lo prohibido causa tentación

capítulo 3

Me apresuré y logre estar a la hora puntual en la puerta de la entrada, antes de que llegase él. Cuando apareció, mi cuerpo se aceleró, pero esta vez no había cabreo en esa sensación, más bien era algo diferente difícil de explicar. 

    Realmente se le veía atractivo, se había peinado, llevaba el flequillo hacia atrás, y bien sujeto, nada que ver con esas hondas que había llevado durante todo el día al llevarlo mojado por el agua de la piscina. También se había vestido más formal, ataviado en unas bermudas y en un polo, que le marcaban disimuladamente  los músculos de los brazos pero sin ser exagerado y que le resaltaba el tono de su piel, estaba aun más guapo. Ahora empezaba a entender la primera regla que me impuso la señora Walker, no debía fijarme ni ligar con Nicholas, era comprensible cualquier persona con ojos se fijaría en él, si algo estaba claro era que el chico era perfecto para dedicarse al modelaje, perfectamente podría desfilar en cualquier pasarela de las mejores marcas.    

    Con un simple vámonos se encaminó hacia el garaje que se encontraba en el otro lateral de la casa, y cuando vi lo que en su interior se encontraba, mis nervios volvieron a florecer, ahí dentro se encontraban verdaderas joyas, era un garaje inmenso donde habían aparcado al menos  diez coches y una parte en donde también se encontraban tres motos. 

    Ahí se encontraban los coches más caros que podían existir, pero entre ellos mis ojos se iluminaron ante un ford Torino azul como el de la película de Gran torino que me dejó sin aliento al recordar a mi padre alabar ese coche, y desear conducirlo cada vez que veíamos  esa película.

    —Veo que te gustan los antiguos, es el mismo que el de la película — dijo mirando en dirección hacia donde estaba yo con la vista fija y me sacó de mis pensamientos.— Si te soy sincero a mi es el que más me gusta,  me tienen prohibido conducirlo, creo que le tienen más aprecio a él que a mi.

    — A no, es que me había llamado la atención el caballito galopando, no sabia que había una marca con esa insignia, yo donde haya un buen ferrari  nuevo que se quiten los demás.—mentí pareciendo toda una niña malcriada.

    Su cara de asombro ante mi contestación, me reafirmó que había sonado como una pija sin cerebro. Si soy sincera no se porque lo hice, pero me bloqueó que me contase algo de su vida aunque fuese algo banal y simple.

    —Pues  no vas a tener suerte, iremos con el BMW .— se acercó hasta el deportivo gris metalizado biplaza y se subió y casi sin darme tiempo a poder montarme arranco el coche haciendo rugir el motor.

    Al llegar a lo que ellos llamaban Club,  que más bien se trataba de una discoteca  para pijos, eso si a pie de la playa, nos adentramos en su interior y accedimos sin esperar la larga cola que había en la entrada, hasta llegar a la sala principal, donde ya había un ambiente atronador. 

    Al parecer ya se encontraban en el interior del club  los amigos de Nicholas, ya que este se fue directo a lo que debía ser un reservado y saludó de forma general a todo el grupo. Yo no sabía si sentarme a su lado o por el contrario quedarme de pie o buscar otro lugar para no parecer una mosca cojonera. No me dio tiempo a reaccionar de repente un brazo se cruzó por mi espalda y me  llevó con el hacia uno de los sofás del reservado.

    —¿Nicholas no nos piensas presentar a tu preciosa prima?— se dirigió el muchacho a Nicholas que ya se encontraba acompañado por dos despampanantes mujeres.

    —Sois mayores para presentaros solos, no me toques los cojones y déjame en paz, intento divertirme.

    Mi mala cara debió no pasar desapercibida porque tanto él como otro chico mas se rieron. Pero tenía que aguantar y hacerme con ese grupo, así que era hora de desempolvar mis armas de mujer.

    —Soy Ariadna como ya sabéis inevitablemente soy prima de este insoportable, tengo 20 años y espero que me ayudéis a pasar el primer verano sin padres  ni reformatorios de mi vida.

    —Así se habla, yo soy Alex.— se levantó un chico que también había visto por la mañana en la piscina, señalando uno a uno fue diciendo sus nombres.— Y el que tienes pegado a ti es  Carl, no te fíes mucho de él o te llevará por el mal camino.

    —Vete a la mierda Alex.— Se apresuró a decir Carl aun sujetándome por la espalda.

    —Se cuidarme solita, no me asustan los malotes, es más me gusta el peligro.— Mi boca iba por libre, soltando perlas como lo que acababa de decir.

     Pero en ese momento me sentía segura y sentir la atención de los hombres no era algo tan habitual, y después del fiasco que tuve como relación en parte provocado por mi  no había estado con otro chico ni oportunidad de ello.

    —Pues deberías tenerme miedo preciosa.—Acercándose peligrosamente a mi cuello me susurro.—Puedo ser todo lo malo y peligroso que quieras.




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