Lo nuestro

8

Es increíble. Está loco, primero me dice "te llevó "y al rato sé va.  Aquí estoy en medio de la noche en bragas y una camiseta toda mojada.

Me pusiera el jean, pero se me ha caído, al final y al cabo, se hizo realidad.
El perro lo arrastro y lo volvió a orinar, declarándolo su territorio y yo no iba a pelear con un perro. Me recuesto en el auto de Mat, quién todavía no ha salido de su gloriosa noche. 

Estoy a punto de maldecir la vida, cuándo escucho una moto cerca de mí.

Me volteo, y, no es más que el idiota de Ethan, con una sonrisa socarrona plantada en su rostro.

—¡Eres un cabrón!.-Le grito acercándome a él.

—Cuida tus palabras, niña, no vaya a ser, que nos escuche tu madre y te dé un regaño—Acaso se puede ser más idiota— solo fui a comprar cigarros—saca la caja de cigarros de su bolsillo de la chaqueta.

—Qué cuide mis palabras, eres cómo bipolar o qué—digo poniendo mis manos en mis caderas, arqueo una ceja.

—Solo quería unos cigarros—dice burlándose de mí—bien, y, tu pantalón—dice buscándolo con la mirada. Yo apuntó con mi dedo índice, al perro, quién sigue observándonos y encima de mi pantalón.

Ethan suelta una carcajada, yo lo fulmino con la mirada. Él deja de reír poco a poco. 

Que se note que él disfruta mi desgracia. 

Se quita su chaqueta y me la ofrece yo la tomo de mala gana. Subo a la moto, él se pone el casco, yo lo rodeo con mis brazos y este arranca.

La brisa fría de la noche soba mi cabello. Yo me aferro más a él, posando mi cabeza en mi espalda.

Notó que está no es la dirección a mi casa, sino, que estamos subiendo una colina.

Hay árboles grandes y sanos a los extremos de la calle, la luna y las estrellas ilumina la calle esto está muy solitario, es hermoso en cierto aspecto. Ethan aparca ya en un piso plano cubierto por el césped muy cuidado, noto que no hay ninguna casa ni nada, solo una madera gruesa cuadrada en medio del césped.

Bajó de la moto al igual que Ethan y miro a mi derecha y se ve las luces a lo lejos, es la ciudad iluminando la noche.

 Me acercó un poco y miro abajo, no hay nada, solo un precipicio, me alejo dos pasos, doy vuelta sobre mi propio eje. 

Miró a Ethan quién está en la madera, apoyado, sobré su codo derecho, una rodilla flexionada, la otra estirada mirando a la ciudad, perdido en sus pensamientos, expulsando humo de su boca. Lo miro extrañada. no sé por qué me ha traído aquí.

Yo caminó hacia él, y me siento a su lado, miró la ciudad.

—Por qué me has traído aquí.

—Por la tranquilidad.- se sienta en la madera.

—Ethan—murmuro. El me mira—Porque estamos aquí—digo, mis ojos se reencuentran con sus ojos grises.

—Es mi lugar, donde nadie está, solo la dulce compañía del silencio.

—Es precioso—Ethan asiente—¿Tiene nombre?.

—Nameless—pronuncia—es inglés, en español es: sin nombre—Yo asiento. Nameless, sin nombre en serio y la rara aquí soy yo.

—Y... entonces porque me has traído... después de todo es tuyo—digo. Porque no entendía.

Silencio....

—Por nada, no hay que tener una razon para todo.—Él se levanta y me ofrece la mano, yo se la acepto.

Al cabo de media hora más o menos llegamos a mi casa. Me bajo de la moto al igual que Ethan, y no había notado que mi teléfono no estaba, empiezo a buscarlo en mis bolsillos, pero recuerdo que no traigo pantalón.

—Buscas esto—dice Ethan con mi teléfono en sus manos.

—Sí—lo voy a tomar, pero Ethan hecha su mano en donde tiene mi teléfono hacia atrás. Yo vuelvo a tratar de tomarlo, qué no me había dado cuenta qué estaba tan cerca de su rostro. Nuestras narices se tocan al punto, de poder escuchar nuestras respiraciones. 

Yo le miro a los ojos. Él se acerca aún más a mi rostro y yo cierro los ojos, al esperar sentir sus labios, pero no es así. Abro los ojos y hay una sonrisa socarrona.

—Qué esperabas, qué te besará.

Mis mejillas arden de vergüenza—Por qué esperaría eso, solo estaba cerrando los ojos haber sí desaparecías. Pero aqui sigues.—El ríe.

—Sí, aja—él me da el teléfono se vuelve a subir a su moto—te puedes quedar con la chaqueta, y así cada vez que me extrañes, la abraces—antes de irse, me da una sonrisa. Yo ruedo los ojos, entró a casa, y mamá está dormida todo está oscuro. Mañana recibiré el sermón de mi vida por no haber avisado qué saldría.

Me doy una ducha, me pongo mis pijamas y le envió un texto a Marcus, que ya estoy en casa que Ethan me ha traído, ya son las cuatro de la mañana.

Esta noche siento que ha sido diferente. Ha sido increíble, excepto por el hecho que no traía pantalones. No tengo ni fuerzas para seguir pensando y caigo rendida en mi cama.

Ahí te voy sueñolandia.


 


INTSSIDE.

 




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