Lo mejor de nosotros...

5–Gh y G11 toman una decisión inesperada…

Vivir cerca de una estrella de neutrones nuca le pareció divertido, pero tampoco se sentía mal por eso. Gh.X era un robot que se dedicaba a la minería espacial. Su trabajo era complicado y tedioso, sin embargo; él había sido programado para eso. Su comunidad estaba bien distribuida por más de treinta sistemas solares y pertenecían a la Inteligencia Artificial 48.X. Los 48 eran robots bastantes fuertes, estaban aptos para los trabajos más rigurosos. Sus cuerpos eran como cajas metálicas con piernas y brazos, no poseían cabeza, y a veces recogían sus extremidades y volaban como si fueran drones. Se caracterizaban por no ser comunicativos, pero en los negocios eran muy parlanchines. Gh no era más que un esclavo, pero él sentía que su vida tenía un propósito. No tenía tiempo libre, sólo unas pocas horas para recargar las baterías. –Pásame el taladro eléctrico–le dijo Gh a uno de sus compañeros metálicos. Esa mañana su pequeño equipo de trabajo tenía mucho por hacer, la esfera elíptica que succionaba la energía de la estrella estaba demasiado vieja y desgastada, y la IA que los dirigía y controlaba se estaba volviendo cada día que pasaba más loca y obsoleta. –¿Qué haremos cuándo 48.X ya no exista? –le preguntó el robot que le dio el taladro. –No lo sé, creo que morir también…–Gh no estaba para pensar mucho en las preguntas que le hacía su compañero de trabajo. –No quiero morir…–mientras su compañero metálico hablaba Gh estaba trabajando y haciendo un ruido terrible con el taladro. –Entonces trabaja, G11, trabaja, porque si no te aseguro que vamos a morir antes de lo previsto. G11 era un poeta romántico, y uno de los mejores hackers que Gh conocía, pero en ocasiones resultaba demasiado extravagante para ser un robot. A veces se comentaba que G11 se había dado al golpe tan fuerte al nacer que le alteró el voltaje, y por eso estaba medio chiflado. –Tráeme mi caja de herramientas–Gh ese día era el jefe de su reducido equipo de trabajo, G11 era el suplente, si a Gh le pasaba algo él tenía que sustituirlo. –Aquí está–le dijo G11 con su alegría característica. –Pregúntale a Gx si puede venir acá un momento–le dijo Gh al poeta romántico. La esfera elíptica que cubría la estrella de neutrones se estaba cayendo a pedazos, la propia estrella de neutrones estaba a punto de desaparecer junto con la estructura que la envolvía. Gx era el robot que más conocimientos poseía en lo referente al mantenimiento y construcción de esferas elípticas. –Esto se nos escapa de nuestras posibilidades, Gx, cada día que pasa se desmorona un sector entero de la esfera, creo que…–Gh estaba bastante preocupado por el estado de la esfera elíptica. –Las ordenes que recibimos fueron claras, Gh, tenemos que estar aquí hasta que desaparezca ésta estructura. –Por mucho que yo respete las órdenes, creo que esas órdenes que debemos cumplir son disparatas… –Sí… yo opino lo mismo–dijo G11. –No tenemos autoridad para discutir las órdenes que 48.X nos envía…–Gx no parecía entender a sus compañeros de trabajo. –¿Somos libres de marcharnos de la esfera? –preguntó G11 con denotado interés. –No lo sé, no existe nada que se los impida… nunca ha pasado que… –Entonces nos marchamos, ¿verdad G11? –Gh nunca se había sentido tan osado como en ese momento en sus diez años de existencia. 



#2515 en Ciencia ficción

En el texto hay: ciencia ficcion

Editado: 27.03.2021

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