Lo que callaron los faroles

Capítulo XI:Las cartas a nadie

 

Los documentos de Benjamín Yáñez no revelan ninguna información sobre el pasado de la familia Valladares, sin embargo, a raíz de los sucesos de los 90, varios periódicos locales y más adelante portales digitales, se dedicaron a recopilar datos que ayudarán a esclarecer los perturbadores acontecimiemtos.

                Poco después de la muerte de su esposo, Graciela comenzó a acechar los hospitales cada año en el mes de junio durante la el día, mientras que Dorotea se encargaba de las noches, tanta fue su insistencia  que varias mujeres de la alta sociedad, comenzaron a desplegar rumores de una supuesta ansiedad debido a un vientre estéril, la embarazadas comenzaron a temer que la señora , con su ama de llaves que la secundaba en todo, intentaran quitarles sus recién nacidos, y junio se convirtió en un mes fatídico para parir . Una de las tantas madrugadas en las que Dorotea durmió sobre un asiento plástico con estracto de penicilina, conoció a Esther Galván, tenía contracciones desde las 2 de la mañana y unos pocos centímetros de dilatación, había sido un embarazo de alto riesgo desde su concepción debido a las crisis asmáticas de la madre, con los primeros rayos del sol plateado por las lloviznas eléctricas del verano, apareció Graciela Valladares ante el llamado de su ama de llaves, los médicos decidieron intervenir quirúrjicamente para no arriesgar  la vida del bebé, Federico nació la mañana de un viernes 6 de junio del año 1986. Paula tenía 12 años y estaba sola, esperando con ansias el nacimiento de su hermano, Graciela se sentó a su lado y le dijo las últimas palabras que recordaría tiempo después, antes de que la sorprendiera la muerte en un oscuro  y desconocido sótano "Mírame bien niña, y recuérdame desde ahora y para siempre, podrás tomar diferentes rumbos , pero siempre me encontrarás al final del camino". No hubo charla, se quedaron sentadas cogidas de la mano y esperando noticias del recién nacido. Esther Galván quedó eternamente agradecida por la compañía que Graciela le brindó a su hija en aquellas angustiosas horas mientras el padre andaba a tropezones por el parque de los gorrines, donde se reunían los borrachos de Puerto Esperanza . Graciela  y Esther forjaron una amistad  con cimientos de agradecimiento y construida sobre las sagradas misas dominicales del padre Cristobal Mejía. Pocos días antes de morir, cuando Federico no había cumplido los dos años, Esther Galván pidió a su amiga que velara por el futuro de sus hijos, le tomó casi 10 años convencer a Paula de quedar bajo su amparo. Cuando por fin hubo llegado el día, un plan que había estado a la espera por más de 70 años comenzó fraguarse.

                 Federico se quedó por varios días acechando la menor oportunidad para repetir su hazaña, pero la séptima puerta del segundo piso redobló su seguridad desde el incidente de la semana anterior. No sería él quien descubriría el secreto de la habitación, tampoco Benjamín Yáñez, fue obra de la casualidad que Danilo Ponce tomara las llaves de su madre a escondidas y escudriñara cada una de las habitaciónes del segundo piso en busca de dinero para rise de farra con algunos amigos. Cuando revizó la vieja poltrona e introdujo la mano en el pequeño agujero sellado con cinta adhesiva, se dijo así mismo <<bingo>> pero se sentió decepcionado después de revelar que los supuesto billetes no eran más que un bulto de papeles escritos a mano y estrujados en el implacable seno del tiempo, por el formato de las escrituras captó instantáneamente que se trataba de cartas, sin sobre , destinatario o remitente. Las llevó a su habitación del primer piso para evitar que alguien lo viera cruzando la puerta prohibida, antes de leerlas las organizó por fechas, eran más de 100 folios, la primera databa de un día invernal por la década del 30 y esto es lo que decía

                   A quien pueda leerla:

             Mi hombre es Graciela Valladares, no debo tener más de  13 años y no se donde estoy o cuando fue la última vez que vi la luz del sol, tampoco se donde están mis padres, la última fecha que recuerdo es abril de 1931 cuando tenía 9 años, es invierno, pero seguramente estamos a finales de febrero o marzo porque huele a flores. Si alguien encuentra esta carta avise a las autoridades y dígale a mi familia que estoy bien y a mi nana Dorotea que la extraño.


 

<<¿De qué se trata esto?>> se preguntó Danilo. En ese momento entreó Dortea y las escondió rápidamente en el forro de su almohada.


