Tres meses después.
Los días pasaron luego del matrimonio, Amelia y Cristiano se fueron a vivir a una casa nueva, mi madre y yo seguimos en el departamento. La convivencia a sido horrible, ella piensa que yo soy su empleada y me obliga hacer todas las cosas. Las náuseas y vómitos son historia. Ahora comenzaron los antojos, gracias a Mary y Max cada uno a sido cumplido sin ellos no se que haría.
De Cristiano no he sabido mucho, sólo lo veo llegar a la Universidad y luego no lo veo en todo el día. Quizá así se a mucho mejor, aún que mi prima piensa que ya es tiempo de decirle lo del embarazo.
Mi vientre comienza a notarse cada vez más, he comenzado a usar poleras un poco más anchas de lo normal. Los pantalones ajustados ya no van conmigo.
Alison y su hermana son cosa del pasado o al menos eso creo, no he tenido problemas con ellas y espero que siga así.
Hoy es el segundo control con la ginecóloga, el primero fue cuando tenía 8 semanas de embarazo, Mary estuvo a mi lado. Cuando escuchamos su corazón lloramos juntas, era la cosita más pequeña que había visto en mi vida.
Ahora voy camino a la consulta, sola. Mary no podía faltar a la Universidad, y a Max no podía pedírselo aún que es un gran amigo siento que este no es su lugar, es el de alguien más. Alguien que no sabe que tendrá un hijo, alguien que está viviendo su vida de casado.
-Anabel Ferre.- dice la enferma.
-Aquí.- digo mientras levantó la mano.
-Hola, soy Carolina la nueva asistente de la doctora Francisca.
-Mucho gusto.-
Entramos a la sala y ella me da las instrucciones.
- en un momento estará aquí la doctora, acuéstate en la camilla baja un poco tu pantalón y sube la polera.
Hago lo que me dice, cuando me estiró en la camilla miró todo con atención.
-Hola Anabel ¿ como estas?.- dice la doctora mientras toma asiento.
-Muy bien gracias.
- como te has sentido, ¿ continúan las náuseas?.- pregunta mientras anota algunas cosas en el computador.
-No, todo bien sólo comenzaron los antojos.
-eso es genial, ahora sólo debes cuidarte bien. Te echaré un poco de gel en tu barriga y veremos que tal está este bebé.
-esta bien.- mientras ella comienza a mover el aparato sobre mi estómago miro la pantalla que esta en la pared.
- ahora si se nota que estas embarazada, tu barriga está creciendo mucho.
- ¿eso está bien?.- pregunto asustada.
-Por supuesto, es normal. Si miras la pantalla podemos ver que ya está totalmente formado, se pueden notar sus brazos y piernas. Hasta su nariz.
-Si, esta hermoso, ¿ya podemos saber que es?.
- aún es muy pronto, pero lo intentaré.- dice mientras sigue moviendo el aparato.
Mientras ella, sigue buscando la mejor posición para ver el sexo del bebé yo no dejo de mirar la pantalla, estoy completamente enamorada de lo que veo.
-es una niña.- dice la doctora.- no alcanza apreciarse muy bien, pero estoy casi segura que será una hermosa niña.
-una niña.- digo mientras lágrimas corren por mis mejillas.- Gracias.
-esta todo muy bien con ella, ahora te daré algunas vitaminas y las indicaciones que debes seguir hasta el próximo control.
-Muchas gracias.
Recibo las indicaciones de la doctora, debo tomar las vitaminas para ayudar a fortalecer los huesitos de mi bebé, y seguir una dieta para no subir demasiado de peso.
Estoy muy feliz, me despido de ella y decido ir directo donde Mary para darle la noticia.
Cuando estoy saliendo de la consulta escucho como alguien me llama, miro hacía atrás y es cuando me doy cuenta.
-Hola Anabel.- dice mientras me abraza.
-Hola ¿ Que haces aquí?.- pregunto asustada.
-nada importante, vine por unos exámenes y tu. ¿Esta todo bien?.
-Si, si todo bien.- digo nerviosa.
-bueno debo irme, fue un gusto verte. Debo ir a buscar los papeles. - dice Matías mientras besa mi mejilla.
-Adiós, nos vemos. - camino directo a mi auto o prácticamente corro a el.
Espero que Matías no haya visto de donde salía.
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Cristiano.
Malditos meses que llevo y malditos los que quedan por estar aquí. Estos meses con Amelia han sido los peores de mi vida, ella sigue durmiendo en su propio cuarto y yo en el mío. No Pienso dormir en la misma cama que ella jamás.
Los días en la Universidad se hacen eternos, mi padre no me deja en paz, mi tarea en la empresa ya no es la misma. Ahora debo estar pendiente de todos los movimientos que haga o al más mínimo error mi padre me despedirá.
Mi teléfono suena y me debato si contestar o no. Miro el identificador y me doy cuenta que es Matías.
-Hay hermano pensé que no responderías.- dice.
-Hola, casi no lo hago.
-¿Tu padre ya te tiene exhausto?.
-Más que eso, estoy a punto de sacarme la cabeza.
-ahora lo harás con mayor razón.
-¿Que pasó?.- digo mientras cierro la laptop.
-Hoy me topé con Anabel en el hospital.
-¿Esta bien? Le paso algo.- pregunto alterado.
-Si, y si.- estúpido Matías, siempre dándole vueltas a las cosas.
-Habla de una vez.
-ok, escucha con atención. Yo estaba con la enfermera, fui a buscar los exámenes de mi hermana cuando la vi salir de la consulta de la ginecóloga.
-¿y que hacía ahí?.- pregunto mientras pienso.
-Me dejas terminar, bien pues lo mismo me pregunté yo, y como sabes tengo mi encanto así que luego que ella se fue le pregunté a la enfermera que estaba conmigo que para que las mujeres iban ahí. Pues bien dijo que podía ser varias cosas, una infección, para comenzar con los antico no se que, y por un embarazo.
-anticonceptivos idiota.- digo riendo.
-Si como sea, ahora presta atención. Como sabes mi amiga Carolina trabaja aquí y como obra del destino trabaja como asistente de la ginecóloga. Pues me acerqué a ella y comencé a coquetear hasta que soltó la sopa.
-¿y?
-No vas a creer lo que descubrí.
-Matías si no hablas de una vez iré hasta allá y te cortare la cabeza. Habla de una puta vez.
-Anabel esta embarazada.- dice rápido.
-¿Que?...- pregunto gritando.
-lo que escuchaste, esta embarazada hoy supo el sexo del bebé. Por lo que dijo Carolina tiene un poco más de tres meses. Y será niña.
mi mente comienza a trabajar a mil por horas, embarazada un poco más de tres meses, una niña.
Los engranajes de mi cerebro comienza hacer conexión, yo fui su primer hombre, no tiene novio.
Seré papá, Anabel espera un hijo mío.
-estas ahí, Cristiano. Me estas asustando viejo, dime que no es lo que estoy pensado.- dice Matías volviéndome a la realidad.
-Creo que si, Matías seré papá.- digo mientras una lágrima corre por mis ojos. Cuelgo el teléfono y me pongo de pie. Me importa una mierda el trabajo, necesito buscar a Anabel.