Capítulo: 5

Alyssa
Definitivamente se volvió loco, claro que no sabe quién soy yo, pero le haré la vida imposible y aunque esos resultados salgan positivos él jamás tendrá la custodia de la niña, yo me encargaré de eso, miro la habitación en la que me ha dejado y respiro profundo, abro una ventana, pero al mirar hacia abajo decido que salir por ella no es una buena idea, no pienso romperme un hueso por culpa de ese idiota o herir mi perfecta piel, además, Carlos me buscará y encontrará, de eso estoy segura

— Ya más calmada? — el idiota entra por la puerta luego de dejarme varias horas aquí encerrada, parece feliz y complacido

— Malnacido— digo y de un manotazo lanzo al suelo la bandeja con comida que traía— vas a pagar por esto, aún no sabes con quién te has metido

— al parecer alguien se quedará sin cenar hoy— dice mirando la comida en el suelo, yo ruedo los ojos— eres muy malcriada señorita

— déjame salir o juro que te demandaré por secuestro e irás a la cárcel— lo amenazo, él comienza a reír sin importarle nada

— hagamos las cosas fáciles Alyssa, quédate aquí en mi casa, tranquila, sin hacer tonterías hasta que salga la prueba de ADN, lo único que quiero es que tu no interfieras en esas pruebas

— No me quedaré en tu casa, estás loco, respirar el mismo aire que tú me da alergia

— entonces tendré que dejarte aquí encerrada porque no te dejaré ir, descuida, cuidaré muy bien de Samy, después de todo ella es mi hija, eso puedo sentirlo, hasta ya le estoy preparando un cuarto lleno de juguetes

— Me van a buscar y cuando me encuentren tu irás a la cárcel por secuestro

— Hablas de un tal Carlos? —él mueve su mano quitándole importancia al asunto— me tomé el atrevimiento de responder sus mensajes y ahora cree que estás en alguna casa con Samy y que necesitas estar sola para

— él nunca va a creer esa tontería 

— descuida, puse los te amo y los cuídate que cada mensaje de amor lleva, tu Carlos, ese idiota se lo creyó, al parecer no es la primera vez que te alejas por un tiempo— explica y claro que se lo creyó, aveces me tomo mi tiempo a solas, lejos de todos para escribir, y Carlos ya está acostumbrado a eso, maldición.

— Te voy a matar viejo infeliz — grito y me abalanzo sobre él, lo golpeo en el rostro, me quedo estupefacta cuando este retrocede con su mano en la nariz, luego viene hacia mí y es rápido y fuerte porque en segundos me lanza sobre la cama y me inmoviliza bajo él, en ese momento veo que tiene sangre en la nariz, pero se lo merece y no siento nada de lástima por él

— Me has golpeado demasiado, debería castigarte por eso niñita malcriada— expresa muy cerca de mi rostro— además, me has llamado viejo y eso no lo perdono— con una de sus manos me sujeta las mías y su otra mano va a su nariz

— Te lo merecías viejo arrogante— él ríe, luego mira la mano que se había llevado a la nariz . 

— Diablos— dice molesto y acerca su boca a mi oído — dime Alyssa, cómo debo castigarte por lo que acabas de hacer?— yo no respondo, imposible hacerlo cuando muerde el lóbulo de mi oreja, me estremezco por completo, pero en ese momento él se relaja un poco y yo golpeo su entrepierna con todas mis fuerzas y sin contemplaciones

— Hija de— Damián cae acostado en la cama, yo me levanto y salgo corriendo de la habitación, debo salir de esta casa, ese sujeto está loco

— Tía? — volteo al escuchar a Samy, ella viene con una mujer

— Samy, mi amor estás bien? — yo la abrazo fuerte, en ese momento Damián llega hasta nosotros, aún le sangra la nariz, cosa que me preocupa al ver tanta sangre, pero no siento lástima por el infeliz

— Papá qué pasó, estás bien? — ambos nos quedamos estupefactos al escuchar a la niña decir papá, podría jurar que hasta los ojos de Damián se llenaron de lágrimas y los míos deben de estar hechos una furia por lo molesta que estoy

— Me has llamado papá 

— lo siento, si te molesta, yo— la pequeña trata de disculparse, Damián entonces la abraza

— Me encanta, no dejes de llamarme así, por favor— él entonces se separa de la niña y me mira a mí — vuelves a la habitación, por las buenas o por las malas? 

— A mí nadie me dice que hacer, ridículo — suelto, él ríe y como la ves anterior me carga y me lleva hasta la habitación, me sorprende que lo haga sin ningún esfuerzo, dentro hay una chica limpiando la comida que tiré y él me deja con cuidado en el suelo 

— Alyssa yo solo quiero pasar tiempo con mi hija y

— Damián — un chico entra a la habitación, me mira indiscretamente hasta el punto de molestarme

— Ahora no Darío, estoy ocupado

— Es importante, acaban de robar en una de las joyerías— le informa el chico sin dejar de mirarme, Damián entonces lo mira

— Cómo dices? ¿Qué se han llevado? 

— Vamos Damián, lo verás tu mismo

— Aún no acabamos— me dice este señalándome con el dedo y vuelve a dejarme encerrada.

No sé cuanto tiempo pasa, pero cuando oscurece me quedo dormida en la cama, no puedo negar que es cómoda, despierto cuando alguien entra a la habitación, rápido me siento y me sorprende ver al mismo chico de antes ahí, es de noche aún o eso creo y no entiendo qué hace aquí.

— Hola Alyssa, Damián te envía ropa— dice dejando unas bolsas en la cama— te encuentras bien? 

— Claro que no, estoy secuestrada, qué no ves? — el chico ríe, pero no deja de mirarme, cosa que me molesta hasta el punto de recordar las fotos y las notas que alguien me envía.

— Pronto alguien te traerá comida, ya que no quisiste cenar, disculpa a mi hermano

— Qué hora es? 

— Las 5 de la mañana— responde mirando el reloj que traía y sale de la habitación, me levanto a mirar la ropa, viejo estúpido, lo único que envió fueron camisas, supongo que de él, aunque eso no me detiene para ir a ducharme. No sé cuanto tiempo paso bajo la ducha, pero me envuelvo en una toalla para salir, cuando abro la puerta el olor a humo inunda mis fosas nasales, quedo de piedra al ver la escena frente a mí, hay fuego por toda la habitación, rápido cierro la puerta, pero el humo ya está entrando al baño, comienzo a gritar con la esperanza de que alguien me escuche, cosa que parece no suceder, ya que el fuego continúa avanzando y el humo llenándolo todo, me siento en el suelo del baño abrazada a mis piernas sin saber qué hacer y sintiendo cada vez más que no puedo respirar.