 

En la gran mansión de la colina, los rumores sobre la desaparición de Sade y su padre no se hicieron esperar, Graciela con sus despóticos comentarios aseguró que todos los negros eran mal agradecidos, ante la mirada atónita de los inquilinos y la ama de llaves mestiza. Danilo estaba confundido, apenas cenó y decidió no salir con los amigos,«estoy indispuesto»-se excusó. Estuvo encerrado releyendo la desconcertante carta, no se atrevía a leer las demás. Por un momento, todos los temores de su infancia regresaron, el pánico que le provocaban los quejidos nocturnos y que el padre Crsitobal Mejía lo había convencido de que eran provocaciones demoníacas que no tenían fundamento para alguien bautizado como él, aquellas palabras que junto con los años en el extranjero y la madurez le habían ayudado a superar sus perennes angustias ahora se habían desvanecido abriendo paso a una nueva y horrible posibilidad, Danilo pensó que algo macabro podría estar ocurriendo en la mansión desde tiempos insospechables, el olor de azufre inundó la habitación y necesitó tomar una bocanada de brisa fresca bajo el almendro del patio. Estuvo con la mirada fija en los remotos destellos celestes toda la noche. Por una de esas extrañas conductas femeninas que cierran el corazón en tiempos prósperos y lo abren a las adversidades, Paula tomó asiento a su lado con la única intención de compartir el silencio, al menos eso dió a entender. Por fin la voz de Danilo irrumpió en la quietud  que los rodeaba «Tengo miedo, después de muchos años la sosobra me persigue otra vez, he intenado ignorar los extraños pasajes de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de nosotros en esta caja de muerto que llaman mansión, algo anda mal, quisiera marcharme y no regresar, pero mis raíces estan conectadas a este suelo, los recuerdos de mi niñéz, mi madre, mi madrina, el olor a especias de la cocina, la textura áspera de las paredes blancas, la amargura de este almendro, siento que si algo esta amenazando la paz de este lugar debo despojarlo de aquí, no podré vivir tranquilo, solo engañado, como los últimos ocho años. Si no le extraigo las entrañas a este misterio me perseguirá hasta volverme loco » Parecía que hablaba consigo mismo, hasta que Paula se decidió responder casi por cortesía, sin muchas palabras ni deseos, la voz le salió en forma de hilo, débil y llena de nudos que intentaba desamarrar tragando en seco, «Si las teorías de Mateo fueran paranóicas, más de uno en esta casa debe estar enloqueciendo, y eso si me preocupa, no creo en fantasmas ni misterios, pero si creo en la capacidad de la mente humana para afectarse a sí misma, si hay algo que está exaltando la imaginación de todos ustedes, entonces debemos descubrilo y eliminarlo, no porque me dedique a cazar fantastmas-explicó con aires de suficiencia- sinó porque no quiero sentirme  respondable por la debilitada salud emocional de las personas con que vivo», por primera vez en casi una hora de buscarse en vano con la mirada, Danilo encontró los impasibles ojos grises que lo observaban debajo de unas cejas moriscas como las de Federico, sintió que no había nadie más en quien pudiera confiar en ese momento y la tomó de la mano, atravezando el corredor de la cocina a las habitaciones del primer piso, se escondieron detrás de un cargado helecho y esperaron a que todos pasaran de largo para internarse en la puerta número dos de la planta baja. Paula estuvo a punto de comenzar a quejarse cuando el aprisionó las palabras con la palma de su mano derecha, la miró muy de cerca y dijo con la voz más baja de lo que normalmente se podría considerar un susurro «primero, si descubren que estás aquí estaremos en un grave problema y si dices que te he traído por la fuerza piensa a cual de los dos le va a creer mi madrina, segundo, lo que te voy a enseñar ni mi familia ni mi mejor amigo lo saben, te estoy dando un voto de confianza, así que no comiences a actuar impulsivamente como si me odiaras, es lo único que has hecho desde que nos conocimos» Paula lo miró torciendo los ojos y con los labios apretados, había demasiados malos entendios que los separaban, por fin Danilo comprendió en aquel gesto los muchos errores que había cometido y necesitaba reparar «Ya se que me comporté como un arrogante cuando nos conocimos, que llamé mascota al mocoso, quiero decir, a tu hermano- se corrigió a tiempo- que además demandé tu atención en tiempos difíciles como si yo fuera el único hombre sobre la tierra y que nunca más te he vuelto a dirigir la palabra, aunque eso ocurrió por razones ajenas a mi voluntad, por todo eso discúlpame, ahora quisiera que empezáramos a conocernos otra vez, nunca es demasiado tarde, se que puedo confiar en tí, lo intuyo, permíteme mostrarte lo que he encontrado, pero primero tienes que prometerme que quedará entre nosotros». Paula se disculpó por haberle escupido unos cuantos insultos en sus efímeros encuentros y le pudo más la curiosidad de saber lo que escondía Danilo Ponce que su orgullo resurcido cientos de veces a lo largo de su dura vida. Las cartas a nadie salieron de su escondite, varias horas más antiguas que antes, pero claras y concretas, cuidadosamente organizadas en orden cronológico. Leyeron la primera siguiendo las líneas con la vista, no hablaron. Paula abrió una segunda, con fehcha específica y algunos datos no expeustos en la anterior.



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En el texto hay: misterio, suspenso, paranormal

Editado: 29.06.2020

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