar que ocultaba un secreto que cambiaría todo el reino.
Sin embargo; llegaría el día, en que los recuerdos regresarián a ella, revelando todos los secretos que se escondian el reino. ¿Qué ocurrirá entonces? ¿Cómo afectarian a su vida, y al futuro del reino? Eso es algo que sólo el tiempo revelará.
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Editado: 21.03.2024